jueves, 25 de septiembre de 2014

Un asunto muy serio





La cosa viene de antiguo. Este tóxico, el lindano, fabricado por la empresa Inquinosa en Sabiñánigo en los años 70 y 80 del siglo XX, estaba depositado en el vertedero de Bailín (Huesca). Ahora resulta que está contaminado el río Gállego, la acequia de Violada y el canal de Monegros. Pero el consejero de Agricultura y Medio Ambiente Modesto Lobón, inexplicablemente, entiende que “no existe un problema de salud pública” cuando el pesticida se sabe que está presente en los pueblos de Ardisa, Piedratajada, Santa Eulalia (Huesca) y Villanueva de Gállego (Zaragoza). Ahí es nada lo del ojo y lo llevaba en la mano. Si Lobón entiende que no existe peligro para la sanidad pública, además de necio es un irresponsable. Al parecer, las tierras contaminadas y depositadas en el vertedero de Bailín fueron trasladadas a “otro lugar más seguro”, sin especificar dónde, y cuya  delicada operación de traslado terminó el pasado 17 de septiembre. Según Lobón, “este no es un problema de salud pública, sino medioambiental” y ha señalado que “haría falta consumir decenas de miles de litros” de agua para afectar al ser humano”. Debería decirle al consejero Lobón alguien con autoridad bastante que el hexaclorociclohexano, con fórmula molecular C6H6Cl6, llamado también lindano, es un insecticida organoclorado muy dañino tanto para el medio ambiente como para la salud humana y que fue excluido de la lista de sustancias activas autorizadas para el uso en productos de protección de plantas en 1991, que está designado como un producto químico CFP (Consentimiento Fundamentado Previo) y reglamentado por el Convenio de Róterdam junto a otros 47 plaguicidas. Y España fue uno de los países participantes que firmó el Acuerdo con fecha anterior a 2005. Modesto Lobón debería conocer como consejero del Gobierno de Aragón (y si lo desconoce su obligación es informarse  en las facultades de Química y de Medicina de la Universidad de Zaragoza), que las sintomatologías presentadas por intoxicación con lindano son: náusea, inquietud, dolor de cabeza, vómito, temblor, ataxia, convulsiones tónico-clónicas y cambios en las pautas del EEG (electroencefalograma). A un nivel de dosis de aproximadamente 1.0 mg/kg peso corpóreo, no induce envenenamiento, pero a un nivel de dosis de 15-17 mg/kg peso corpóreo dará lugar a síntomas de intoxicación grave. El asunto es muy serio. Tanto la Confederación Hidrográfica del Ebro (organismo autónomo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente) como la presidenta de la Diputación General de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, algo tendrían que decir sobre el problema existente, si se considera que 23 poblaciones aragonesas están utilizando agua de riego y de boca procedente del río Gállego, afluente del Ebro. Le recuerdo a Rudi, que curiosamente ayer mostraba en Sevilla las ventajas de invertir en Aragón, que las competencias sobre Sanidad están transferidas. Que cada palo aguante su vela.

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