miércoles, 29 de octubre de 2014

La corrupción que no cesa





Don Juan Carlos de Borbón pidió perdón por su operación de cadera tras su safari en Botsuana. Ayer Rajoy pedía perdón en el Senado por la corrupción existente dentro de su partido y por haber nombrado él a determinados corruptos.  Queda muy bien de cara a la galería, en este caso de cara al ciudadano harto, eso de la atrición y el propósito de enmienda, pero no es suficiente. Falta la satisfacción de obra y aquí nadie devuelve lo robado. El anterior rey abdicó con prisa inusitada pero sigue viviendo en La Zarzuela y gozando de casi todos los privilegios que le asigna el Estado a la Corona. ¿Alguien lo entiende? Rajoy, por otro lado, ni se plantea dimitir, a pesar del escandaloso incumplimiento de sus promesas electorales y de las “algarabías” existentes en el interior de su partido.  Por estos pagos ni se devuelve lo robado, ni se entra en la cárcel salvo excepciones ni se cesa a todos los corruptos, que ya son legión. Sólo se airean las fechorías de determinados chivos expiatorios que se apropian de lo ajeno “puenteando” al partido en un intento vano de salvar el tipo ante la molesta situación creada. ¿Alguien en su sano juicio entiende, por ejemplo, que pueda seguir en el Gobierno de España la ministra Ana Mato? Que el disfraz de enfermera del ébola sea la estrella de Hallowen es como para reflexionar. Y que Mato no se enterase de nada y fuese apartada del caso por Soraya Sáenz de Santamaría es como para echarse a temblar. A Rajoy, un tipo con suerte, le ha salido bien que se haya curado la auxiliar de enfermería de Becerreá. Pero podía haber salido mal. No se debe tentar a la suerte poniendo aviones al servicio de frailes moribundos cuando el Estado no financia la cura de la hepatitis C al considerar inasumible el alto precio del “sofosbuvir”, que el principio activo de la pastilla de “sovaldi”. Tampoco se debe confiar en que la economía de este país vaya mejor sólo por inercia, en función de cómo tire para adelante la economía del resto de Europa. El dontancredismo, o sea, esperar quieto en la mata por ver qué sucede por ahí afuera para recoger, si acaso, las migajas del banquete ajeno nos está llevando a una situación insostenible. Rajoy supone ahora que controlando RTVE se puede volver al viejo No-Do. Sólo falta dotar a las aldeas de nuevos teleclubes y hacer una reposición de “Crónicas de un pueblo”, como tantas veces se ha hecho ya con “Verano Azul”, pero adaptando los diálogos del  cartero, del alcalde, del cabo, del cura, del maestro y de los niños de la escuela de Puebla Nueva del Rey Sancho a los vaivenes del momento. Eso sí, todo muy costumbrista y edulcorado. En la serie anterior, la de Antonio Mercero con guión de Juan Farias, se enseñaba, de paso, el Fuero de los Españoles. Ahora, en una nueva serie, se puede poner en marcha, por ejemplo, el ventilador que echa la culpa de todos nuestros males a Zapatero y a  los españoles en general, por haber gastado por encima de nuestras posibilidades, que nos ha llevado a la crisis en la que nos sumimos y que estamos superando gracias al esfuerzo del adalid Rajoy. De hecho, ya se acaba de nombrar a José Antonio Álvarez Gundín (subdirector de La Razón) como director de informativos de TVE. La sombra de Lara es alargada. Su fiel escudero, Marhuenda, en quien éste tiene puestas todas sus complacencias, está omnipresente en todas las salsas.

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