lunes, 6 de octubre de 2014

¡Que siga la fiesta!




Hoy, lunes 6 de octubre, san Bruno,  podría invitar a la reflexión sobre un artículo de Jesús Cacho, en Vozpópuli, “De cómo el FROB se olvidó de los saqueadores de las Cajas”, pero no lo voy a hacer. Prefiero que los lectores que así lo deseen  lo lean en su integridad y puedan extraer sus propias conclusiones. La prensa comenta que el próximo día 12, Fiesta Nacional, Felipe VI presidirá su primera parada militar en calidad de Jefe del Estado. Bueno, y qué. Esos actos patrióticos, ¿a quién benefician? No tengo ni idea. Al español le interesan otras cosas con más médula. Zaragoza está en plenas ebullición de las fiestas pilaristas, las últimas para el alcalde Belloch en el cargo. Y yo me pregunto, ¿qué ciudad nos deja? Personalmente entiendo que deja una ciudad con mal olor, sucia, con paredes llenas de pintadas, con unos barrios degradados, con unos carriles-bici estrafalarios, con un “barquito” en el Ebro de viñeta de tebeo, con  un azud aguas abajo que no ha servido para nada útil, con una línea de tranvía que nadie sabe cómo se amortizará y con una deuda viva de la Exposición Internacional de 2008, que sólo duró tres meses, que a día de hoy que se acerca a los 700 millones de euros, según cuenta mi amigo Roberto Pérez en las páginas de Abc. “Hasta el momento presente -señala Roberto- el mejor cliente de la sociedad pública que gestiona el recinto, Expo Zaragoza Empresarial S.A., es la Administración. A falta de empresas privadas que compren o alquilen esos espacios, el Gobierno aragonés, desde el año 2010 dueño de esta sociedad con el 98% de sus acciones, se ha autoalquilado oficinas en ese recinto. Allí tienen su sede diversos organismos y entidades de la Administración autonómica, como la propia Corporación Empresarial Pública de Aragón”. (…) “El Ejecutivo autónomo ha tenido que seguir inyectando fondos para mantener a flote unas cuentas ruinosas en Expo Zaragoza Empresarial. Ahora lo hace pagando alquileres a su propia empresa pública. El más abultado, los 7,5 millones que abona al año por los edificios que acogen desde el año pasado la Ciudad de la Justicia, el complejo que ha centralizado los juzgados de la capital aragonesa”. Pues nada, ¡que siga la fiesta!

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