martes, 30 de diciembre de 2014

Asoman los brotes verdes





España se está convirtiendo en un país de servicios. Al final, todos seremos camareros, hosteleros, contorsionistas callejeros, o miembros de una tuna universitaria donde los tunos que las componen, el más joven ya rondando los cuarenta años, animarán bodas, bautizos, comuniones y otros eventos de parecido pelaje. El Gobierno de Castilla-León se está adelantando a los acontecimientos y ya ha fijado normas de obligado cumplimientos en todos los establecimientos hosteleros. Un decreto obliga a introducir cambios para la buena marcha del negocio. O sea, los restaurantes deberán tener expuestos en su fachada el número de tenedores (de 1 a 5). Los salones de banquetes serán de primera y de segunda (dos o una cuchara, respectivamente) y las cafeterías se identificarán con una o dos tazas. Sobre los bares no se dice nada en el nuevo decreto: serán de una sola categoría. Respecto a los restaurantes y bares, no obstante, podrán obtener una clasificación específica en función de su orientación hacia un determinado producto gastronómico. Y eso leo hoy en El Correo de Zamora:
“Los restaurantes de tercera categoría podrán ser también asador, mesón o restaurante-bodega y los bares, gastrobares. Para convertirse en asador el establecimiento deberá ofrecer comidas elaboradas principalmente a base de asados de carne, pescados, verduras o mariscos, disponer de horno de leña, parrilla o sistema similar y no precisarán tener el comedor independizado del resto del local. Esta última característica rige también para el mesón, que sin embargo, debe tener en la carta platos vinculados a la cocina tradicional de la zona donde esté ubicado y un dato llamativo, "el personal de servicio deberá estar uniformado de acuerdo con el ambiente tradicional del establecimiento de restauración. El restaurante-bodega tiene que estar, naturalmente, en un espacio que sea o haya sido bodega, con sus elementos característicos y que tenga vino procedente directamente del elaborador o de la zona. Finalmente, el gastrobar es un bar que debe oferta, en barra o en mesa, al menos veinte tapas o raciones de autor, elaboradas con ingredientes de productos Tierra de Sabor o cualquiera de las marcas de calidad agroalimentaria de Castilla y León y una carta de vinos con al menos cuatro Denominaciones de Origen de la Comunidad. Con respecto a las cafeterías, las de primera deben contar con aire acondicionado o climatización, aseos independientes para el personal de servicio, camareros uniformados, agua caliente en los aseos y una capacidad de 1,5 metros cuadrados como mínimo por cliente”.
Lo que ya no se señala en el decreto es si durante la comida, pongamos por caso, en el restaurante del “Hotel Juan II” de Toro, sea de obligado cumplimiento disponer de unos coros y danzas que interpreten el "Bolero de Algodre"; o si la comida, de llevarse a cabo en el comedor del “Virrey Palafox”, en Burgo de Osma, los danzantes deban bailar  “la rueda”, que es un baile de masas, sencillo y elegante donde parejas bailan sueltas y todas hacen lo mismo; el “chimilindrón”; o “las palomas chiclaneras”. En suma, se impone el regreso de los Coros y Danzas de la Sección Femenina del Movimiento para que puedan dar el juego necesario a la nueva normativa del Gobierno de Castilla y León. Los gastos derivados, en cada caso, deberían ser por cuenta de los comensales, que son los que se divierten. Podría ser considerado como un nuevo recargo, además del IVA, que ayude a crear empleo. Y a los postres, por qué no, también sería bueno que penetraran en el recinto donde se celebran los banquetes Barandales con el cencerro y algunos artesanos de botijos y castañuelas, eso sí, siempre que los productos presentados llevasen la etiqueta de “Made in Spain” y el eslogan “Visite Castilla-León. Saldrá vivo”, con letra de tamaño legible.

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