martes, 16 de diciembre de 2014

Silencios elocuentes




Se veía venir. “Cuando, de pronto, aquella jaula / donde estaba el bello animal/ se abrió, no sé por qué, supongo/ que la habrían cerrado mal…”. Brassens, ¡cuánto te echamos en falta! Aquí hay que tener ojo al gorila, ojo al tren, ojo avizor y ojo al parche. Si el fiscal Horrach dice que la ciudadana Borbón no ha cometido delito alguno y la Agencia Tributaria miró para otro lado, ya tenemos la aplicación de la doctrina Botín con clamor y murga. Que el fiscal haya aparecido a los ojos de la mayoría de los ciudadanos como el mejor defensor de la hermana del Rey parece evidente. Pero haría falta saber la razón inexplicable por la que la Agencia Tributaria, con excesivo celo en actuaciones de menor cuantía contra el resto de los ciudadanos, ha actuado de la forma que lo ha hecho. Hay un refrán que dice: “Tanto peca el que mata como el que tira de la pata”. ¿Para qué sirve la acusación particular de Manos Limpias? Dice Horrach que “esta mal llamada doctrina Botín impide juzgar a alguien si únicamente le acusa quien ejerce la acción popular y no la Fiscalía o el perjudicado del delito cometido”. El perjudicado es el pueblo español en su conjunto, no hay que olvidarlo,  porque la perjudicada en este caso ha sido la Agencia Tributaria. Pero a nadie se le escapa que Horrach está a las órdenes del Fiscal General del Estado, Torres-Dulce, nombrado por el Gobierno de Rajoy; y la Agencia Tributaria está a las órdenes de Montoro, ministro de Hacienda.  Y para colmo de la sinrazón, la hija menor de Juan Carlos se equivocó al ingresar la fianza de 587.413 euros en una cuenta del  Juzgado número 15 de Barcelona en vez de hacerlo en el Juzgado número 3 de Palma de Mallorca. ¡Hasta eso hizo mal! Demos por bueno que bailó un dígito a la hora de hacer el ingreso. Pero es que aquí ya hay demasiados bailes, de salón, claro: chachachá,  foxtrot, tango, yenka y salsa. La cuenta 0548 pertenece a Juzgado de Primera Instancia número 15 de Barcelona, cuando la del Juzgado de Palma es la 0458". Horrach se agarra como un mono capuchino a los barrotes de la jaula al hacer referencia al artículo 122 del Código Penal, que establece que "el que por título lucrativo hubiere participado de los efectos de un delito o falta está obligado a la restitución de la cosa o al resarcimiento del daño hasta la cuantía de su participación". Pero la Audiencia de Palma y el juez Castro mantienen la imputación de la ciudadana Borbón por dos presuntos delitos. La duquesa, presuntamente, se gastó dinero público desviado de Nóos a Aizoon en la reforma del palacete de Pedralbes, en obras de arte, en clases de salsa y merengue, en vestidos, en viajes de lujo y en cumpleaños infantiles. En casos así lo normal es que hubiesen dimitido el director de la Agencia Tributaria, el secretario de Estado y el ministro de Hacienda. Pero no ha sido así. Todos ellos se agarran a sus poltronas como ese niño que se aferra a la silla o a la mesa camilla cuando el padre pretende enviarle al cuarto oscuro por pegarle a su hermanita. Todos ellos, y alguno más, han quedado como Cagancho en Almagro. ¡Qué vergüenza! Los españoles no merecemos estar gobernados por lerdos ni por lacayos de baja estofa.

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