sábado, 3 de enero de 2015

Brotes y trompetas





Lidia Falcón, en su artículo “La Transición fue una traición”, en Público, mete el dedo en la llaga y arremete contra Cayo Lara, cuando éste afirma que “la generación que vivió la dictadura sabe lo que es la Transición”. Lidia señala que “los grandes beneficiarios fueron los que estaban en el poder y que no lo abandonaron”. Y todo ello –escribe- “desde el momento en que el Partido Comunista acepta la Monarquía, el himno franquista y la bandera borbónica; el mismo Ejército que había masacrado a su pueblo, la misma Iglesia que había sido cómplice del genocidio español, y consiente en mantener intacto el reparto de la riqueza, el poder de la banca, de los grandes consorcios industriales y de los latifundistas del sur y del oeste de España, y aprueba la Ley de Amnistía del 77 que dejaba impunes a los asesinos fascistas, la rendición de las clases trabajadoras era sin condiciones. Tan sin condiciones que un año antes de aprobar la Constitución se firmaban los Pactos de la Moncloa para entregar todo el poder al capital y dejar al proletariado sometido a la patronal”. Juan Carlos  de Borbón, que ya tiene hasta su propio evangelista (Fernando Ónega) está pasando en  Beverly Hills las fiestas navideñas, según leo en Vozpópuli. Y allí se le ha podido ver cenando en uno de los restaurantes más lujosos. Mientras, en España, la defensa de su hija Cristina sostiene que el juez Castro actúa en “fraude de ley” por no poder apelar al auto de apertura de juicio oral. Los españoles miramos a las nubes que pasan. Según Lidia Falcón, “somos el país con más desaparecidos del mundo, en proporción a su población, después de Camboya. Y el más desgraciado. (…) Nunca se ha investigado la fortuna de los Franco, de la que siguen disfrutando sus herederos. Nunca se ha enjuiciado a Manuel Fraga, a Serrano Suñer, a Arias Navarro, a Martín Villa, que mantiene las mismas prebendas y negocios". Pero no pasa nada. Ya se ven los brotes verdes y se escuchan a lo lejos los sones de las trompetas de Jericó.

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