jueves, 26 de febrero de 2015

Ángel Franco Martínez




Me entero por Libertad Digital del motivo por el que a los árbitros de fútbol se les denomina por los dos apellidos. Sucedió en 1970, cuando ascendió a Primera División el colegiado  Ángel Franco Martínez. Según señala la citada prensa digital, “sus controvertidas decisiones le valieron continuas críticas, y con ellas titulares en la prensa del tipo Franco es muy malo, Franco masacró al Valencia o Todos culpan a Franco, etc”. Cuando tales noticias llegaron a la mesa de despacho de Francisco Franco, el dictador decidió que a los árbitros de fútbol se les llamase en adelante por los dos apellidos. Pese a la buena trayectoria profesional de Franco Martínez, nunca  pudo pitar una final de la Copa del Generalísimo, que terminó con la victoria de los leones y con una monumental bronca que degeneró en golpes entre Clemente y Maradona, dos gallos de pelea. Sin embargo, ese perito mercantil y apoderado de una entidad bancaria de Murcia, fue elegido para arbitrar la final de la Copa del Rey en mayo de 1984, que disputaron el Athlétic y el Barcelona en Madrid, por designación directa del entonces presidente nacional de los árbitros, José Plaza. Y el exárbitro, en la actualidad vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, señalaba un episodio en la revista Hoy Digital (Vocento) el pasado día 6 de abril de 2014, cuando fue entrevistado por Daniel Vidal: “una tarde, a principios de los años 70, le convocaron con urgencia y la máxima discreción en el piso del canónigo de la catedral de Murcia. Debía asistir a una reunión sobre el partido Real Sociedad-Athletic de Bilbao que tenía que pitar ese fin de semana. Un cónclave a más de 800 kilómetros del estadio de Atocha, donde se jugaba el derbi vasco. Aquello olía a podrido. Yo pensaba que me iban a intentar comprar o algo parecido, así que me hice acompañar del presidente del colegio murciano, entonces Manolo Cerezuela. Nada que ver. Cuando llegamos allí, me estaban esperando el sacerdote y el secretario del ministro de la Gobernación, Tomás Garicano Goñi. Me sugirieron que me pusiera enfermo. En aquella época se estaba celebrando un consejo de guerra en Burgos contra varios miembros de ETA y, al parecer, estaba corriendo por San Sebastián una coletilla que decía algo así como ‘primero vamos a acabar con este Franco y luego con el de Madrid’. ¿Adivinan lo que hizo Franco Martínez? ¿Qué iba a hacer? ¡Pues fingir una lesión!”.

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