viernes, 13 de febrero de 2015

Sin remedio





Posiblemente Eros conduce a la menopausia y Baco a la resaca. La mañana sabe a noche usada y ahora espera el trabajo agobiante, el ruido infernal de esas prótesis humanas llamadas automóviles, la vergüenza ajena, los espantos cotidianos, el jefe borde, los pedigüeños de voto para un mandato y los solicitantes de comida para llenar la andorga. Sobre la mesa de la cocina queda un trozo de pan correoso por la amanecida, la herida sin cerrar, las cuartillas volanderas sin parto de letras, la foto sepia de unos parientes a los que casi no recordamos, la lámpara sin apagar, el dislocado camino de andenes de estación en los que se agarran todas las pulmonías, y la lasitud casi total en las pupilas. No sé, mi niña, si es mejor quedarse con el correquetecagas o con la levita. No queda tiempo para pensar en las musarañas ni en el delantal de los hotentotes ni en Dora La Cordobesita, modelo de Romero de Torres y amante de Chicuelo, ni en el Libro de los Siete Sabios, vertido al castellano por orden del infante don Fadrique, ni en El Chiripa, muerto a tiros por la Guardia Civil entre Tierga y Trasobares, ni en Pigmalión, que se enamoró de una estatua salida de sus manos. Lamemos las heridas a medio curar y escuchamos a Glenn Miller en la radio repleta de válvulas empolvadas, acostumbradas a soltarnos aquello de toda la vida: “Yo soy aquel negrito del África tropical…”. Las ambulancias mueven las tabas camino del hospital y en la calle se monta un jabardillo por un perro atropellado. Nadie inmortaliza a Maristany, director que fuese de los Ferrocarriles de Madrid, Zaragoza y Alicante. Ninguno de los agonizantes llenos de tubos recuerda ya a la parentela más próxima de La Bella Monterde, cupletista del género ínfimo, ni a Paul Ehrlich, inventor del “salvarsán”, ni el tubernáculum de Hunter, inserto en el extremo inferior del epidídimo. Media febrerillo el loco, pasó jueves lardero y la próxima estación será la de los carnavales, que nos harán olvidar durante tres jornadas la que se nos viene encima. Felipe VI y su consorte estuvieron ayer en Cataluña por una cuestión de Estado: la visita a las cavas de Freixenet. Definitivamente, creo que nos ha mirado el tuerto.

No hay comentarios: