viernes, 10 de abril de 2015

Alfileres de colores





Hace ya años dejé escrito que Sevilla tiene luz, Sevilla tiene aviones acharolados y limpios. Lo que ya no sabía es que a la Sevilla que yo no conozco, larga es mi ausencia, le han puesto alfileres de colores, vestido de lunares y sombrero de “tío Pepe”. Ay, mi niña, lo que nos queda por ver. Monteseirín llenó La Encarnación de setas como si Sevilla fuese tierra de pitufos; y Zoido, que no es médico ni parece que padezca tercianas, ha puesto ahora de gala el tranvía, perdón, el metrocentro, para que la fiesta no decaiga. “Cuando al vuelo tu capote / pinta verónica al trote /  del toro en el redondel, / parece la Maestranza / una academia de danza / o un cortijo de Jerez. / Y cuando la aguja del toro / pinta el traje grana y oro / como ensartando un clavel, / en tus brazos soñadores / alfileres de colores / un olé quieren coser”. Y en San Telmo, Susana Díaz intenta formar gobierno sin aguja de marear. La antigua Escuela de Nautas y Mareantes y más tarde residencia oficial de Antonio de Orleans, parece hoy la barca de Caronte, que pasa las almas de los muertos a través de las puertas del Hades. Ay un sí, pero… tanto en Ciudadanos como en Podemos, que ponen como conditio sine qua non para sentarse a negociar que renuncien a su aforamiento Griñán y Chaves, sobre los que la juez Alaya, que entiende sobre la causa de los ERE en Andalucía, ya pidió en su día al Senado y al Congreso las correspondientes certificaciones y que el PSOE andaluz, inexplicablemente, tachó de “inoportuno”. Sevilla tiene luz, Sevilla tiene aviones acharolados y limpios. Nuestra política está preñada de minusválidos resentidos, convencidos de que España les es hostil. Y todo ello por ser hacedores de extraños caminos al andar. Es decir, por habérselo llevado crudo. 

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