domingo, 12 de abril de 2015

Retórica




Hay a quien le molesta que a Andalucía se la conozca como el Sur. Los puntos cardinales están ahí como referencia, simplemente. Si un tipo de Bilbao debe ir a Córdoba a un congreso de papiroflexia, seguro que contará a sus amigos de cantina que mañana no le esperen para tomar unos potes en Poza (bueno, los de Bilbao dicen Pozas) porque se marcha al Sur a  confeccionar pajaritas de papel. Y si un señor de Puente Genil (que forma parte de la Campiña Sur Cordobesa) se marcha a una feria de muestras en Zamudio para promocionar su carne de membrillo, contará a sus parientes que se marcha unos días al Norte por asuntos de trabajo. Otra cosa es que quede mal decir “subir arriba” y “bajar abajo”, por su innecesaria redundancia. En Andalucía, como en el resto de España, se utilizan diversos recursos estilísticos, entre ellos el pleonasmo, que es lo contrario al oxímoron, la tautología, que es una afirmación obvia, y la perogrullada, cuando se pretende enunciar una explicación y esa explicación es evidentemente redundante, sin aportar más conocimiento. En Sevilla, por ejemplo, tan dados a duplicar las cosas por el prurito de crear rivalidad, verbigracia: Macarena o Esperanza de Triana; Betis o Sevilla, etcétera; no es extraño que se apliquen determinadas redundancias, siempre en beneficio de la floritura culterana en el diálogo tabernario. Hombre, ya sabemos que cuando no hace frío hace calor, que en lo lleno no hay vacío o que cuatro huevos son dos pares, pero con verdades de Perogrullo parece que pasa mejor por el garganchón un fresco sorbo de “cruzcampo”, o sea.

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