jueves, 2 de julio de 2015

Don Volusiano, don Pío y el caballo de Espartero





Leo en El Correo de Zamora que “Sacyil (sic) impide bendecir la capilla del Hospital Provincial de Zamora”. El asunto es que  Volusiano Calzada, capellán de ese centro, había invitado al vicario, al delegado de liturgia, al capellán del Clínico y a las “monjitas” que ayudaban a los enfermos en el antiguo centro de la Diputación Provincial. E hisipo en mano intentó aspergear el espacio desnudo destinado, al menos eso dicen, a capilla, al tiempo que un vigilante jurado le obligaba al capellán y a su séquito a abandonar el recinto de inmediato. “Mientras tanto -sigue diciendo la noticia- una responsable del Hospital conminaba al resto de los presentes a abandonar también las instalaciones, porque consultada la superioridad, ahí esa mañana no se iba a inaugurar nada. En esta ocasión era la Iglesia la que topaba con la Junta y vicario, curas y monjas marcharon por donde habían venido”. Todo evidencia que don Volusiano no había pedido permiso a nadie y tal “osadía” le hizo quedar como Cagancho en Almagro. El capellán, erre que erre, insistió que lo que pretendía era bendecir la capilla, no inaugurarla, para que pudiese cumplir su fin religioso. Y en un claro acto de soberbia se permitió comentar: “Es como si para decir misa los domingos hubiera que pedir permiso al gerente”. Pues no, don Volusiano, para decir misa entera todos los domingos no debe usted pedir permiso a nadie, siempre que, naturalmente, tales misas las haga en lugares habilitados para ello. Y ya de paso, al hilo de esta noticia, le diría al capellán que los enfermos no necesitan que les cuiden monjitas, sino médicos y enfermeras tituladas. De ser así, muchos profesionales de la Medicina no tendrían que buscarse la vida en otros países o permanecer en paro. Por cierto, ya que se ha hecho referencia a don Volusiano, aprovecho para recordar un suelto de Pío García en el diario La Rioja (de Vocento), de fecha 18 enero de 2010. Bajo el título “18 de enero, San Volusiano”, Pío García cuenta lo siguiente: “Les informo a todos ustedes de que hoy, lunes, 18 de enero, celebramos el día de San Volusiano. El Ayuntamiento de Logroño, dirigido por esa terrible coalición ateomahometana, ha ocultado alevosamente en su calendario la celebración de este magnífico santo, cuyas heroicas virtudes merecen al menos un nombre bajo la fecha. Sepa usted, señor Santos (vergüenza le debería dar deshonrar así su propio apellido), que Volusiano fue obispo de Tours hasta que los malvados godos invadieron la Galia y lo condenaron al destierro. (…). Los devotos de San Volusiano, que en La Rioja somos legión, nos sentimos íntimamente ultrajados por el olvido culpable de nuestro Ayuntamiento y anhelamos el momento de ver a doña Cuca Gamarra, martillo de herejes y luz de Trento, con el bastón de mando. (…) Por eso, desde ahora reclamaría el voto para la señora Gamarra, si no fuera por un matiz que, la verdad, me preocupa bastante: ¿Por qué le llaman Cuca, que es un nombre ficticio y como de broma, y no le dicen doña Inmaculada Concepción? ¿Acaso intenta usted, con ese apodo juguetón, borrar las evidentes raíces cristianocatólicas de nuestra civilización logroñesa? Los seguidores de San Volusiano, obispo, esperamos ansiosos su respuesta para saber si debemos votarle o no”. En efecto, Tomás Santos, del PSOE, fue sustituido en 2011 por Cuca Gamarra, del PP. Queda claro que doña Cuca, martillo de herejes y luz de Trento, debió dar cumplida respuesta  a Pío García (luego hablan de los cojones del caballo de Espartero en El Espolón) para alcanzar la Alcaldía. Y allí sigue.

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