miércoles, 15 de julio de 2015

¡Menos lobos, Caperucita!




La Fundación Nacional Francisco Franco está dispuesta a demandar a aquellos alcaldes que aprueben la retirada de “monumentos, vidrieras, escudos y estelas por daños al patrimonio histórico artístico del pueblo español” y acusa al PP de ser "responsable del actual clima de discordia por negarse a derogar la Ley de Memoria Histórica y aplicarla en numerosos municipios “contra el sentir de sus votantes”. ¡Toma ya! A la actual presidenta, Carmen Franco Polo, hija del dictador, habría que invitarle a que se diera una vuelta por Alemania. Podría comprobar in situ que allí no existe ni un solo monumento que recuerde a Adolf Hitler y, también, que están prohibidos los símbolos nazis, la mayor vergüenza de toda la historia de ese país. Franco fue corresponsable de un golpe de Estado y responsable directo de una guerra civil que todavía hoy, casi ochenta años más tarde, tiene heridas sin cicatrizar. Las demandas que pudiese llevar a cabo esa Fundación sólo pueden asombrar a unos demócratas que pasan olímpicamente de un grupúsculo de carcamales nostálgicos que nada tienen que ofrecer. A Carmen Franco Polo, de 89 años de edad, podría recordarle que el 16 de febrero de 2012, la Institución que ella preside, inició los trámites para denunciar a Eugenio Merino por su escultura Alwais Franco, expuesta en la edición de ARCO de 2012. La denuncia, como no podía ser de otra manera, fue desestimada por la juez Rocío Nieto Centeno el 17 de julio de 2013. Meter, como hizo Merino, a un maniquí del dictador en una nevera de Coca-Cola no parece que sea motivo para rasgarse las vestiduras. La libertad de expresión, en este caso la libertad de expresión artística, debe ser respetada al estar contemplada en la Constitución de 1978 en su artículo 20. Lo que no es de recibo es pretender, como pretende la Fundación Francisco Franco, que se eche tierra encima sobre la Ley de Memoria Histórica. Ya hay demasiada tierra encima de españoles fusilados por el fascismo en las cunetas de las carreteras. Y muchos ahí continúan para vergüenza de todos.

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