domingo, 19 de julio de 2015

Ventoleras





No veo nada malo en que  Jaime Mayor Oreja y Antonio Burgos  “lloren mutua y telefónicamente en sus respectivos hombros por España” cada vez que quedan para almorzar. Tampoco he visto mal que Felipe VI apareciese hace pocos días en la portada de ABC vestido de marino. No -como señala Burgos- de “uniforme de almirante, como su augusto abuelo”, en la entrega de despachos en la Escuela Naval de Marín, sino de uniforme de capitán general de la Armada, de acuerdo con lo establecido en Constitución Española, Título II, artículo 62, apartado h. A mi entender, Felipe VI nada tiene que ver con su abuelo paterno, pretendiente al trono de España y que fue nombrado almirante honorario el 8 de julio de 1978; y el 4 de diciembre de ese año  ascendido a capitán general de la Armada. Por mí como si el Gobierno le hubiera querido nombrar marqués de Carabás, como en el cuento de El gato con botas. “Y en esa portada de ABC se desgranaba -sigue escribiendo Burgos- cuanto me contaba Jaime Mayor en su último llanto común. Todo esto me lo predijo. Que ahora la gente le estaba echando mucha cuenta a Podemos, a Carmena, a Colau, a Kichi, pero que se acerca un futuro mucho más grave. Y que el apoyo del PSOE para que Podemos gobierne (o lo que ellos entiendan por gobernar) en muchos ayuntamientos no ha sido más que un ensayo general con vestuario para las elecciones generales. En las que piensan ya en el Frente Popular. Que lo harán. Y cuando lo hagan, con la colaboración de los separatistas catalanes y vascongados que, por ejemplo, han anexionado prácticamente a la españolísima Navarra, no se quedarán ahí. Irán a por la Iglesia, como Susana Díaz va ya a por la Catedral de Córdoba. E irán a por la Constitución de la unidad de España y de las libertades y, con ella, a por la Monarquía”. ¿Cabe mayor estulticia? Si les digo la verdad, a cualquier ciudadano corriente lo que le preocupa no es la posible unión de fuerzas de cara a las generales para formar un frente, se llame como se llame, sino la frente cetrina de determinados plumillas que ven gigantes donde sólo hay molinos de viento. Y la ventolera que producen las agitadas aspas de esos molinos en la prensa (también en el resto de los medios y desde los púlpitos) sólo incita, una vez transustanciada esa ventolera en tinta de rotativa, a procurar desconfianza a los lectores del periódico de Vocento. Igual que lo pretende con poco éxito el canal  13 TV, del que la Conferencia Episcopal posee un 51 por ciento de su capital social, en su espacio “El cascabel al gato”, que modera Antonio Jiménez desde su marcha de Intereconomía. Menos mal que Burgos no cuenta que ese embrión de Frente Popular todavía  no esté buscando eriales para transformarlos en un nuevo Paracuellos.

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