sábado, 8 de agosto de 2015

Agua, azucarillos y aguardiente





Balbino Lozano nos recordaba hoy en El Correo de Zamora que se ha cumplido un siglo de la muerte de Miguel Ramos Carrión, autor del libreto de Agua, azucarillos y aguardiente, la zarzuela en un acto y cuatro cuadros que tanta gloria dio tanto a Ramos como al músico Federico Chueca. Obra que fue estrenada en el Teatro Apolo de Madrid el 23 de junio de1897. Y la prensa de papel también cuenta: “la reina y sus hijas, a bordo del Aifos”. La prensa de papel, que se pasa el día dando unas encuestas que estimo que no llevan a cabo con el rigor necesario sobre cómo anda el PP y el PSOE y sobre cómo se desinfla Podemos, intenta lanzar un salvavidas al agua turbia de un bipartidismo que ya no tiene solución de continuidad. Ni Rajoy ni Sánchez tiene tirón suficiente como para encandilar a unos ciudadanos hartos de promesas que no van a cumplir. Ahora nos sale Rajoy diciendo a la rosa de los vientos que desea modificar la Constitución en la próxima Legislatura en lo que respecta a las Autonomías, a la sucesión a la Corona y al reglamento del Senado. ¿Por qué no lo ha hecho ya? Ha tenido tiempo y mayoría absoluta en las dos Cámaras. Al año que viene lo tendrá más complicado: en primer lugar, porque ya no será presidente del Gobierno; en segundo, porque el PP no tendrá mayoría en el Congreso; y en tercero, porque nunca ha tenido voluntad política para llevar a cabo ni esas ni otras reformas por su tancredismo acendrado. El artículo 168 de la Constitución es el que más prisa corre para ser reformado y que a todas luces es una rémora para afrontar la evolución normal del ejercicio de la soberanía. ¡Que se enteren de una vez! Lo de la Corona está resuelto. Si el Rey tiene dos hijas, pues blanco y en botella. Las Autonomías van a seguir a su marcha palillera, conocida la dificultad de poder echarle el lazo a 17 reyezuelos que van por libre. Y con el Senado, lo mejor sería liquidarlo por derribo. También las diputaciones provinciales y ese “invento” de las cabeceras de comarcas falsas, que no vertebran nada y que sólo añaden gastos en sueldos, coches y oficinas donde poder controlar cada porción de provincia en ese falso reparto como si se tratase de los quesitos de El Caserío, que son para untar en el pan y llevárselo crudo. Como decía, la consorte del rey y sus hijas se han montado en el Aifos, que quiere decir Sofía al revés. Y la prensa lo cuenta poniendo el mismo énfasis lacayo que ponía el diario ABC durante los veraneos de Alfonso XIII y su familia en La Magdalena. De aquellos lejanos veraneos sólo queda simple polvillo en las hemerotecas. Y lo de ahora, doy por hecho que sólo les interesa a las lectoras de ¡Hola! mientras permanecen bajo el secador de las peluquerías antes de que las ondulen con la permanén, o sea.

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