sábado, 29 de agosto de 2015

Entre lerdos anda el juego





Lo más interesante de la prensa es, a mi entender, el artículo de Juan José Millás, titulado “El niño y la pistola”. Millás cuenta que “llega uno del quiosco con el periódico debajo del brazo y con la camisa llena de la grasa que sueltan las noticias, adobadas también con un poco de cebolla frita de bote y pepinillos. Ahora mismo, lo más difícil de ordenar en un diario son las noticias. ¿Dónde colocamos, por ejemplo, que el Banco de España se dispone a llevar a cabo una encuesta entre 20.000 hogares para evaluar nuestros conocimientos económicos? ¿Ha evaluado el Banco de España los suyos? Según nuestras noticias, no. Gran parte del desastre bancario padecido por este país, y repercutido en sus sufridos ciudadanos, se debe a la ignorancia del Banco de España, que no se dio cuenta de que las Cajas, en vez de hacer finanzas, estaban haciendo hamburguesas. Con mucha materia fecal, por cierto. Para tapar los huecos”. (…) “Las preferentes vienen a ser las hamburguesas de la economía, pero se les escaparon vivas al Banco de España porque solo se alimentaban de ellas los jubilados. Ahí es precisamente donde se dirige Linde, a los jubilados del futuro, a quienes aconseja abrirse planes privados de pensiones con los que la banca juega como un niño con una pistola. Estudien, si no, la rentabilidad de estos planes en los últimos años”. Hay otras noticias que nos dejan tarumba, que leemos de corrido y pasamos página buscando el crucigrama. Ahora resulta que Sanidad pretende que los “sin papeles” acrediten que no tienen recursos. Es como si al pobre que vive debajo de un puente, para poder dormir en el albergue municipal, se le exigiera presentar en el Ayuntamiento el último recibo pagado del IBI. Luis María Linde, como responsable del Banco de España, debería dejarse de de dar consejos a los ciudadanos y preocuparse de que, por ejemplo, no existan entidades bancarias que cobren dos veces por un mismo servicio. Recuerden a su anterior colega, Fernández Ordóñez, más interesado en las reformas laborales para abaratar los despidos y pagar menores salarios que en investigar a las Cajas tóxicas, como era su obligación. Como bien señala El País, “el real decreto que en 2012 dejó fuera de la asistencia sanitaria normalizada a los inmigrantes sin residencia legal en España —solo urgencias, embarazadas y menores— prácticamente no fue respetado en ninguna comunidad autónoma, ni siquiera las del PP. El ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Alfonso Alonso, debería hacérselo mirar. A estas alturas de la Legislatura, Alonso pretende que los indigentes presenten la Declaración sobre la Renta para que el médico pueda prescribir a los desheredados de la fortuna una receta, como las que prescribe Linde, contra la bronquitis. ¡Hace falta ser lerdo!

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