jueves, 1 de octubre de 2015

Tocaré madera




Supongo que un musical llevado a los escenarios alemanes sobre la figura de Hitler estaría totalmente prohibido en Alemania. De la misma manera, otro musical parecido ambientado sobre la Italia de tiempos del Duce, ídem del lienzo. Pero España es diferente. Cuando todavía existen más de 100.000 esqueletos en las cunetas de las carreteras y en los caminos sin recibir una digna sepultura, a pesar de estar en vigor la Ley de la Memoria Histórica (pese a que bajo el gobierno de Mariano Rajoy quedase derogada de facto, al carecer de dotación  presupuestaria en 2013 y 2014) y de existir todavía muchas heridas cicatrizadas en falso, “Mi princesa roja”;  que, como señala hoy El País, “lleva a los escenarios la historia de amor entre José Antonio Primo de Rivera y la escritora británica Elisabeth Asquith”, su amor secreto. Y ahora aparece Álvaro Sáenz de Heredia (hijo del director de cine José Luis Sáenz de Heredia, primo carnal del fundador de Falange Española), con este trasnochado romance. Según la reseña de El País,  “la obra, que se estrena el jueves [hoy] en el Teatro Arlequín de Madrid, arranca con el fusilamiento de Primo de Rivera en la cárcel y a lo largo de media hora avanza entre lo privado y lo público. La escenografía descansa sobre una sucesión de fondos audiovisuales, que reducen al máximo los elementos decorativos. Por el escenario desfilan personajes históricos como Manuel Azaña, Federico García Lorca, a quienes se presenta como buenos amigos de Primo, Largo Caballero, Mola o Queipo de Llano, uno de los futuros golpistas con el que acaba a golpes. El Primo de Rivera del musical (interpretado por Jesús Cisneros) es idealista, compasivo (se le presenta ayudando a un obrero herido tras una protesta) y admirador de Azaña y Lorca. Se minimiza su oratoria incendiaria –la defensa de “la dialéctica de los puños y las pistolas” que realizó en el discurso inaugural de la Falange en octubre de 1933- y se exalta su heroísmo en los momentos finales de su vida”. Pues nada, que la derechona se acerque al Teatro Arlequín a ver esa versión de “Love Story” al gusto de la España cañí y que a la salida del acto saluden a la romana, canten el “Cara al sol” y se lo pasen de guinda. Ya digo, un musical parecido no se hubiese tolerado ni en Alemania ni en Italia. En fin, dentro de tres horas marcho a Collado-Villalba para pasar unos días de descanso. Espero no tener una aparición, al estilo de las apariciones marianas condecoradas por Jorge Fernández Díaz, sobre los cerros de Cuelgamuros. Tocaré madera.

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