lunes, 9 de noviembre de 2015

Destitución de caca





Dice hoy en El País Almudena Grandes: “Los políticos españoles, ya se sabe, se dividen en dos clases. Los que sienten que este país es suyo porque lo heredaron de sus abuelos, y los desaprensivos, advenedizos, muertos de hambre, que tienen la osadía de aspirar a disputárselo”. Y hay columnistas que de forma continuada (iba a decir de forma gratuita, pero mejor no lo digo,  ya que cobran por contentar a los habituales lectores de esa prensa de butacón, o por dar por el saco) escriben al goteo sobre la “gentuzocracia en que se está convirtiendo España”, al hacer referencia a unos “podémicos y asimilados que lo piden todo por lo civil”. Pues sí, claro, por lo civil, como debe ser. El Gobierno no ha podido destituir al general Julio Rodríguez de nada, puesto que estando en la Reserva solicitó en tiempo y forma su pase al retiro para poder ir en las listas de una formación política el próximo 20 de diciembre. Y como en su tremenda pataleta infantiloide, el Gobierno que preside Rajoy no ha podido mandarle a la sala de banderas del ostracismo más ignominioso, “su destitución –como señala textualmente  Almudena Grandes- se limita al cargo de vocal de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, una especie de comité de honor encargado de asignar condecoraciones”. Pero al que fuera hasta hace sólo tres años jefe del Estado Mayor de la Defensa, esa “destitución de caca”, equivalente a mandar el sargento chusquero a cortarle el pelo al cero al recluta por llevar el paso cambiado, supongo que le estará produciendo hilaridad al ilustre y demócrata general de cuatro estrellas. “Nadie exige neutralidad, por ejemplo, –continúa escribiendo Almudena Grandes- al ministro de Defensa, que favorece con contratos millonarios a empresas de cuya dirección formó parte antes de aceptar el cargo. Este caso ejemplar de puerta giratoria no inspira al Gobierno desconfianza alguna, aunque el ministro no se haya dignado a informar de si adjudicó esos contratos a dedo o a través de un concurso público”. Ignoro si los políticos que nos gobiernan se consideran herederos de sus abuelos; es decir, de aquellos que iniciaron una guerra civil para terminar con el Gobierno legítimo de la República. Pero sí me consta [Infolibre, 10/12/14] que “el PP rechazó en el Pleno del Senado una moción propuesta por el PNV y apoyada por el resto de los partidos para reanudar la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, tomar medidas para reconocer a las víctimas del franquismo y colaborar en la recuperación de desaparecidos”. Vamos, verde y en botella.

No hay comentarios: