En este mismo espacio, el martes 28 de julio de 2009, me
acordaba del padre de Pilar Cernuda.
En aquella ocasión lo fue con motivo de su fallecimiento a los 92 años. Y dije
de él que era nieto de Saturnino Calleja, con calle en Madrid, cerca de los
Juzgados de Pradillo. Y dije entonces que el falangista José María García-Cernuda era el autor de la letra del himno “Cubre tu pecho”, que durante muchos
años se cantaba en los campamentos del Frente de Juventudes, con música de Agustín Paino. Y contaba, también, que
era amigo de Cela y que estaba
presente en el madrileño Café Gijón,
con Lula de Lara, Eugenio Serrano y Federico Muelas cuando Cela les leyó “La familia de Pascual Duarte”, que acababa de escribir. Seguía
contando a los lectores de mi blog que
García-Cernuda comenzó a trabajar con Rodríguez
de Valcárcel, entonces jefe nacional del SEU, llegando a ocupar el cargo de
delegado nacional de Educación Política; y que, cuando Rodríguez de Valcárcel
fue destinado como gobernador civil en Cádiz, García-Cernuda le acompañó como
delegado de Prensa y Propaganda, o sea, como censor. Pues bien, hoy he vuelto a
acordarme del padre de Pilar Cernuda. El motivo han sido unas declaraciones de
esa periodista en el programa Espejo
Público, donde ha insinuado que “los diputados de Podemos huelen mal” y que
“el progresismo no está reñido con la ducha”. No ha sido la única. La actual
vicepresidenta del Congreso, Celia
Villalobos, también ha señalado en Periodista
Digital: “Estoy a favor de las rastas, si están limpias y no pegan piojos”.
No sé si terminaremos todos los españoles comidos por la piojera, o si habrá
que añadir a la guardería infantil del Congreso unas cabinas con duchas, para
que el rojerío responsable de velar por los intereses de sus votantes en la Cámara Baja puedan sentarse en
sus respectivos escaños escoscados, deslendrados, perfumados con “Álvarez Gómez” y más bonitos que un sanluís. Celia Villalobos,
que fue ministra de Sanidad, es conocedora de las ventajas de la higiene en la
salud. Pilar Cernuda, que todo lo ve y lo huele, en cierta ocasión confundió kufiah (tocado palestino) con kéfir (leche fermentada de origen
caucasiano). Nadie se lo tuvo en cuenta. Ahora confunde la ideología política
con el sentido de la olfacción. Eso ya es más preocupante.
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