martes, 9 de febrero de 2016

Disparando con la lupara





No acabo de entender la razón por la que determinados articulistas se meten con  el esmoquin de Pablo Iglesias en la gala de los Goya. ¡A ver su uno no puede vestir como le venga en gana! Y ese es el comentario de casi todos ellos columnistas de los diarios de provincias, que parecen estar cortados por el mismo patrón: “El de la Coleta podría ponerse traje y corbata en sus audiencias con el Rey”. Hombre, yo sí lo haría. Lo que sucede es que a mí el Rey no me llama a palacio ni para darme un caramelo de menta. Tampoco acudiría. No sabría de qué conversar con El Mejor Preparado.  El Jefe del Estado, que yo sepa, recibe a Pablo Iglesias y al resto de los líderes de los partidos políticos por mandato constitucional, en un intento, no sé si vano,  de que alguno de esos líderes consiga apoyos para intentar formar gobierno. Porque aquí y ahora no manda Rajoy sino la Aritmética. En este país ya no cabe ni a empujones un chorizo más ni un gilipollas más. Como dejó escrito Pérez Reverte (XLSemanal, 09/6/2014): “un gilipollas es un tonto que no sabe que lo es, y que además se cree listo. Para entendernos, una mezcla de cantamañanas y tonto del ciruelo”. En este país sólo se habla de lo superficial, de lo anecdótico, de Venezuela aunque no venga a cuento, de los títeres de Madrid…, con la que está cayendo. Se proscriben las marionetas y se soslayan las polémicas declaraciones de Jiménez Losantos, al hacer referencia a Podemos en su programa de radio Las mañanas de Federico: “Si llevo la lupara, disparo. O sea, menos mal que no la llevo”. La palabra lupara no está incluida en el diccionario de la RAE, pero todos damos por hecho de que no se trata de un chicle de fresa. Este hombre de Orihuela del Tremedal, en la provincia de Teruel, y donde estuvo confinado Álvarez de Miranda en tiempos de Franco,  parece que ya no se acuerda de cuando los de Terra Lliure le dispararon, no sé si con una lupara, en la pierna y le dejaron atado a un árbol. Seguro que se cabrearía como un mono si yo le recodase que aquello que a él le  sucedió parecía valleinclanesco. De rebote de bala de lupara señalaré que Jiménez Losantos se licenció en Filología Española con una tesina que versaba sobre las acotaciones a los esperpentos de Valle Inclán. Olvidemos de una puñetera vez el esmoquin de Pablo Iglesias, de Venezuela, de los títeres y de la cabalgata de reyes madrileños, etc., y  hagamos un esfuerzo en centrarnos en lo que importa, o sea.

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