miércoles, 24 de febrero de 2016

En defensa de Gustavo Alcalde





En Zaragoza, cuando no se ataca al Alcalde (Pedro Santisteve) por las cuestiones más nimias,  ciertos grupos políticos (PSOE, Podemos, Ciudadanos, Chunta Aragonesista e Izquierda Unida) la toman contra el otro Alcalde (don Gustavo), bilbilitano de bien, o sea, contra el delegado del Gobierno en funciones. Todos los grupos, como digo, salvo el PAR, que firmó pacto de gobernabilidad con el PP, se ensañan ahora contra el delegado del Gobierno, que carece de poder, que yo sepa, para administrar justicia. No se debe equiparar a Gustavo Alcalde con Poncio Pilatos ni confundir al Nazareno con Barrabás. La razón de esa protesta conjunta está relacionada con el último asesinato machista ocurrido en el barrio de Miralbueno hace dos días, donde un hombre mató de varios disparos a su pareja en el interior del bar Planet y más tarde se suicidó. Y en una rueda de prensa conjunta, los representantes políticos de esos grupos señalados han manifestado que Gustavo Alcalde comentara en referencia al trágico suceso, que “lo lógico en estos casos habría sido que la mujer hubiese avisado a la Policía de que su antigua pareja, residente en Medina del Campo, podría regresar a Zaragoza”, al no contar la mujer maltratada con medidas preventivas, por entender en su día el juez que entendió el caso que su pareja maltratadora vivía a más de 400 kilómetros de distancia de ella. Habría que leer el auto y la sentencia, donde costarán las firmas del juez y del  letrado de Administración de Justicia, (el secretario judicial, para entendernos) porque verba volant, scripta manent. Ni Gustavo Alcalde es árbol caído del que se deba hacer leña, ni merece tales reproches. En todo caso, insisto, esos grupos políticos deberían haber pedido responsabilidades, de haberlas, al juez que en su día entendió del caso. El delegado del Gobierno, a mi entender, no ha culpabilizado a la víctima de nada ni son recriminables sus palabras. Estoy seguro que si  la mujer asesinada hubiese tenido miedo ante el posible regreso de su pareja para hacerle daño y lo hubiera denunciado en una Comisaría, sus temores hubiesen sido atendidos debídamente por unos agentes que siempre están al servicio del ciudadano y dispuestos a ayudarle. Pero en el caso de esa señora parece que no fue así, y bien que lo siento. Miedo me da un “reformismo de centro izquierda”, el compuesto por PSOE y Ciudadanos, cuando ni uno es de izquierdas ni el otro de centro. No viene al caso que nos ocupa, pero me moría de ganas por decirlo.

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