sábado, 13 de febrero de 2016

La cobra y otros ofidios




Mariñas, en La Razón, hace un elogio rastrero hasta la grosería de Carmen Franco, que dentro de unos meses cumplirá 90 años. “Carmen Franco –escribe Mariñas- ha conservado  la discreción y durante tantos años nunca estuvo mezclada en ningún chanchullo, aunque algunos quisieron empañarla con el asunto de las medallas llevadas en supuesto e inventado estraperlo a Suiza. Iban en su propio bolso de mano y nunca pretendió escabullirlas”. Manuel Jabois en El País (“Pasar de todo”) comenta que “del mismo modo que a Urdangarín le interesó asociarse con la Familia Real, a Mallorca le interesó asociarse con Urdangarín. En la política, como en el amor, después de la estrecha amistad viene el noviazgo, y más allá el contrato”. (…) “Después de casarse con la infanta, y de haber sido noticia por estar enamorado, tener hijos, ir a fiestas aburridas y pasar el verano en Mallorca, Iñaki Urdangarín empezó a trabajar. A la corrupción social, que consistía en ser tratado por quién era y no por lo que hacía, le siguió la corrupción económica, poco original en idea y ejecución, pues era pedir dinero por la cara. Tampoco había sido entrenado para otra cosa”. En República de las Ideas, Pablo Sebastián entiende que “Mariano Rajoy ya sabe que no volverá a ser presidente del Gobierno, y puede que ni candidato del PP en caso de nuevas elecciones”. Y José Oneto, en el mismo diario digital, y en referencia al último encuentro entre Rajoy y Sánchez, lo entiende como “un encuentro lleno de tensión y malos modos, hasta el punto que el señor Rajoy, cosa insólita en él, acostumbrado a todo tipo de situaciones, se ha negado a estrechar la mano de su interlocutor, algo que ha intentado ser arreglado por los dos, acudiendo a la excusa que se dieron la mano en el interior de la sala de reuniones, al margen de los fotógrafos, porque el presidente del Gobierno, pendiente de la prensa, no se dio cuenta de que Sánchez le tendía la mano, de forma amistosa”. “Uno era –dice Javier Somalo en Libertad Digital- el presidente del gobierno en funciones del ‘partido que ha ganado las elecciones’ y el otro, el ‘mandatado por el Jefe del Estado’ para formar gobierno. Y de esas peanas no se bajaron, impasibles ante el ridículo, elevando el mentón y ajustando sus taleguillas”. Manolete y Dominguín. Sólo faltaba para redondear el infausto cartel Gitanillo de Triana.

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