martes, 22 de marzo de 2016

Por disipar el espectro de la astenia





Yo siempre he elogiado la tortilla de patata, pero no sabía que era un tesoro nutricional hasta leer a Iván Carabaño Aguado, jefe de Pediatría del Hospital General de Collado-Villalba. Me entero de que ha recibido numerosos premios literarios, nacionales e internacionales, entre los que destaca la medalla literaria de la Cías Club UNESCO como representante de la Unión Europea por la traducción al italiano de su poemario “Razones para no acostumbrarse” (1993). Es autor de los ensayos “Nanas ortodoxas, nanas peculiares”, “La muerte de Charlot: temas, personajes y expresiones en las canciones infantiles clásicas españolas” y “Llorar es sonreír despacio: el impacto en las viñetas de El Roto”. Su obra poética está recogida en los libros “Mis peces vivos”, “La historia inventada de Luis Alegría”, “Si Chet Baker te viera” y “Pájaro que sufre por el ala derecha”, etc. Es el creador del género literario denominado “bloguela”, con su libro “Las alas de Ícaro”, y es autor del libro de microrrelatos “Las enfermedades imaginarias”. Sus diarios del 2009 están recogidos bajo el título “Esperando a Alberto”. He ahí su poema “Propaganda”:                 

Te ofrecen un papel lleno de letras,
te lo dan y no preguntas,
extiendes la mano y la sonrisa
como una vendedora amable,
como los monaguillos de la iglesia,
lo metes en el bolso o en el cuerpo,
lo acoges, lo guardas y lo olvidas,
y vuelves la cabeza
para mirar el río,
para llegar de pronto a la fachada,
para dar con la tienda o con la esquina
del siguiente misterio.

Pero yo lo que quería hoy es conocer de primera mano las virtudes de la tortilla de patata, tal como las describe el doctor Iván Carabaño:

“Pensemos en sus elementos esenciales: huevo, patata y aceite, sobre los cuales se puede introducir toda suerte de modificaciones. La tortilla de patata aporta entre 85 y 150 kcal por cada 100 gramos, dependiendo de su modo de preparación. Se trata de un plato muy completo, pues la patata aporta hidratos de carbono de absorción lenta, que son los que más nos interesan a los divulgadores de la salud; el huevo, proteínas de alto valor biológico (esenciales para el cuerpo) y fosfolípidos (un nutriente de nuestro cerebro); el aceite de oliva, aporta un perfil lipídico muy ventajoso: ácidos grasos monoinsaturados, que contribuyen a reducir el colesterol en sangre. ¿Cuál es el acompañante ideal de la tortilla de patata? Tiremos de un clásico: el pan, bien en forma de “pincho” (se le llama así porque lo suyo es que se ofrezca un tenedor pinchado sobre la ración de tortilla) o en forma de “bocadillo”. El pan aporta fibra y minerales. La fibra contribuirá a que el aceite de la tortilla se absorba más lentamente, y por tanto el cuerpo tendrá más tiempo para que el metabolismo se adapte”.

Con todos esos razonamientos me he quedado patidifuso. Hay que tomar tortilla de patata (para mí con cebolla de Fuentes de Ebro, patatas monalisa y aceite de oliva La Española), ese gran invento español conseguido, según unos, por las tropas de Tomás Zumalacárregui; según otros, por el cocinero belga Lancelot de Casteau, que publicó esa receta en 1604; y según Javier López Linaje (y así lo plasmó en su libro “La patata en España. Historia y Agroecología del Tubérculo Andino”) por Joseph de Tena Godoy y el marqués de Robledo, que sitúa el origen de esa exquisitez culinaria en la localidad extremeña de Villanueva de la Serena en el siglo XVIII.  No fue el “milagro de los panes y los peces” indicado en los Evangelios, pero sí es cierto que su inventor, el que fuera, logró que con tres huevos llenaran la andorga cinco personas. No está mal. Como Iván Carabaño no dice nada acerca de echar al coleto un trago de vino, propongo un Muga tinto reserva 2008, con uva tempranillo, garnacha, mazuelo y graciano. Es, quiero pensar, la versión moderna de aquel “fercobre fólico” que nos daban de niños nuestros padres en cucharadas en comida y cena para disipar el espectro de la astenia, o sea, aquella flojera que nos causaba tener que saber de carrerilla el catecismo del padre Astete, traducir del latín "Vidas paralelas" de Plutarco y conocer de memoria la Doctrina del Movimiento.

No hay comentarios: