martes, 15 de marzo de 2016

Tiempos de tribulación





Hoy, Luis María Anson, en El Mundo, “está cumbre”, como diría Jesulín de Ubrique. Lo que sucede es que eso que cuenta ahora (“La sucesión de Rajoy”) podía haberlo escrito hace tres años, o hace dos. Ahora, su “valentía” tiene poco mérito. Anson señala: “Los dirigentes populares forman un inmenso rebaño mansurrón y lanar, atentos todos al carnero adalid. Los corderos y las ovejas solo se sienten seguros en el redil y balan de placer al escuchar la llamada del pastor cuando enarbola su cayado y descarga su ironía”. (…) “Tras la mayoría absoluta, y solo en cuatro años, ha perdido autonomías, municipios y 63 diputados pero sostiene que él es el político ungido para continuar impartiendo sabiduría desde la silla curul de Moncloa. Está firmemente enrocado. Ni hay alfiles que le den jaque ni parece probable que le puedan hacer la cama porque todos o casi todos quieren salir en la foto. Y si el presidente en funciones no da un paso atrás, si no se aparta a un lado, el centro derecha seguirá liderado por el hombre que ha consagrado la sandez de Pedro Arriola como su divisa: ‘No hay que hacer nada porque el tiempo lo arregla todo y lo mejor es tener cerrado el pico’”. Lo último del presidente en funciones, es decir, negarse a someterse al Parlamento, ha puesto en alarma a Patxi López que ya ha avisado que esa actitud regresiva puede llevarle frente al Tribunal Constitucional por constituir un “fraude de Constitución” contemplado en su Artículo 66. Patxi López, ante la negativa de Rajoy a someterse al Parlamento “por no tener su confianza”, ha respondido a los argumentos gubernamentales señalando que si bien “el Gobierno no tiene la confianza de la Cámara, ésta si tiene la confianza de los ciudadanos que son los que ostentan la soberanía nacional”.Y FelipeVI acompañado de su consorte se encuentra en Puerto Rico, en el VII Congreso de la Lengua, donde también están presentes el director de la RAE, Darío Villanueva y el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha. A mi entender, el Rey debería permanecer en España. El momento político es complicado y, como aconsejó san Ignacio de Loyola: “En tiempos de tribulación, no hacer mudanza”.

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