lunes, 4 de abril de 2016

Matizando, que es gerundio





José Oneto, en el periódico digital República de las ideas, al aludir a los Papeles de Panamá, hace referencia directa a Pilar de Borbón, y la señala como “la viuda del duque de Badajoz”. No es así exactamente. La duquesa de Badajoz es ella, (de conformidad con el Decreto 758/ 1967, de 13 de abril) y a su muerte deberá revertirlo a la Corona. Su marido, Luis Gómez-Acebo, ya fallecido, era duque consorte, como fue el caso de Urdangarín, cuando Cristina obtuvo el título de duquesa de Palma de Mallorca, que ya no lo es; o el ducado de Cádiz; o el ducado de Soria; o el ducado de Lugo, etcétera. Siempre se decía, al hacer referencia al conde de Motrico que lo era José María de Areilza. Pues tampoco fue ese señor el titular. Ese condado había sido concedido por Alfonso XIII en 1908 al ingeniero Evaristo Churruca Brunet,  y lo ostentó entre 1956 y 1992, año de su fallecimiento, Mercedes Churruca Zubiría, esposa de Areilza. Por lo tanto, Areilza era conde consorte. El ducado de Cádiz, por otro lado, había sido concedido por Fernando V a Rodrigo Ponce de León. Una vez muerto su titular revirtió a la Corona tras una negociación de los Reyes Católicos con la heredera del título, Francisca Ponce de León y Jiménez de la Fuente y permaneció en desuso hasta el siglo XIX. En 1820 le fue concedida su titularidad a Francisco de Asís Luis de Borbón, hijo de Francisco de Paula, y tras su muerte lo usó su hermano del mismo nombre y marido de Isabel II. Posteriormente lo usó Fernando María de Baviera y Borbón, al contraer matrimonio en 1906 con su prima María Teresa de Borbón, hija de Alfonso XII. Curiosamente, De Baviera en 1931 se hizo republicano. A su muerte, en 1958, volvió a la Corona. Franco, al estar vacante el título del ducado de Cádiz, se lo concedió al marido de su nieta Carmen, Alfonso de Borbón Dampierre, hijo de Jaime de Borbón Battenberg. A su muerte, en 1989, el título volvió a la Corona y ahí sigue. Dos años antes de la muerte de Alfonso de Borbón, en 1987, el Gobierno estableció que ese título no era hereditario y su hijo Luis Alfonso de Borbón Martínez Bordiu no pudo heredarlo ni recibir tratamiento de “alteza real”, al no haber sido otorgado por el jefe de la Casa Real. En suma, los consortes son, pues eso, consortes, como lo es Letizia Ortiz Rocasolano. Sobre la figura de la mujer del Jefe del Estado, en este caso de Felipe VI, nada señala la Constitución Española de 1968. Su misión primordial no es otra que la de asegurar la descendencia de los Borbones en España. Lo mismo que sucede en todas las monarquías allí donde existen. Es decir, esa antigualla de la Edad Media que tanto gusta a los tipos de esclavina, monóculo y zapatos de charol, o sea.

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