martes, 3 de mayo de 2016

¿Dónde estaba el fiscal?




Nunca debe llegarse a las manos. Lo sucedido en Calatayud el pasado sábado, donde el padre de un muchacho se enfrentó a otro por un asunto estúpido relacionado con sus respectivos hijos,  ambos compañeros de clase, llena de estupor. Más aún, cuando tal enfrentamiento tuvo resultado de muerte de uno de los padres. Se desprende de la autopsia practicada que el fallecido tenía distintos hematomas cerebrales, según cuenta  hoy Heraldo de Aragón, “Tras la discusión --aclara esa fuente--, el agredido, junto a su esposa y su hijo, se marcharon del lugar apresuradamente, siendo alcanzados a unos 200 metros del parque, donde el agresor llegó con su vehículo. Fue allí donde el agresor nuevamente lo abordó y propinó varios golpes a la víctima, asegura el relato policial” (…) “En la declaración del arrestado no estuvo presente la Fiscalía, por lo que nadie pudo pedir la medida de prisión provisional. De hecho, tal y como pedía el abogado de la defensa, la titular del Juzgado de Instrucción número 2 decretó la puesta en libertad del sospechoso sin fianza y con la única obligación de comparecer en el juzgado cuantas veces sea requerido”. Y ahora llega mi pregunta: ¿Dónde se encontraba el fiscal de guardia? A mi entender, el fiscal de guardia tenía obligación de estar disponible en todo momento, con independencia de que hubiese dos días seguidos de fiesta. No es de recibo que el presunto autor del homicidio doloso fuese puesto en libertad sin fianza, con la única obligación de acudir a los Juzgados cuantas veces sea requerido, al no disponer la juez responsable del Juzgado número 2 de Calatayud la necesaria decisión del fiscal en tales casos, como así está reglamentado. Al fiscal, a mi entender, habría que pedirle explicaciones desde el organismo que corresponda. A Consuelo Madrigal, fiscal general del Estado, debo recordarle que los fiscales no deben estar “ausentes” en sus obligaciones, menos aún cuando están de guardia, ni el presunto culpable de un homicidio doloso debe seguir en libertad en un Estado de derecho.

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