viernes, 29 de julio de 2016

¡Hay que ser mezquinos!




Me parece interesante que Tordellillas haya sustituido el Toro de la Vega por el Toro de la Peña. Es necesario tener respeto a los animales y así lo entendió la Junta de Castilla y León presionada por una parte de la ciudadanía harta de sangre inútil. El Toro de la Peña debe ese nuevo nombre al coincidir la suelta del astado con las fiestas de la Virgen de la Peña, patrona de esa ciudad. Agosto es en este país el mes de las vírgenes, de las fiestas populares, de los pitos, de las flautas, de los fuegos de artificio, del bullicio charanguero, del desmadre popular y del incremento de los accidentes por culpa del alcohol en carreteras secundarias. Este es un país raro, donde se da más importancia a que Pablo Echenique haya contado con un asistente sin contrato de trabajo por espacio de un año que a las presuntas y tremendas corrupciones sistémicas existentes tanto en el partido que sustenta al Gobierno como en el seno del primer partido de la Oposición. Con Rodríguez Zapatero en el Gobierno se aprobó la Ley 39/2006 de 14 de diciembre, conocida popularmente como “Ley de Dependencia”, con una escasa dotación presupuestaria. Por si ello fuera poco, con Mariano Rajoy al frente del Ejecutivo, se produjeron cambios en la normativa y recortes por un montante de 2.865 millones de euros. En España existen reconocidos 1’2 millones de dependientes, de los que sólo uno de cada tres recibe ayudas. Según datos del Observatorio de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, de las 384.326 personas en lista de espera, el 27%, son grandes dependientes. Muchos de ellos han muerto (125.000 en los últimos cuatro años) sin llegar a poder recibir las ayudas a las que tenían derecho. Por todos es conocido que Pablo Echenique necesita asistencia por su casi total discapacidad física. Es posible que Echenique no hiciera las cosas de forma correcta, pero tampoco hace falta que toda la derechona le apunte con el dedo como si fuese el culpable de todos los males patrios y hasta de la muerte de Manolete. Se entiende, a mi entender, esa inquina hacia su persona aflorada por Heraldo de Aragón, periódico de derechas, en tiempos políticos convulsos. Al secretario de Organización de Podemos hay que “darle caña” a beneficio de inventario. ¿Permitiría Miguel Iturbe Mach, actual director de ese medio, aflorar  “trapos sucios” de Ibercaja, en el supuesto de que los hubiera, sabedor de que forma parte del accionariado del periódico de los Yarza? ¿Permitiría Miguel Iturbe sacar a la luz irregularidades, en el supuesto de que las hubiera, de El Corte Inglés, uno de sus principales anunciantes? Un periódico  independiente, como presume su cabecera, hubiese explicado en su día, por ejemplo en 2011, de forma más entendible para todos los lectores, los 1,5 millones de euros (en billetes de 500 y escondidos en bolsas de plástico en un armario) sustraídos por no sabemos quién o quiénes a unas monjas en 2011 en el convento de santa Lucía, en el barrio de Casablanca. Curiosamente, en aquel convento tenía su residencia habitual la “monja pintora” Isabel Guerra, cuyos cuadros pueden sobrepasar en el mercado de Arte los 50.000 euros. Sí, en efecto, se publicó la noticia el martes, 8 de marzo de 2011, bajo las firmas de E. Bayona y  J.G. Garza. Y ahí quedó la cosa. Nunca se aclaró de dónde procedía aquel dinero escondido. Tierra sobre el feo asunto, que con la Iglesia habían topado. Y con la Iglesia toparon también en el extraño cese inmediato del arzobispo Manuel Ureña y el trasfondo de un “sospechoso” pago de más de 100.000 euros a un joven diácono de Épila. Sí, Heraldo de Aragón escribió sobre el caso, pero en seguida se difuminó la noticia y no se volvió a hablar sobre ello jamás. Pero con Pablo Echenique es distinto. Hay que darle leña hasta en el cielo del paladar, que para eso presuntamente “ha defraudado” mil euros a la Seguridad Social. ¡Hay que ser mezquinos!

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