lunes, 4 de julio de 2016

Sobre héroes y santos





Hoy la iglesia católica celebra la festividad de santa Isabel de Portugal, que no hay que confundir con la otra Isabel de Portugal, esposa de Carlos I, segunda hija de Manuel I, nacida en Lisboa en 1503 y muerta de paludismo en Toledo en 1539. La otra Isabel de Portugal, la canonizada en 1625 por Urbano VIII, había nacido en Zaragoza en 1271 y murió en Estremoz  en 1336. Era hija de Pedro III de Aragón y de Constanza II de Sicilia y se había casado en 1282 con Dionisio I. La fecha de su celebración inscrita en el Libro de los Santos sufrió diversas modificaciones. En principio fue el día de su muerte (4 de julio), hasta que en 1694 Inocencio XII cambió esa fecha al 8 de julio, para que no coincidiera con la octava de san Pedro y san Pablo. Pero tal octava fue suprimida por Pío XII en 1955  y el misal romano de 1962 cambió su categoría litúrgica de “doble” a “tercera clase”; y, así,  con la reforma de 1969 la fiesta fue clasificada como de “memoria libre”, volviendo a celebrarse el 4 de julio. Todo un bucle o, mejor dicho, una forma como otra cualquiera de marear la perdiz canónica, que es como la perdiz escabechada pero con más clamoreo y charanga. En algunos aspectos, la iglesia católica practica una suerte de “tocomocho” que añade unas gotas de angostura misteriosa y de desconcierto a lo que a la postre es baladí. A nadie se le escapa que, por ejemplo, el hecho de trocear cadáveres de santos, o vestimenta, en pequeñas reliquias y distribuirlas “del mundo al otro confín” (como indica la letra de la musiquilla de “El enano saltarín”) servía de acicate para que tales “migajas” místicas dejasen riqueza en los lugares donde se hallaban confiadas. Hoy también se celebra  Valentín de Berrio-Ochoa, el santo de Elorrio. De este santo dominico, siendo todavía beato, recibí no sé cuántas reliquias incluídas en unos taladros dentro de unas estampitas que mandaba desde Bilbao por correspondencia una señora piadosa amiga de mi madre. Por cierto, Juan María Urdangarín Berriochoa (Zumárraga, 1932) se casó con Claire Liebaert Courtain y fueron los padres de Iñaki Urdangarín Liebaert, segundo hijo de ese matrimonio, en la actualidad casado con Cristina de Borbón y Grecia. Su abuelo, Laureano de Urdangarín Larrañaga (Zumárraga, 1898) fue esposo de  Ana de Berriochoa Elgarresta (Villareal de Urrechua, 1902), parienta del santo. En el fogaje (padrón) de Elorrio de 1796 aparece Juan de Ochoa Aldecoa (de los Ochoa de Vergara), que casó con Juana de Berrio y Zabala, Señora de Torre de Berrio (al casarse, sus descendientes adoptaron el apellido de la casa-torre (Berrio-Ochoa).Uno de sus descendientes, Francisco Ochoa de Berrio y Zenita Baraizabal, casado con Josefa Gastea Cenitagoitia fue el que puso el escudo de su apellido en el frontis de de la Torre de Berrio.  En opinión de Jaime Querejeta, el linaje Berrio probó hidalguía en Elorrio en 1575. El asiento 204 de “Matrícula y padrón” señala:

“Martín de Berrio de Çenita y doña María de Leaniz su muger, nieto de Juan Martínez de Berrio y de Ossana de Orbe su muger, dependiente de la casa de Verrio la segunda junto a la hermita (sic) de Sant Esteban, sita en la jurisdicción de la Merindad de Durango en la anteiglesia del Señor Sant Agustín de Echavarria, casa solariega, libre e ynfanzonada, probó ser ansi y fue declarado por tal sentençia del señor alcalde desta villa”.

Como puede comprobarse, la palabra “ermita” la he dejado tal como consta en el texto de aquel padrón. Digamos que la “h” inicial es su espadaña. El tema de héroes y santos es complejo. Si piensas un poco en ello no pasa nada. Si piensas un poco más, comenzará a dolerte la cabeza, si piensas en ello todo el día, puedes acabar tonto. Me voy a tomar un vermú con sifón para intentar disipar los tres miedos, el pecado, la soledad y la oscuridad, tratar de soportar estas calores africanas y empezar la semana con fundamento y sin pretender llevarle la contraria a las mareas.

No hay comentarios: