jueves, 4 de agosto de 2016

Rosmar





Hace ya bastantes años, al entrar en un bar, tras la barra y el camarero existía un papel en la pared donde ponía: “Para fiarle a usted ha de tener 79 años y venir con su padre”. Pues bien, no entiendo la razón por la que determinados políticos y algunos articulistas de opinión se “asustan” con la sóla idea de lo que está aconteciendo en Cataluña. Anson, en El Mundo, al hacer referencia a lo acontecido en el Parlamento de Cataluña llega a decir que “se ha producido en España una de las situaciones más graves desde el año 1492”. Un poco más abajo, en su artículo “Unidad frente al secesionismo”, nos deja a todos un poco más tranquilos al recordarnos el artículo 168 de la Constitución: “Se necesitan –señala Anson- dos tercios del Congreso y dos tercios del Senado, nuevas elecciones y otra vez dos tercios de ambas cámaras. Y a continuación referéndum nacional para que decidan todos los ciudadanos españoles, libres e iguales ante la ley”, para que a nuestro territorio patrio se le quite un pedazo. O sea, conseguir la independencia de una región es más difícil que tirar una moneda al aire y que caiga de canto. Entonces, ¿por qué tanta preocupación? La Constitución hace casi imposible cualquier conato secesionista, dadas las circunstancias. Es como lo del papel en la pared de aquel bar. Hubiese sido más sencillo poner “En este bar no se fía”. El resto es retórica y hablar por no callar. En la época a la que hace referencia Anson (1492) existían en España dos reinos: por un lado Castilla, que agrupaba los reinos de Castilla y León con todas las regiones integradas en esos reinos y, por otro, Aragón, que agrupaba los territorios catalanes, Baleares y Valencia. Cosa distinta es que con los Reyes Católicos se iniciara la Edad Moderna. Anson, por tanto, no debe temer en modo alguno “el reír de Oriol Junqueras ni el rosmar de Ada Colau”. Rosmar, a nivel financiero, es una herramienta que ayuda a realizar y alcanzar los sueños. A nivel de trabajo, rosmar está relacionado con los contactos y movimientos para conseguir el fin deseado por los ciudadanos. ¿Es mala tal pretensión de Colau? Solo le ha faltado decir que nuestra democracia se la debemos a don Juan III, el aspirante al Trono de España que fue expulsado de este país cuando pretendió con nombre falso ponerse al lado de los rebeldes durante la Guerra Civil, asunto sobre el que ya he escrito en numerosas ocasiones. Aquí, que yo sepa, ni es necesaria la aplicación del artículo 155 de la Constitución para suspender la Autonomía de Cataluña ni enviar tropas para poner orden, como algunos nostálgicos trasnochados desearían.

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