miércoles, 21 de septiembre de 2016

Hasta la fecha, ni flores




Felipe VI ha destacado en la Asamblea General de la ONU, con motivo de la Cumbre de Líderes sobre Refugiados convocada por Obama “el gran esfuerzo de España en materia de refugiados que seguirá demostrando generosidad”. Personalmente siempre he tenido en cuenta que al jefe del Estado le hacen los discursos y que éste se limita a leerlos en un atril sin mover una ceja. Pero en este caso yo no estaría muy seguro de que las palabras del Jefe del Estado sean ciertas. En rigor, como bien señala Público, “España no ha acogido ni al 3 % de los refugiados que pactó con la Unión Europea”. O dicho de otro modo: de las 17.387 personas que se comprometió a rescatar de los campos en dos años el Gobierno que preside Rajoy sólo ha sido capaz de traer a 516. Los últimos, los 16 refugiados huidos de Siria y llegados desde Grecia al Aeropuerto de Barajas el pasado lunes, según datos del Ministerio del Interior. Otra cosa es la Declaración de Nueva York, un documento donde los 193 países miembros, entre los que se encuentra España, “se comprometen a respetar los derechos humanos de todos los refugiados y emigrantes, sin importar su estatus”. Al final me temo que todos esos compromisos, en apariencia muy serios, no serán respetados, Una cosa es la firma de un documento de compromiso y otra dar trigo. Y España, tal vez acostumbrada al incumplimiento de las normas, no dará ni un celemín. El Gobierno en funciones que nos ha caído en suerte, mejor dicho, en desgracia, prefiere dar dinero a mansalva a pintores para que hagan cuadros de la realeza que a dedicar dotaciones a servicios sociales. Como muestra, sirva el botón del último cuadro de Felipe VI contratado con pintor Hernán Cortés Moreno por el Consejo de Estado para sus dependencias por un importe de 68.200 euros. Pero es que, con anterioridad, ese pintor con nombre de descubridor de México, que parece que se hubiese quedado con el tesoro del Vita sin necesidad de llegar a Veracruz, y también sin haber conocido a Moctezuma ni tener que arrancarle su penacho, ya había hecho otros retratos del actual jefe del Estado por encargo del Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo y la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, así como los que lucen en La Moncloa Felipe González y José Maria Aznar, además del de Letizia Ortiz siendo princesa de Asturias consorte, etcétera. España, como ha dicho Felipe VI en Nueva York, hace grandes esfuerzos en materia de refugiados. Obras son amores y no buenas razones. En mi condición de republicano, yo también confío en que alguna vez, como dijo Faruk, sólo queden en el mundo cinco reyes: los cuatro de la baraja y la reina de Inglaterra. Los esfuerzos que está haciendo el Gobierno en funciones por traer refugiados a España me recuerda aquella locomotora sin fuerza que produjo la anécdota de un torero en 1908. Ya la he contado alguna vez. Resulta que viajaba  Rafael Gómez Ortega, desde Sevilla a Madrid en aquellos trenes de carbón y carbonillas saliendo por su chimenea. En Despeñaperros, la locomotora perdió fuelle. Al llegar a la Estación de Atocha,  la máquina avisó con  un fuerte silbido su presencia, a la vez que exhalaba una potente nube de humo, Gómez, habiéndose bajado de su vagón y ya en el andén, miró a la máquina y le espetó: “¡esos cojones en Despeñaperros!”. Pues eso, ese esfuerzo español en materia de refugiados que se note. Hasta la fecha, ni flores.

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