lunes, 3 de octubre de 2016

El "salvador patrio" Rivera sale de su afasia





Señala Javier Fernández, actual presidente de la gestora del PSOE que “una abstención no es lo mismo que un apoyo”. No, claro que no, pero una abstención de los socialistas en el Congreso daría automáticamente el triunfo a Mariano Rajoy. Sí, ya sé que sería para ellos lo menos malo. Ir a las urnas por tercera vez equivaldría su suicidio, si damos por acertadas las encuestas publicadas por determinada prensa. El PP, que se ha venido arriba con el capote, ya duda entre apostar por la abstención socialista o aprovechar su crisis interna en unas nuevas elecciones en diciembre. A ver qué dice el chamán Arriola.  El PP se ve ya con mayoría absoluta a nada que reciba un pequeño empujón de su Marca Blanca. Como bien entiende hoy El Español, “el artículo 99 de la Constitución permite que sea Javier Fernández, presidente de la gestora del PSOE, el representante que vaya a ver a Felipe VI a Zarzuela y le comunique esa hipotética abstención de su partido ante una nueva sesión de investidura de Mariano Rajoy”. Así están las cosas. Rivera sale de la afasia que le tenía postrado tras su descalabro en el País Vasco y Galicia y ha hablado: “Ya no hay excusas. Debemos lograr un Gobierno a final de mes”. Rivera es como el maestro Ciruela, que no sabía leer y puso escuela. Pero ¿de qué va ese hombre? Consejos vendo que para mí no tengo. A ver si se entera: los votos que recibiría de más el PP en el caso de volver a las urnas por tercera vez serían aproximadamente los mismos que perdería su partido, solo que el PP, beneficiado por la ley D'Hondt,  necesitaría menos votos que Rivera para conseguir mayor número de escaños. Rivera es como el ajo, que está en todas las salsas. A ver si se va enterando de que los dos partidos que gobiernan en alternancia, PP y PSOE,  utilizan a Ciudadanos para intentar cuadrar la aritmética parlamentaria en  propio beneficio. Rivera, por decirlo de forma llana, es un comodín que cada día que pasa pierde fuerza de manera directamente proporcional a la crecida del PP. En efecto, “ya no hay excusas -dice Rivera- para formar una mesa por el desbloqueo después del triste espectáculo ofrecido en la sede de Ferraz”. En un alarde de patológica osadía se ha permitido poner fecha en el Casino de Madrid: “finales de octubre”.Y se ha permitido, también, señalar que “España necesita reformas, modernidad y diálogo”, que es el equivalente al “sangre, sudor y lágrimas” de este Churchill de opereta. España lo que necesita, a mi entender, es meter a los corruptos en la cárcel por mucho tiempo. Mientras esos sinvergüenzas sigan campando a sus anchas y no devuelvan el dinero robado a los españoles no será posible ninguna de esas, según él, “urgentes necesidades”. Aquí las únicas urgentes necesidades que el PP contempla como necesarias son las de exonerar el vientre. Pedir reformas, modernidad y diálogo a Rajoy y su combo, en el supuesto de que alcanzase mayoría absoluta para gobernar, equivaldría a pedir peras al olmo. Pero el “salvador” Rivera, que parece que hiciera el papel de Osmín en “El rapto en el serrallo”, no se entera de lo que acontece en el proscenio.

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