jueves, 6 de octubre de 2016

Evolución divergente





El diario ABC, en su sección de Ciencia,  informa al lector de por qué las manos tienen cinco dedos y no siete. Y hace referencia a la evolución divergente, “un mecanismo por el cual una misma estructura biológica sufre modificaciones en varias especies a medida que los organismos se adaptan a nuevos entornos”. Eso de los polidáctilos de siete falanges y los pentadáctilos de cinco, me parece muy interesante, pero no es momento para ponernos severos y entrar en discusión sobre mutaciones en las especies por deriva genética, selección natural, ni tampoco sobre el sexo de los ángeles. Anson, en El Mundo señala estar muy preocupado por el futuro de los socialistas, y en su “Canela fina” da ideas de Perogrullo para resolver la “papeleta” institucional. “Bastan once ausentes” –ha dicho- para dejar gobernar a Rajoy. “Tal y como están las cosas –sigue aclarando- no parece complicado encontrar once diputados dispuestos a brillar por su ausencia, lo que permitiría al PSOE reafirmarse en el no a Rajoy y mantenerse cómodo en la oposición”. ¿Será eso también consecuencia de la evolución divergente? Pero, al margen de tautologías retóricas, la “fórmula Borrell” que Anson propone tampoco parece que sea el bálsamo de Fierabrás, del francés fier-à-bras (a brazo partido), capaz de curar todas las dolencias de los miembros del ya extinto Comité Federal socialista, cuyos componentes se comportaron hace pocos días como verduleras, dando un lamentable espectáculo en la madrileña sede de Ferraz. España no es la Ínsula Barataria. Recuérdese las palabras de Sancho en el capítulo 10 de El Quijote: “…que por grande que sea, yo me siento con fuerzas de saberla gobernar tal y tan bien como otro que haya gobernado ínsulas en el mundo. A lo cual respondió Don Quijote: advertid, hermano Sancho, que esta aventura, y las a estas semejantes, no son aventuras de ínsulas, sino de encrucijadas, en las cuales no se gana otra cosa que sacar rota la cabeza, o una oreja menos; tened paciencia, que aventuras se ofrecerán, donde no solamente os pueda hacer gobernador, sino más adelante”. Bueno, que siga gobernando Rajoy no significa que se vaya a romper este país, pero un PSOE  más pendiente de mirar por el retrovisor, por ver si le hace sorpasso Podemos en la recta final que de pensar en hacer una seria Oposición en el Parlamento llegado el momento, tampoco anima mucho a los posibles votantes. Dejar gobernar a Rajoy por evitar unos terceros comicios, valga; pero no parece necesario que el nuevo aspirante que salga de de la Gestora que preside Javier Fernández hasta el próximo Congreso socialista, que deberá entrevistarse con Felipe VI en la ronda de consultas, le tenga que besar al incombustible caballero Rajoy la mano, ni a su caballo, la falda de la loriga.

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