martes, 29 de noviembre de 2016

Palma




Me entero por El Mundo que el pleno del Parlament de este martes ha aprobado una modificación de la Ley de capitalidad con la que se cambia la denominación de 'Palma de Mallorca', que pasa a llamarse 'Palma', cuatro años después de que se acordase la modificación contraria. Y nos recuerda que Palma pasó a ser Palma de Mallorca en  2012. Pues nada, palmero, sube a la palma, y dile a la palmerita… Sí, ya sé que esa canción es una isa que pertenece al folclore de las Islas Canarias y, también, que forma parte de la estructura de la marinera limeña de término ya que la canción viajó a Jalisco y a Lima. Pero, y así lo entiendo, me parece una estupidez que el Parlament pierda el tiempo en esos detalles. Es como si al Gobierno de Aragón le diese por quitar el apellido a La Almunia de Doña Godina, la Junta de Castilla y León truncase el nombre de Mansilla de las Mulas, o la Comunidad de Madrid llamase Sevilla a Sevilla la Nueva. Podría suceder que alguien enviase una carta a un ciudadano de Sevilla la Nueva y apareciese el cartero con la carta en la mano por Sierpes o por República Argentina, que también tiene palmeras a ambos lados de la calle. Precisamente ahora hace un siglo en que más de 500 pueblos españoles cambiaron de nombre por decreto. La razón era que más de mil de los 9.266 pueblos existentes entonces se llamaban de la misma manera. Fue entonces cuando la Real Sociedad Geográfica propuso una reforma de la nomenclatura por Real Decreto de 27 de junio de 1916, refrendado por el conde de Romanones y firmado por Alfonso XIII. Así, Roquetas pasó a ser «de Mar», Moncada sumó «y Reixach», Buitrago el apellido «de Lozoya» o San Fernando «de Henares», etc.; y así hasta 573 municipios. Manuel Foronda, promotor de esa reforma, contó al diario La Época  (4 de julio de 1916) que estudiando las etapas recorridas por Carlos V en sus viajes por España, se encontró con un sinnúmero de localidades y poblaciones que llevaban los mismos nombres, y éstos, sin calificativo o añadido alguno que entre sí los diferenciara. El experto, que recibió el título de marqués de Foronda entre otros méritos por esta normalización toponímica, destacaba cómo existían, por ejemplo, seis “Villaverde” esparcidos por España. De ahí la necesidad de ponerles “apellidos”. Cosa distinta fue la que hizo Franco, al cambiar el toledano nombre de Azaña por el de Numancia de la Sagra por razones de enfermizo encono hacia la figura del último presidente de la II República, o los rocambolescos nombres que recibieron durante el franquismo los diversos pueblos de colonización.

Barruntos de tormenta




Hoy, 29 de noviembre se conmemora la fiesta del patrón de Pamplona, san Saturnino. En Cuba siguen las filas para despedir a Fidel Castro, y en España los medios se ceban contra Fernando Trueba por no sentirse español (como dejó claro en el Festival de San Sebastián el pasado año, con ocasión de la concesión del Premio Nacional de Cinematografía) y aprovechan ahora para desprestigiar su última película “La reina de España”, que se rodó con un  presupuesto de 11 millones de euros de los que una abultada cantidad procedía de subvenciones públicas. Cría cuervos… Melchor Miralles, en su último artículo en República de las Letras señala, a propósito del congreso del PP que se celebrará en febrero, que aquí pueden suceder dos cosas: “Rajoy no cabe duda que será el candidato popular en unas hipotéticas elecciones a celebrar en 2017 o 2018. Si la legislatura llega a su final, Rajoy decidirá entonces si seguir o poner en marcha un proceso sucesorio controlado en el que, como si fuera un accidente, él elegiría al sucesor, como Aznar le eligió a él, aunque ahora se arrepienta cada día de ello”. Pero, claro, en esas hipotéticas elecciones adelantadas el PP podría tener enfrente a Podemos como primer partido de la Oposición y, en tales circunstancias, con un PSOE desbaratado y un Ciudadanos casi desaparecido, un bipartidismo con fuerzas políticas aproximadas en número de escaños en la Cámara Baja sería todo un infierno para el partido que sustente al Gobierno. Tiempo al tiempo.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Tonterías, las justas





Todo ciudadano tiene derecho a manifestarse. Pero no todo ciudadano tiene derecho a sindicarse. Ese es el caso de la tropa y la marinería que es despedida de las FAS al término de su contrato laboral, que se extingue cuando llegan a la edad de 45 años. Pero hay que dejar claro que aquellos soldados que son despedidos al llegar al término de su contrato no se quedan con una mano delante y otra detrás. Muchos de ellos han recibido determinados cursillos (conductores, electricistas, jardineros, etc) que le pueden venir bien en la vida civil. Pero, tanto si consiguieron alguna especialización (programa Sapromil) como si no la consiguieron, tienen derecho a una indemnización de 20 días por año de servicio y pasar a la situación de Reservista de Especial Disponibilidad, por la que cobran 12 pagas de 600 euros al mes hasta cumplir los 65 años, compatible con un nuevo trabajo y salario en la vida civil, en el supuesto de que lo consigan. No es mucho dinero, pero justo será  reconocer que existen trabajadores en activo que ganan un salario mínimo no muy diferente (655’20 euros brutos) en hostelería, el campo, la industria, etcétera, a fuerza de deslomarse cada día en el tajo. Digo más: recientemente las limpiadoras de habitaciones de hoteles acaban de denunciar contratos que no superan los 2’5 euros a la hora. Y algunos desvergonzados hosteleros les hacen firmar contratos de cuatro horas cuando en realidad trabajan ocho, de manera que la parte contratante se ahorra mucho dinero en pagos a la Seguridad Social. De hecho, el sector turístico y hostelero está creciendo en España. Setenta y cuatro millones de turistas llegados en lo que va de año lo confirma. Pero, inexplicablemente, la parte contratada cobra salarios equivalentes a los de 2007. Y no descubro nada nuevo si afirmo que muchas mujeres tienen que tomar pastillas para aguantar los dolores musculares y que ninguna camarera de piso se ha jubilado a los 60 años. Antes de esa edad acaban sufriendo artritis o graves dolores de espalda. Vamos, que la puta mili no lo es tanto. Con eso queda todo dicho.

Un cielo dificilmente azul





Leo en Heraldo de Aragón que  “el grupo parlamentario de Podemos en el Congreso ha presentado una proposición no de ley que, de aprobarse, obligará al cambio de las matrículas de estos vehículos por otras de color azul. El objetivo es incorporar un elemento diferenciador para evitar la piratería en este sector, uno de sus principales frentes de batalla”. Me parece importante luchar contra el intrusismo profesional, pero en otros campos parece labor ardua y harto dificultosa. Hace años, por ejemplo, recuerdo que los sacerdotes llevaban una ridícula tonsura en el colodrillo del tamaño de un sentado, o sea, del diámetro de un duro de plata de Amadeo I. Pero la tonsura desapareció en 1972, cuando Pablo VI la abolió con su carta apostólica Ministeria quoedam en perjuicio de los salones de peluquería, a los que redujo sus ingresos en las ciudades con sedes episcopales, verbigracia: Tarazona. En todas las barberías de mi infancia y juventud recuerdo que en su tarifa de precios figuraba el importe por hacer la tonsura sin necesidad del uso de la bigotera. En este sentido, recomiendo la lectura de Guía del peluquero (revista mensual) ilustrada por Domingo Gascón; donde, por cierto, en su número 105 (Madrid, julio de 1880) aparecía un anuncio de La Orcescine, en el número 58 de la calle del Coso, en Zaragoza, donde se promocionaba una tintura vegetal para los cabellos y la barba a base de agua de nueces; caja, 20 reales. Anuncio que figuraba junto al Agua capilar del doctor R. Brim y el nuevo polvo de arroz sin bismuto Fleur de Jouvence, preparado por MM. L. Hugot y  Eyraud, Boulevard Malesherbes, 40, París. Pues bueno, a lo que iba. Los taxistas podrán llevar, si acaso sale la propuesta de ley adelante, matrículas azules. Pero ello no impedirá el uso del teléfono para la contratación de los BlablaCar  por muy  piratas que sean, y que se trata de una plataforma digital que pone en contacto a personas para compartir los gastos de un viaje. De hecho, no necesitan de ninguna licencia para operar -según manifestó su director general Jaime Rodríguez de Santiago-Concha a El Mundo el pasado 20 de octubre- porque la ley en todos los países de la Unión Europea los ampara para prestar servicios y a su libertad de establecimiento. Algún día de estos habría que hablar sobre el ridículo precio inicial de las licencias de taxi concedidas por los ayuntamientos y su posterior traspaso a precios de piso de lujo en la madrileña calle de Serrano. Ya puestos…

domingo, 27 de noviembre de 2016

El monte de las ánimas





Dejo la Sierra de Guadarrama y retorno a Zaragoza. La cabra siempre tira al monte, al monte de las ánimas, y por la trocha repaso algo de la prensa de Madrid donde se cuenta que ha muerto la condesa viuda de Montarco, Rosario Palacios, hija del juanista Julio Palacios y esposa que fuese de Eduardo Rojas Ordóñez, cofundador de Falange Española. Pero días pasados también murió la senadora Rita Barberá en la habitación 315, la última del pasillo, del madrileño Hotel Villa Real, de cinco estrellas (100 euros más IVA, precio especial para políticos de postín), donde no hacía mucho rato (nueve y media de la noche) había pedido al servicio de habitaciones una copa de güisqui JB y una tortilla de patata. Rita Barberá estaba investigada por presunta corrupción. Algunos políticos, que últimamente no se dejaban ver con ella ni en pintura, pasaron del  caloret del foc i la flama al desprecio más absoluto, pero supieron sacar, eso sí, su vena artística y llorona a la hora de los elogios funerales. Muchos políticos que tienen  rabo de paja  respiraron más tranquilos. Rita ya no podría seguir declarando ante el fiscal Conde-Pumpido. Ha hecho mutis por el foro y, como dicen por Castilla la Vieja, en boca cerrada no entran moscas. “¡Qué hostia... qué hostia!”.   También murió Fidel Castro, el marxista-leninista que se apoderó por todo el morro en La Habana de la casa a mis abuelos paternos. Dejo, como digo, la Capital de la Sierra, a la que los de allí llaman Collado Villalba, cuando estaban colocando en sus calles el tinglado de las luces navideñas y cuando el pico de Peñalara me saludaba jubiloso con sus primeras nieves.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Niveles de incompetencia





En su artículo “Los hombres no lloran”, que ofrece Jaime Peñafiel en República.com, éste hace referencia a un ministro, del que no cita su nombre. Lo primero que hizo al conocer el nombramiento fue llamar a su madre. Ésta, al recibir la noticia, por boca de su hijo de haber sido nombrado ministro, le respondió: “¡Hijo, esto es una desgracia para la familia! Hasta ahora, solo nosotros sabíamos que eres tonto pero, a partir de ahora, se va a enterar todo el mundo”. En El Principio de Peter, ese estudio de las jerarquías en las organizaciones modernas, Lawrence J. Peter y Raymond Hull, autores del libro, cuentan que en las empresas todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia. Pero lo que sucede en las empresas privadas también puede trasladarse a la milicia, a la jerarquía eclesial, al mundo financiero e incluso al Trono. Menos mal que en España, al estar constituida como una Democracia Parlamentaria, la figura real es casi simbólica. Siempre se dice que el heredero al Trono es el mejor preparado. ¿Comparado con quién? Es que no existe otro aspirante para poder hacer comparaciones. Un repaso histórico, tanto con Austrias como con Borbones, es la mejor muestra de lo que afirmo. Pues bien, cuando ese nivel de incompetencia se traslada al máximo cargo de una empresa (como sucede en tantas “pymes” que yo conozco, cuando se traspasa directamente el mando de un progenitor que levantó su modesto negocio desde la nada, en muchos casos sin poseer título académico alguno, a hijos absolutamente tontos de capirote) el desastre está asegurado. Es rara la pequeña empresa que dure más de dos generaciones. Conozco demasiados casos en dos leguas a la redonda. Y termino con una frase de Francisco Umbral: “Ningún tonto se recupera de un éxito, y nada entraña tanto fracaso personal como el éxito cuando has sido elevado en tu puesto de trabajo hasta alcanzar tu nivel de incompetencia”. Y ahora, con el permiso de aquellos que hacen la caridad de leerme, me voy a la Sierra de Guadarrama para que me dé el aire. Sigan ustedes con Dios.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Ancianos





Me entero de que el 40% de suicidios en España es de personas ancianas. No es de extrañar. El anciano sufre del mal de la soledad como un achaque que no tiene curación. No existe soledad más desgarradora que la de estar con alguien que te hace sentir aislado. Lo malo del anciano llega cuando se siente dependiente y se cree un estorbo. Y termina sus días en una residencia o en casa de un hijo, como si fuese un bulto en una consigna. Pero en el caso del bulto, llega un momento que alguien llega a una ventanilla para recogerlo. En el caso del anciano sólo se espera la llegada del barquero de Hades manejada por Caronte. En el Canto III de La Divina Comedia, aparece Caronte cuando Alighieri, Virgilio y Dante atraviesan la puerta infernal, el vestíbulo de los cobardes y el paso del Aqueronte después de haber atravesado la laguna Estigia. Al anciano le ha tocado trabajar duro, malvivir en una posguerra llena de hambruna, hacerse con un piso propio o de alquiler y criar una familia con pocos medios económicos. Y cuando ya es anciano y cree que tiene la vida resuelta, aparece una crisis económica de envergadura y debe hacerse cargo de hijos en paro, nueras indiferentes y nietos que no saben si conseguirán una beca para seguir estudiando. Y escucha en televisión a Mariano Rajoy afirmar que los datos macroeconómicos son inmejorables; con la misma complacencia que antes había escuchado a Rodríguez Zapatero señalar que ya se veían brotes verdes. Sí, todo va muy bien, pero ha de pagar una cantidad por los medicamentos que le despachan en las oficinas de farmacia. Sí, todo va muy bien, pero peligran los fondos de pensiones. Sí, todo va muy bien, pero a su exigua pensión sólo se le añade un 0’25 por ciento cada año que pasa. Sí, todo va muy bien, pero con el mismo dinero se pueden adquirir menos productos en el supermercado. Es la soledad de los perros abandonados en la carretera. No importa atravesar la laguna de Estigia a ser posible sin salvavidas cuando la muerte, en determinadas circunstancias, constituye una liberación.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Antropología del parentesco





Los datos son elocuentes. El Ayuntamiento de Zaragoza, que preside Pedro Santisteve, de Zaragoza en Común, dedica 100 euros por persona y año a Servicios Sociales: Huesca, presidido por Luis Felipe Serrate, del PSOE; y Teruel, con Emma Buj al frente, del PP, sólo dedican 50 euros en cada una de esas dos ciudades. Dicho eso, alguien debería explicar a qué dedican los socialistas y populares el dinero de sus arcas municipales. Pero, a otra cosa, mariposa. Antonio Burgos, que ayer escribía sobre el II Año Triunfal, la alternativa en 1937 de Pascual Márquez por Fuentes Bejarano y de la posible canonización de Muñoz Seca y otros 43 mártires de la guerra, aprovechó el viaje con  el recorrido de su pluma para recordar en ABC de Sevilla una vez más, ya no sé cuántas veces lo ha nombrado, a su abuelo político “don Julio Herce Nogales, fusilado en Guadalcanal por el terrible delito de ser de comunión diaria y de ir con devocionario a misa”. No cabe duda de que tuvo mejor suerte Antonio Limones, al que fusilaron pero no mataron,  y al que sacaron de la cárcel con su abuelo político el 13 de agosto de 1936, y también que su tío político, Julio Herce Perelló, fusilado el 29 de julio de ese año.  Sobre su tío político, del que ignoro si también iba a misa con el devocionario y comulgaba diariamente,  me consta  -y así lo dejó Burgos escrito- que siendo estudiante de Derecho fundó la Falange en Sevilla. En ese caso, y por lo que se desprende, ya no fue ejecutado por el “terrible delito” de ir con el misal en la mano. Con ello no trato de justificar lo que a todas luces fueron dos viles asesinatos. Pero recuerdo a Burgos que sobre la represión en Sevilla, el exgobernador Varela calculó unos 6000 muertos mientras que Antonio Bahamonde, exdelegado de prensa de Queipo de Llano, escribió que fueron 20.000 sólo en Sevilla capital. Se ha comprobado que entre julio de 1936 y febrero de 1937 fueron arrojados a la fosa común del cementerio de San Fernando 3.028 cadáveres anónimos, probablemente todos muertos a manos de los sublevados, incluido el alcalde Horacio Hermoso y el presidente de la Diputación Provincial, José Manuel de Puelles. Todos los años, al llegar noviembre, la prensa de la derechona que tanto odia la Ley de Memoria Histórica, a la que Rajoy le quitó dotación presupuestaria, ventila los sucesos de Paracuellos de Jarama. Pues bien, puestos a recordar, recordemos todo. A unos les fusilaron por fascistas; a otros, por defender la libertad y el Estado de derecho que constituía la Segunda República. A Burgos, ya de paso, le recuerdo que hay parentesco por afinidad, por consanguinidad y por adopción. Y que las relaciones establecidas por compromisos religiosos no se consideran parentales, forman parte de una categoría distinta que en antropología del parentesco se llama parentesco ficticio. Que Burgos, nacido en 1943, nos venga ahora con el trágico fin de un abuelo político que no conoció, qué quieren que les diga, es como si yo escribo ahora sobre el pronunciamiento liberal de Riego en Cabezas de San Juan, o sea.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Apocalipsis de opereta





La prensa se pasa el día intentando explicar al lector cómo poder entender las facturas de gas y de electricidad. Pero seguimos sin comprenderlas por más empeño que ponen. Ahora, lo que sí vamos entendiendo es la razón por la que la banca española y determinadas empresas de Ibex 35 se han llevado las manos a la cabeza por el triunfo de Trump. Así, el BBVA cae el 5’7 % en Bolsa por su exposición en México y los Estados Unidos, Prisa el 5’16, OHL el 4’53… No hay que ponerse nervioso aunque algunos entiendan que acaba de venir al mundo el Anticristo. Ahora sólo falta esperar a conocer qué opinan al respecto los editorialistas de El País, tras la tendenciosa deriva de Antonio Caño. A la señora Clinton le ha ocurrido como al lamerón Amaranto Bachiller Piolín, que decidió acercarse al bingo que había  a dos calles de su casa y salió de allí con el culo pajarero. Jugar cartones de tres en tres tiene esas cosas. Clinton para España representaba la democracia y Trump, el populismo, cuando la verdad es que nada es lo que parece. Los republicanos cuentan ahora con mayoría en las dos Cámaras legislativas, como sucedió con Mariano Rajoy durante la penúltima legislatura. John Carlin, en la prensa de Prisa, dice que “Trump en el ala oeste de la Casa Blanca será, en el mejor de los casos, un Cantinflas interpretando el papel de Calígula en una versión moderna del declive y caída del imperio. En el peor, representa una amenaza para la estabilidad mundial”. Y a sus votantes les llama “analfabetos políticos que han puesto a un loco al mando del manicomio”. Por eso digo que la cosa no ha hecho más que empezar. Me congratula saber que de momento no escucho las trompetas de Jericó en este Apocalipsis de opereta.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Sobre el "tostón al golpe de Estado"





En mi trabajo anterior,”Sobre tortillas de patata”, hacía referencia a El Practicón, de Ángel Muro, uno de los mejores libros de cocina que se han escrito. Este ingeniero de profesión, además de cocinero, colaborador de diversas revistas de la época y amigo de Emilia Pardo Bazán, murió el 13 de agosto de 1897 en Bouzas. A él se le debe, por ejemplo la “salsa sanguinaria”, que consiste en añadir a una mayonesa el jugo de una remolacha asada, y el famoso “tostón al golpe de Estado”, que ideó en 1874 tras el golpe de Pavía. Los ingredientes son: un cochinillo de 3 kilos y medio, un vaso de aceite de oliva, un vaso de jerez seco, ajos, sal gorda y tomillo. Se abre el cochinillo en dos mitades y se sala. Se unta la piel la piel con ajo y se coloca en la bandeja del horno con la piel hacia arriba, se rocía con un poco de aceite de oliva y se mete al horno a temperatura baja durante  media hora. Se le va añadiendo de vez en cuando un poco de vino por encima y el jugo que suelta. Una vez asado se le añade el tomillo. Se le puede añadir a la bandeja donde se está asando unas rodajas de patata. Esa misma receta se la atribuye también Dionisio Pérez Gutiérrez (Post Thebussen) al maestro Ferreras, “el amigo íntimo de Sagasta,  y León y Castillo, de Pérez Galdós y de Jacinto Octavio Picón, el hombre modesto que hizo ministro a Urzáiz y a muchos otros subsecretarios y directores generales y no quiso ocupar en su vida más cargo que el de director de El Correo, escribió una receta del tostón zamorano, que bautizó con el curioso nombre de tostón al golpe de Estado”. (Dionisio Pérez. Guía del buen comer español. Madrid. Sucesores de Rivadeneyra. 1929, p. 270).

Sobre tortillas de patata





Días pasados se celebró en Zaragoza un concurso de tortillas de patata organizado por la revista Gastro Aragón que dirige y edita  José Miguel Martínez Urtasun. Ya hemos salido de dudas: la mejor tortilla de patata es la que hacen en el restaurante Casa Coscolo. El accésit fue para el bar Don Policarpo. Pues nada, habrá que ir a probarlas cuando salgamos de casa para hacer un mandado. El éxito de la tortilla de patata, y ya lo he contado en varias ocasiones, consiste en freír las patatas, cortadas en rodajitas finas hasta el punto de que cuando las escurramos de la sartén con la rasera queden como estratificadas y bastante fritas. Y de nuevo en la sartén, le echaremos la mitad del batido de huevo, siempre abundante, primero por un lado, luego por el otro, y dejaremos que salga algo de ese batido por el borde de la sartén aunque no tenga patata. Las tortillas, a mi gusto, han de ser bastante planas y jugosas. En El Practicón, Ángel Muro, hace referencia a un contramovimiento que considera esencial: “con la mano izquierda se zarandea la sartén en redondo e imprimiéndola un movimiento circular para que la tortilla, así que se cuaje, empiece a girar sobre su base, pero en sentido contrario. A medida que el cuajado se hace más firme, se aviva el zarandeo para que el manjar se colore por igual, según quiera el operador”. Y en  nota al pie, Muro dice: “Invito a todos los cocineros de fuste a que expliquen a sus pinches y ayudantes el porqué de este movimiento”. Bueno, cada maestrillo tiene su librillo. También señala Muro que “la tortilla a la española ha de ser maciza, amazacotada, redonda y de mucho espesor”, justo lo contrario a lo que yo propongo. En El Amparo, las hermanas Azcaray sugieren que “la patata se trocee en cuadraditos y que una vez emplatada se presente en la mesa doblada por la mitad. En fin, sea invención  de las tropas de Zumalacárregui durante las guerras carlistas, de Joseph Tena Godoy y el marqués de Robledo, o del cocinero belga Lancelot de Casteau, que publicó su receta en 1604, lo cierto es que fue un gran invento culinario.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Patatas a la letra impresa




Me fascina a leer a Juan José Millás. Sus artículos me recuerdan mucho a los de Julio Camba. Acabo de leer uno de ellos en El Correo de Zamora, que titula “Exito culinario”, que me ha producido una “lírica melancolía”, al igual que me sucede leyendo al elegante escritor de Villanueva de Arosa. Pues bien, en el artículo de Millás, éste cuenta lo siguiente: “Vino mi hermano pequeño a comer y me enseñó un truco para cocer patatas que consistía en envolverlas en papel de periódico e introducirlas cinco minutos en el microondas. Me olvidé del asunto, porque no hay día en el que no me den una receta para el microondas, pero ayer tuve gente a comer y me dije: Voy a probar. En vez de coger periódicos atrasados, como me recomendó mi hermano, cogí uno del día, con las noticias frescas, y fui envolviendo las patatas una a una. Esta, con las páginas de Economía; esta, con las de Cultura; esta otra, con las de Nacional. El secreto estaba en utilizar varias páginas para una sola patata, porque así se hacían en su jugo. Por una cuestión de carácter (me gusta el humor negro) envolví un par de ellas en las páginas de esquelas. Pensé que era como echar un hueso al cocido”. El caso es que, cuando el microondas dejó de dar vueltas, comprobó estupefacto que la literatura y las fotos de los periódicos se habían plasmado en las pieles de las patatas. Termina contando Millás: “Los titulares aparecían al revés, en espejo, lo que añadía más misterio al fenómeno. Primero pensé en pelarlas, pero luego decidí que no, de manera que las partí en rodajas que rocié con el sofrito improvisado. El éxito de las ‘patatas a la letra impresa’ fue bárbaro. Reservé para mí, por puro morbo, las patatas que había envuelto en las páginas de esquelas”. En fin, me voy a comprar el pan. En seguida vuelvo…

viernes, 4 de noviembre de 2016

Caparrós en "The New York Times"





Cuatro de noviembre, san Carlos Borrromeo. Regreso de hacer unos mandados en Mercadona, donde he visto pagar una barra de pan de 40 céntimos con una tarjeta de crédito. Llueve. El nuevo Gobierno (que es lo más parecido a unos zapatos viejos a los que se les han puesto medias suelas) ya ha jurado lo que tenía que jurar delante del Jefe del Estado. Son trece. Ayer, la televisión de Aragón se pasó la mañana siguiendo a   Rudí por la calle. Se olfateaban una cartera para ella, aunque fuese de nueva creación, pongamos por caso el Ministerio de Flora Fluvial. Pero no, de momento habrá de conformarse con un escaño en el Senado, que no es moco de pavo, donde están varados los viejos roncuales azules de la cosa pública, dispuestos a hacer segundas lecturas de proyectos legislativos antes de ser devueltos al Congreso, como si fuesen viejas novelas del Oeste de segunda mano donde siempre mueren los malos. Pero el escándalo lo ha producido en Castellón el presidente de la CEOE, Joan Rosell, al señalar en una conferencia -según ha revelado El Levante- que “la incorporación de la mujer en el mercado de trabajo supone un problema para que haya trabajo para todos”. Pues nada, volvamos a los tiempos del franquismo: ellos, además de su trabajo en la fábrica, haciendo pluriempleos sin cotizar a la Seguridad Social; ellas, en casa remendando calcetines, fregando platos y haciendo las labores propias del hogar. Con tipos así seguro que vamos a echar mucha pierna. Sólo le ha faltado decir que habría que crearse otra Sección Femenina, incorporando el Auxilio Social, y que las mujeres se viesen en la obligación que hacer una canastilla en el caso de que pretendieran sacarse el permiso de conducir. Y Martín Caparrós, en las páginas de The New York Times, en su artículo “A Sumajestad (sic) el Rey de España”, señala que “Felipe VI tiene una vida rara y un trabajo aburrido un poco rancio” y le indica que “debería pensar en renunciar, conseguir una casa, hacer las cosas por su propio esfuerzo y buscarse un buen empleo”. Yo también lo entiendo así. La Monarquía en España no tiene sentido. No se puede tener como único mérito la cuna.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Corredores de la muerte





Dice hoy Raúl del Pozo en El Mundo que “ser ministro, después de los de Franco, no tiene mucha importancia; tampoco en otros tiempos era una gran cosa. Galdós los retrata como una caterva de monigotes que actúan como refrendadores de lo que les manda el que manda. El que manda es Mariano Rajoy. Los ministros de ahora no llevan pelucas como las de los Borbones, están expuestos a las injurias en las redes, no pueden enriquecerse y si hacen negocios sucios no pueden llevar el dinero a Panamá porque están vigilados como si fueran tarugueros. No serán sino unos funcionarios interinos que ganan 70.000 euros al año, menos de lo que cobran en su actividad privada”. Se le ha olvidado a Del Pozo decir que de cada uno de ellos se pintó y se  pintará un  retrato que quedará por los siglos en las paredes de los pasillos del Ministerio que ocuparon, algunos tan efímeramente que casi nadie recuerda su paso por el mismo, ni siquiera los ordenanzas que visten de azul en invierno y de gris en verano. Y cuando se cruzan por los pasillos con el retrato del que fuese su jefe les causa el mismo efecto que encontrarse con un desconocido a la puerta de unos urinarios. ¿Alguien se acuerda de Suances, de Peña Boeuf, de Domínguez Arévalo? Fueron ministros del primer gobierno de Franco. ¿Y de ministros de Suárez? Quién recuerda a los diecinueve ministros de su primer gobierno? ¿Quién recuerda a Pascual Pery Junquera, a Luis Ortiz, a Calvo Ortega, a Enrique Sánchez de León…? Todos ellos disponen de retrato en los pasillos de sus respectivos ministerios, muchos ya no existen, como si fuesen santones de nombres raros y a los que nadie ofrece oraciones, cuyos nombres sólo aparecen en el taco del Corazón de Jesús, junto a las fases de la luna, los días que faltan para terminar el año y las misas de feria de tiempo ordinario. Sólo existe una ministra que duró lo que un suspiro: la ministra de Igualdad, responsable del Ministerio del mismo nombre, creado por Rodríguez Zapatero en 2008, durante la IX Legislatura, Bibiana Aido, hija de un alcalde de Alcalá de los Gazules. El 20 de octubre de 2010 fue suprimido ese Ministerio y su estructura se integró en el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad conformando la nueva Secretaría de Estado de Igualdad. Todo su mérito consistía en haber sido directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco. Su retrato, de tenerlo, no sabemos dónde estará. Bibiana Aido fue inventora de palabras. A ella le debemos el invento de la palabra “miembra”, que no fue aceptada por la RAE. Los viejos ministros, ya se sabe, permanecen retratados en los pasillos de sus Ministerios, que son como corredores de la muerte. Todos ellos desaparecieron de la escena política con la llegada del motorista que les anunciaba su cese.