viernes, 9 de diciembre de 2016

El "síntoma de unilateralidad"





El portavoz del Gobierno y responsable de Educación, Iñigo Méndez de Vigo, que tiene apellido de vagón del “Shanghái” Barcelona-La Coruña y viceversa, ha dicho una vez terminado el Consejo de Ministros de hoy viernes que la cumbre del referéndum que reunirá a los miembros del Pacte Nacional pel Dret a Decidir  “es un síntoma de unilateralidad”. Y lo ha afirmado sin carraspear, como si fuese el sabio criterio del doctor Negrín. Seguro que ese ministro, que además es barón de Claret, sobrino de Carmen Díaz de Rivera (hija bastarda de Ramón Serrano Súñer, concuñado de Franco, y de Sonsoles de Icaza, marquesa viuda de Llanzol) y nieto de la escritora Carmen de Icaza, se ha quedado calvo detrás de las orejas. Pues claro que es un síntoma unilateral. ¡Nos ha jodido! Este hombre de alta cuna y de baja cama ha dado la misma respuesta a la prensa ante el problema catalán que podría haber dado mi nieta Candela, que tiene 5 años. Es como cuando toses y el médico te prescribe que tomes una cucharadita de Tosidrín en desayuno, comida y cena, o que te apliques un supositorio de Pulmonilo C al acostarte para dejar de toser y poder descansar, o que bebas con un sorbito de agua las pastillas Richelet, que iban dentro de unas cajitas de hojalata abisagradas y se fabricaban en San Sebastián. Soy consciente de que la Farmacopea ha avanzado que es una barbaridad, pero eso no quita mi deseo de hacer referencia a unos específicos que tomaba en mi infancia durante aquellos años de toses ferinas y del aeróbic callejero del piojo verde, que no era cosa distinta al tifus exantemático y que obligó a hacer redadas, no sé si a lazo, de mendigos, a los que se les afeitaba la cabeza y se les administraba bolitas de alcanfor para que las llevasen entre la ropa. La prensa, tan exagerada como siempre, aconsejaba lavados con formol, pero los mendigos de entonces decían, a mi entender con acertado criterio, que sería mejor que el formol se lo aplicasen esos resabidos periodistas a sus pasteleras madres. Aquellos fármacos estaban incluidos en el petitorio del SOE, que no tuvieron nada que ver con Pedro Sánchez, al que le acaban de quitar la escolta, sino con el Seguro Obligatorio de Enfermedad. Pero a lo que iba. “Esa cumbre –ha señalado el ministro- es una exigencia de los radicales de la CUP. Un síntoma de unilateralidad justo cuando estamos en una política de mano tendida. Espero que los catalanes vean quiénes estamos por el diálogo”.Bueno, dejémoslo ahí, que con tanto comezón vamos que tener que pasar directamente a los asperges con DDT. Las palabras del ministro referidas al “síntoma unilateral” de Cataluña me recuerdan las palabras de otro personaje, el entonces director general de Estadística (recuerden que el INE se creó en 1945) que calificó aquellos años oscuros inmediatamente posteriores a la Guerra Civil como “demográficamente extraños”, por el hecho de haber aumentado considerablemente las defunciones, mayormente en las cunetas, en las cárceles y en las tapias de los cementerios.

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