miércoles, 7 de diciembre de 2016

La demagogia de Santisteve





Me llena de estupor que el Ayuntamiento de Zaragoza haya asignado  479.935 euros a la Junta Municipal del Rabal, existiendo otras necesidades sociales de mayor envergadura. Los presupuestos participativos proyectados por el Ayuntamiento que preside Pedro Santisteve, de Zaragoza en Común, parecen una manera ridícula de intentar amarrar voluntades, como hasta hace poco intentó el socialista Juan Alberto Belloch. La Asociación de Vecinos de Arrabal parece tener claras cuáles son las necesidades más apremiantes del barrio. Puede ser que así sea, pero no lo parece. El caso de la explanada de la Estación del Norte, cuya dejadez es manifiesta, indica a las claras cómo anda el aceite del candil de Rafael Tejedor, presidente de esa asociación. Una asociación que recomienda, según reproduce hoy Heraldo de Aragón, el asfaltado y la dotación de una acometida eléctrica con el objetivo de convertir ese espacio público en un lugar utilizable para eventos como ferias, mercadillos o diferentes actividades de ocio y culturales. Los mercadillos ya tienen su espacio en Zaragoza, y el ocio y la cultura también. A mi entender, la mayoría de los vecinos, que no tenemos carné de participantes activos de esa asociación, lo que desearíamos es que esa zona, hoy convertida en un secarral, se ajardinara como el resto de su entorno. Lo que sucede, todo hay que decirlo, es que a esa asociación le interesa que todo siga así, con asfalto o sin asfalto, para que puedan instalarse los feriantes, de los que reciben importantes beneficios económicos por el hecho de poder instalar sus carruseles durante determinados periodos. Esa asociación de vecinos, de la que, como digo, muy pocos vecinos nos sentimos representados, fue la que aconsejó al Ayuntamiento que no se peatonalizase el Puente de Piedra; la que se hizo cruces por la apertura de un McDonald’s en el cruce de las calles de San Juan de la Peña con Marqués de Lacadena, en evitación de que los niños pudieran convertirse en obesos; la que instaló un ridículo peirón cerca del Puente de Piedra; la que no protestó por los adefesios municipales en ese espacio, en el que existen bancos públicos con desniveles incomprensibles; la que nunca ha denunciado que existan calles con excesivas baldosas sueltas en sus aceras; la que se inhibe vergonzosamente cuando determinados bares practican en sus terrazas ruidos insoportables hasta la madrugada, etcétera. El alcalde Santisteve debería, a mi juicio, dedicar ese dinero que se pretende asignar a la Junta Municipal de Arrabal, a atender comedores escolares, a podar unos plátanos de sombra cuyas ramas ya están a punto de penetrar por las ventanas de los pisos, y a no permitir que ningún transeúnte pueda dormir a la intemperie durante los meses de invierno. Sólo de esa manera tendrá sentido mi voto a Zaragoza en Común sin que me arrepienta de haberles dado mi confianza.

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