jueves, 8 de diciembre de 2016

Lo andaluz





Manuel Bohórquez comenta hoy en El Correo de Andalucía que “tiene que haber poderosas razones para que el Partido Socialista lleve tantas décadas gobernando en la región de más habitantes de nuestro país”. Al hacer referencia al paro endémico y a los últimos datos del Informe Pisa sobre educación, señala lo que todos sabemos: que Andalucía sigue a la cola de España, donde el PSOE lleva casi cuatro décadas en el machito. A todos, supongo, nos gustaría conocer esas “poderosas razones”, pero eso ya parece el misterio de la Trinidad, no de la que estudian los teólogos, sino de la otra, la Triniá, mi Triniá, la de la puerta real, carita de nazarena, por la virgen Macarena, yo te tengo compará, algo en tu vida envenena… etcétera. ¡Ay, Marifé de Triana, la de torre de arena…! El caso es que el andaluz, en general pacífico y acogedor, tiene ingenio a la hora de inventar palabras para definir a alguien que les cae mal: guartrapas, malaje, fartusco, carajote, julai, jartible, ciezomanío, papafrita… Guartrapas es aquel que se las da de listo; malaje, el malintencionado; fartusco, el ególatra que busca protagonismo; carajote, el engreído; julai, el pícaro; jartible, el cansino; ciezomanío, el desagradable; papafrita, el individuo de poca valía… Yo siento un gran respeto por lo andaluz, por sus tierras y por sus gentes. Por los socialistas que gobiernan esa bendita tierra, menos, que todo sea dicho. Susana Díaz, esa especie de marquesa de Benamejí en la que los andaluces tienen puestas todas sus complacencias es como la esperanza, no de Triana, sino de los descamisados de las 60 peonadas. Menos todavía siento simpatía por los socialistas desde el mangazo de los ERE y desde que en Sevilla plantaron la Torre Pelli y el adefesio de las venenosas setas en la Encarnación durante el califato de Sánchez Monteseirín. Esas excentricidades no se le hubiesen ocurrido ni al que asó la manteca, un personaje que quedó reflejado en “El arte de cocina, pastelería, bizcochería y conservería”, de Francisco Martínez Montiño, publicado en 1611, y en su apartado “Cómo se puede asar una pella de manteca de vacas en el asador”, según consta en la edición de de 1763. Y, claro, luego llegan las comunidades ricas y dicen que dan más de lo que reciben en el reparto de la pedrea nacional del ministro Montoro, que lleva apellido de municipio cordobés y que sonríe como si tomase las aguas medicinales del arroyo Arenosillo. Ándele, maestro: tirititrán, tran, tran, tirititrán, tran, tran, tirititrán, trantrero, tirititrán, tirititrán.

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