viernes, 17 de febrero de 2017

Que les den por el ojete





Resulta esperpéntico que un ciudadano haya sido multado con 180 euros en un Estado aconfesional, como es el caso de España, por hacer la “peineta” a la imagen de la Virgen de Valdejimena el 16 de agosto de 2015, durante una romería en la localidad salmantina de Horcajo Medianero. En la condena se explicaba que había cometido un delito de injurias, por el que el fiscal pedía dos meses de prisión. Pero finalmente el delito fue rebajado al afirmar el acusado que la “peineta” iba dirigida al cura. Hacer la peineta, ese gesto que hizo Aznar en Oviedo a unos estudiantes cuando le abuchearon en febrero de 2010, tiene su origen en la Antigua Grecia y es sinónimo de zafiedad. Cuentan que se utilizaba para alejar el mal de ojo. Se cuenta que en la batalla de Agincourt, durante la Guerra de los Cien Años, los franceses se habían propuesto cortar el dedo corazón a todo arquero inglés que lograsen capturar, así los arqueros mutilados de poco servirían en la batalla. Cuando la batalla comenzó a decantarse a favor de los ingleses, los arqueros comenzaron a enseñar su dedo corazón a los franceses como burla. Sea como fuere, siempre será preferible una “peineta” a un corte de mangas, que resulta más obsceno. Una “peineta” suele usarse para llamar cornudo a alguien, cuando se colocan dos dedos de la mano detrás de la cabeza. El gesto de levantar el dedo corazón para insultar se llama también “peineta”, aunque sólo por analogía con el otro gesto. Mal estuvo lo de Aznar y peor estuvo lo de Andrea Fabra, diputada del PP por Castellón, cuando en 2012 dijo aquello de  “que se jodan” en un  pleno del Congreso, cuando Mariano Rajoy anunciaba recortes en las prestaciones por desempleo. Una expresión chulesca que se convirtió en 'trending topping' en Twitter. Andrea Fabra, para el que lo desconozca, es la hija de Carlos Fabra, el tipo al que más veces le ha tocado el premio gordo en la Lotería de Navidad. A mi entender, el ciudadano que hizo la “peineta” en la romería de Horcajo Medianero, no sé si a una imagen, no sé si a un cura,  hizo un grosero acto, pero un acto de libertad de expresión. Ni Aznar ni Fabra, que a mi me conste, fueron condenados a penas de multa. El dedo corazón no admite priapismo salvo en los masajes prostáticos que se administran por el ojo del culo con fines terapeúticos. Y puesto que hacía referencia a la batalla de Agincourt, acabaré haciendo referencia a la Revolución de 1868, cuando el pueblo de Madrid cantaba la siguiente copla: “¡Viva la revolución! / ¡Viva Prim! ¡Viva Topete! / ¡Y al marido de la reina, / que le den por el ojete!”.

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