viernes, 17 de febrero de 2017

Trabajar seguro





Resulta chocante que, ante el accidente el pasado miércoles del profesor Manuel Martín-Bueno en las ruinas de Bílbilis, el Gobierno de Aragón haya recalcado “que no hay ningún problema de seguridad y que el incidente se produjo en un lugar que no está abierto a la visita pública”, según informaba  al día siguiente  El Periódico de Aragón. Y digo que resulta chocante porque un accidente es siempre un accidente esté o no abierto a la visita pública. Y también resulta chocante que “no se siguieron las necesarias pautas de seguridad que en cualquier inspección de un inmueble de estas características debe imperar”. Por fortuna,  en este caso parece ser que fue un resbalón de ese catedrático al moverse una piedra o pisar en falso. A mi entender, confundir yacimiento arqueológico con inmueble se me antoja esperpéntico. Si se toma inmueble como adjetivo, valga. Es una propiedad (en este caso un terreno) que no puede ser trasladado a otro lugar. Pero si inmueble se toma como nombre, se hace referencia a una edificación destinada a vivienda u otro fin y que es propiedad de alguien; y al que se aplica, salvo excepciones, el correspondiente impuesto. Un yacimiento arqueológico, hablando en plata, es un asentamiento en el que existe una concentración de restos de antiguos pobladores. Y ese es el caso de Bílbilis, a  6 kilómetros al nordeste de la ciudad de Calatayud, donde se lleva mucho tiempo excavando en lo que queda de una importante ciudad celtíbera que comenzó su decadencia en tiempos del emperador Marco Ulpio Trajano, nacido en Itálica (cerca de la actual Sevilla) el año 53. En suma, en Bílbilis “no existe un problema de seguridad para el visitante”, si hacemos caso al Gobierno de Aragón. Nos quedamos más tranquilos. Pero ello no quiere decir que en ese lugar no exista riesgo alguno para los arqueólogos y para los trabajadores que practican las catas, lo diga Agamenón, su porquero, o el sursum corda.Y eso produce abatimiento.

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