domingo, 30 de abril de 2017

Anécdota de un caracolero






Esteban Trigo, hijo de un jefe de tren de los Caminos de Hierro del Norte de España y autor del librito “Mi pequeña historia de aquel viejo Arrabal”, a propósito de la hambruna existente durante la posguerra y del estraperlo reinante, describe en su libro la anécdota de un caracolero, cuyo nombre no consta, que durante la posguerra aprovechó su picaresca para viajar gratis en el tren y robar mercancía: “Mi padre me contó que un día de tiempo inclemente, no sé en qué pueblo, un transeúnte, tal vez  un caracolero,  le rogó que le permitiera viajar en un furgón hasta Zaragoza y él, compadecido, accedió. Mal pagaría aquel sujeto el favor, puesto que al llegar a destino, revisando la mercancía que transportaban –creo que se trataba de cajas de pescado—mi padre notó que faltaban algunas. Sin duda, el ingrato viajero, que ya había desaparecido, las arrojó en marcha y en esos momentos, ya estaría camino de ir a recogerlas”. (Esteban Trigo Estúa, “Mi pequeña historia...” Ediciones 94, Zaragoza, 1ª edic., 1988, pp. 67-68 y 69). Trigo hace referencia a abusos por parte de los ferroviarios de entonces, “que no tenían escrúpulo alguno en rebajar el peso de las mercancías con las que traficaban en aquella economía sumergida. La Compañía del Norte se vio obligada a tener que crear su propio cuerpo de vigilancia para la custodia de mercancías en los andenes así como las instalaciones ferroviarias. Aquellos vigilantes vestían de marrón, iban armados con un rifle y se les conocía como escopeteros pero la ciudadanía les apodó como abisinios.

Un día infeliz





Recuerdo que era un 1 de mayo. Tenía seis años. Había llegado a Zaragoza en un  tren con mis padres y mi hermano mayor. Nos quedamos a dormir en la Hospedería del Pilar. Al día siguiente nos vistieron de marineros y nos llevaron al Real Seminario de San Carlos. Nos dio la primera comunión el entonces obispo auxiliar Lorenzo Bereciartua en una capillita lateral donde él acostumbraba a decir misa diaria. Al darme la comunión, entonces se ponía directamente la Forma en la boca, el obispo metió los dedos tan hondos que me produjo una sensación de vómito. Pero nada hubiese podido vomitar al estar en ayunas desde la noche anterior, que entonces era condición necesaria para poder comulgar. Como decía el catecismo de Astete: “no se puede tomar bocado alguno desde las doce de la noche antecedente”. Mi padre, en un acto reflejo, me puso su mano en mi boca. Mas tarde regresamos a la Hospedería y acompañados por el obispo desayunamos, si mal no recuerdo, un chocolate a la taza acompañado de unas soletillas de Calatayud y algo más que ahora no recuerdo. Poca cosa. Al obispo le entregaron mis padres un obsequio en agradecimiento, consistente en un pequeño botafumeiro de plata. Mi madre se indispuso y se quedó acostada en la habitación. En la Plaza de las Catedrales, delante de donde se encontraba la Cruz de los Caídos, habían puesto un templete y bailaban jotas. El dos de mayo entonces era festivo. Lo estuvimos viendo desde un balcón. Más tarde salimos por el Paseo de la Independencia por tomar el aire. A mi madre la dejamos en su habitación, supongo que bien asistida por unas monjas residentes. Yo no había visto nunca circular un tranvía. Todo mi interés se centraba en que me dieran una vuelta. Por más que insistí, no lo conseguí. En la atardecida, con mi madre más repuesta, montamos en otro tren de regreso a casa. Al no contar con invitados al evento, tampoco tuvimos de regalo ni una caja de bombones. Reconozco que aquel no fue el día más feliz de mi vida. Me quedé con la inmensa pena de no haberme podido montar en un tranvía. Ya ven, qué cosas.

sábado, 29 de abril de 2017

Cruce de intereses económico-políticos durante la Restauración (I)




Suele pensarse, con acierto, que las grandes figuras políticas de la España decimonónica constituyeron, en parte elementos significativos de la oligarquía industrial y financiera, que contribuyó a la formación de una sociedad capitalista moderna, y se beneficiaron, en consecuencia, de sus ventajas. El cruce de intereses entre el sector económico y el político configuraron, a lo largo de la Restauración, la estructura burguesa de poder oligárquico, que caracteriza ese período”. (“La Banca Española en la Restauración”. Tomo HI. Política y Finanzas. Servicio de Estudios del Banco de España, Madrid, 1974, pp. 34-40). Ya antes, “Serrano, por ejemplo, se hallaba vinculado desde 1966, en calidad de consejero y luego de presidente, a la primera empresa ferroviaria del país, la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, promovida por Pereire Los lazos no se romperán hasta su muerte, en 1886, salvo los períodos que ostentaba la Jefatura de Gobierno. Antes había presidido el Consejo de Administración del Ferrocarril de Sevilla a Jerez”. (Véase Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España (1856-1946) “Historia, actuación, concesiones, ingresos, gastos y balances”, tomo HI, Madrid, Espasa-Calpe, 1940, pp. 647 a 654). “Montero Ríos era, en 1874, presidente del Ferrocarril Compostelano de Santiago a Carril”. (Véase “Anuario de los Ferrocarriles, 1874”, Madrid, Oficina del Bulletin Financier Espagnol y de la Correspondance Generale d’Espagne, 1874, pp. 214 y 279).”En los años 80 de la centuria, Castelar formaba parte del grupo de administradores de la Compañía de Ferrocarril del Puerto de Cartagena a los distintos puntos mineros de las cercanías y presidía una compañía francesa, que monopolizaba las concesiones ferroviarias de Puerto Rico. También se sabe que recibía treinta mil reales anuales como consejero de Administración del Ferrocarril de Bobadilla a Algeciras.” ( Cfr. Gaceta de Madrid, 16,HI,1881, y C. Llorca, “Emilio Castelar”, Madrid, 1966, pp. 316 y 317) “Por aquel tiempo, también Moret tenía intereses en los Ferrocarriles de Cáceres a Portugal”. (Tuñón de Lara: “Estudios sobre el siglo XIX”, p. 174.) “Canalejas, siguiendo la tradición paterna, desempeñaría en 1878 el cargo de secretario de dirección en la Compañía de Ferrocarriles de Ciudad Real a Badajoz y de Almonchón a Belmez, donde su progenitor era director general, y presidente el marqués de Cabra, Martín Belda, luego gobernador del Banco de España”. (“Anuario de los Ferrocarriles, 1878”, p. 251.) “Todavía encontramos en las filas liberales, iniciado ya el siglo XX, al conde de Romanones, consejero del Ferrocarril de Madrid a Aragón.” (“La formación de la sociedad capitalista en España, 1914-1920”, en J.Muñoz, y en “Datos para el estudio de la estructura industrial y para la cuantificación del proceso de concentración de poder económico en 1820”, S. Roldán, tomo II, Madrid, 1973, p. 395.)  “Por el lado conservador están Jorge Loring, el propio Cánovas, que además de Silvela, fue consejero y asesor de la Compañía de Ferrocarriles Andaluces, al constituirse ésta en 1872, llegando, incluso, a desempeñar la presidencia. En 1874 ostentaba también en cargo en la Compañía de los Ferrocarriles de Medina del Campo a Zamora y de Orense a Vigo (“Anuario de Ferrocarriles, 1874”, p. 340.) “Eduardo Dato fue miembro del Consejo de Administración del MZA.” (Tuñón de Lara, “Historia y realidad del poder”, p.30.) En los últimos años del siglo XIX, Valentín Almirall denunciaba el maridaje entre los intereses de la política y los negocios ferroviarios:”En España, decía, las Compañías de Ferrocarriles se apresuran a introducir en sus Consejos de Administración, con sueldos muy sustanciosos, a los principales políticos de todos los partidos, para tener, sea cual fuere la forma de gobierno y sea cual fuere el partido que ocupe el poder, personas que cuiden de sus intereses dentro del Ministerio. De este modo, siempre ganan sus pleitos contra los particulares... Después de esto se comprenderá muy bien por qué nuestros políticos no precisan de capacidades ni de conocimientos especiales para ser directores o consejeros de Compañías de Ferrocarriles o de otras similares. Basta con que tengan la probabilidad de llegar a ser ministros (...). Así, el señor Cánovas del Castillo, presidente anterior y futuro del Consejo de Ministros, es director de cinco grandes Compañías y cobra por ello pingües gratificaciones anuales, aunque no tenga más idea de los ferrocarriles y de su administración que la que pueda tener de los cráteres de la luna...”. V.Almirall: “España tal como es”, ed. de A. Jutglar y trad. de Rosario Fernández Cancela, Madrid 1972, p. 51).

viernes, 28 de abril de 2017

El pudridero de la España Cañí






Por las trochas monegrinas, por la Sierra de Francia, por Los Ancares, y por todo el contorno perímetral del trasero de la rosa de los vientos de esta España filibustera y amante de Frascuelo y de María, ya estábamos todos los españoles amenazados por aquel Movimiento, que estaba a punto de entrar en el pudridero de la España cañí, esa enorme morgue granítica y llena de limo y de gusarapos donde habitan las manolas, el capelo de Herrera Oria, los cráneos sin ojos de los Borbones, la Enciclopedia de Grado Elemental de Dalmau Carles, la voz quebrada del Gitano Señorón, la chistera de Canalejas, el pericón de Eugenia de Montijo, las gardenias de Machín, el caballo de Espartero y la pistola de Larra. Estábamos tan amenazados como cuentan que lo está hoy el cernícalo primilla, el sisón, la avutarda, la alondra de Dupont y el gato montés. Yo no sé si ahora, casi medio siglo después de tanto desasosiego y tato Fet y de las Jons sería necesario hacer otro Valle de los Caídos que guardase los restos de la esperanza de los que un día creímos en la democracia. Aquí todo el mundo se dedica a robar lo que puede, da igual que puedan ir a la cárcel. El dinero nunca lo piensan devolver. Aquel estraperlo del hambre de entonces se ha transformado hoy en un saca de aquí para llevarlo allí. En el pudridero de esta España cañí estamos casi todos, a los que ya nos clarea la raspa y el corbatín se nos sale del cuello de la camisa. Los viejos se ven obligados a ayudar a hijos, nueras y un rabo de nietos con una pensión de mierda; los jóvenes tiran de maleta camino de la diáspora, no sabemos dónde, y los chiquillos, ay los chiquillos, se esfuerzan aprender en colegios bilingües un ingles de andar por casa, nada comparable al que hablaba aquel inglés que vino a Bilbao por ver la ría y el mar...

Simplezas





Las simplezas casi siempre imprimen carácter en los creyentes, como siempre han aseverado los doctores de la Iglesia que, al menos según constaba en los rancios catecismos de la doctrina cristiana, tanto el “Ripalda” como el “Astete”,  saben responder, como sobreviene, insisten, tras recibir los sacramentos del bautismo y del orden. Pero no debemos olvidar que, por ejemplo, en 1437 el obispo don Alonso de Madrigal, más conocido por El Tostado, ordenase a los abulenses, fuesen cristianos, moros o judíos si contribuían con madera, cal y ladrillos a las obras de la iglesia de San Nicolás. Muy poco serio. Como nos recordaba Américo Castro, “de no haber existido conversos ni Inquisición, no existirían La Celestina, la poesía de fray Luis de León, la de Góngora, las obras de Cervantes y muchas otras extraordinarias realizaciones”. Y ese autor añadía líneas más abajo que “la subordinación de la cultura secular a la religiosa impidió a los españoles incorporarse al curso de la civilización europea. Desde el siglo XVI, a medida que avanzaba éste, fue desculturizándose Castilla. Se acabaron las matemáticas y dejó de estudiarse a Copérnico en Salamanca. La física de Aristóteles se juzgaba cristiano-vieja, mientras la física de Galileo y Newton era calificada de judaica. Un científico de la talla de Jorge Juan todavía tuvo que escribir que la tierra no se movía y hubo que esperar a 1900 y al conde de Romanones para que el Estado, y no las provincias, pagasen a los maestros de escuela”. Es cruel jugar con la aprensión ajena, más todavía cuando tal siniestra perfidia se traduce en beneficio de inventario.

jueves, 27 de abril de 2017

La fórmula de Margallo





La fórmula que propone el exministro de Exteriores García-Margallo de crear un “comité de hombres sabios independientes”, que juzguen las actitudes de los miembros de un partido cuando existan inicios de corrupción, me parece tan desacertada como intentar ganar una guerra disparando corchos atados con una cuerda. De ser así, ¿para que existen los tribunales de Justicia? Proponer crear un comité de sabios para tales menesteres contra unos  sinvergüenzas que se las saben todas es labor que sólo se le ocurriría, si acaso, al que asó la manteca. García-Margallo señaló, además, en un reciente encuentro con los empresarios de Zaragoza, que la corrupción que se está produciendo en este país es “transversal” y “especialmente dolorosa”. Pareciera que se estuviese refiriendo a las dolorosísimas inyecciones de “hepal-crudo forte” que me ponía en Lugo el practicante Pontide siendo yo un niño flacucho, o a la pésima estocada a un  astado durante los festejos isidreros y que requiriese el uso de verduguillo al maltratado toro repuchado en tablas. ¿Qué es eso de un comité de sabios independientes? ¿Acaso se refiere García-Margallo a los descendientes directos del doctor Franz de Copenhague? También dijo a los empresarios que Mariano Rajoy ya ha puesto en marcha “una batería de medidas sin precedentes”. García-Margallo, ahora convertido en tertuliano habitual de la televisión de los curas, debería pensar lo que dice. Esperar a que don Tancredo solucione los problemas del corrupto partido que él preside es como tener fe ciega en que montados sobre un tiovivo podamos volar a Buyumbura.

miércoles, 26 de abril de 2017

Despropósito





No parece de buena educación asistir al convite de una boda sin haber sido invitado. Ni que cuando alguien descubre que se la “colado” en la fiesta y le invita a marcharse por donde ha venido, el “gorrón” diga que le han vetado al banquete. Vamos a ver. Lo de Irene Montero es de libro. Angels Barceló dirige el programa de la SER “Hora 25”. Y a ese programa asistía como tertuliano Iñigo Errejón, de Podemos. Pero ese político dijo que no iba a volver a ese programa de radio, que su partido prefería que hubiese una rotación entre diputados de su grupo parlamentario. Bueno, pues nada, tan amigos. Adiós, usted siga bien. Pero la sorpresa llegó al día siguiente, cuando apareció por el estudio de radio, provisionalmente trasladado en Museo Reina Sofía donde se hacía un programa especial sobre el Guernica, Irene Montero dispuesta a engancharse al micrófono y desbarrar de lo lindo, como ya nos tiene acostumbrados. Barceló le indicó a Montero que no está invitada, pero que podía, si así lo deseaba, sentarse junto al público como oyente de ese programa nocturno. Pero Irene Montero no se conformó y “exigió” participar en el programa como tertuliana. Barceló le indicó entonces que había sido su partido político, Podemos, el que vetó a Errejón para seguir participando como contertulio y, en consecuencia, se le indicaron a Montero con mucha educación que la SER no admitía imposiciones de ningún partido político. Irene, muy enfadada, declinó la invitación de sentarse de oyente y se marchó indignada, porque “no se le permitía participar”. Esto es el colmo de los despropósitos. “En cualquier caso – según señala el diario ABC-- Montero ha querido aprovechar esa grabación [un video presentado por Podemos] para repasar los temas que hubiera querido abordar durante esa tertulia si hubiera podido participar. Además de aludir al aniversario [del bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor y al cuadro de Picasso], la portavoz de Podemos ha denunciado la ‘ciénaga de corrupción’ en la que estamos metidos por culpa del PP’. Poco después --sigue comentando ese diario-- era el propio secretario general de Podemos, Pablo Iglesias quien afirmaba en Twitter: “Nos quieren correctos o calladitos, pero seguiremos diciendo verdades. Aunque duelan al poder”. Bueno, pues que las digan donde proceda, o sea, en el Parlamento, que para eso cobran del contribuyente.

Promesas de andén





¡Ay, cuando el artista se cae del trapecio...! ¡Qué desconsuelo la de aquél al que nadie le recuerda! La soledad de quien se va marchitando en la solana en un rincón del jardín y buscando un calor que no cuesta dinero, aunque ahogándose en los rellanos de la escalera y en los vahos intensos de la melancolía. El teléfono ya no suena con insistencia. El cartero tampoco llama dos veces. Es sólo un adminículo más del bazar de los chinos, que nos invade la estantería y que todavía nos produce dolor el día en que se tira y se destroza, en un intento de pasarle el trapo para quitarle el polvo. Al menos en la caracola intuimos el murmullo del mar. En el auricular, en cambio, sólo un final de una carrera que conduce a ninguna parte. Eladio Romero García, en el prólogo de su libro “Guerra civil en Aragón” decidió un día llamar a las cosas por su nombre “... hablando de rebeldes, fascistas o franquistas, y no de tropas nacionales”. Después de tantos años transcurridos, pese a la diferencia de ambos conceptos, nos quedan la aceptación y la resignación, aún percibiendo de antemano que al aceptar cualquier cosa, lo que fuere, perdemos siempre la urgencia. Es necesario no mirar hacia atrás para no convertirnos en estatua de sal. Tampoco hay que mirar hacia delante. Sólo importa el presente, este instante, el perfume de una flor, el trino de un jilguero y el latido de un  pulso cada vez más débil. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... En la película griega “Un toque de canela”  escuché algo que le decía ella a él y que me impactó profundamente: “No mires, no mires atrás en los andenes, porque la mirada permanece como una promesa”.  Una tarde, en Lisboa, me senté en un velador junto a la estatua de Fernando Pessoa, que nunca estuvo en España salvo en una breve escala en las Islas Canarias. Decía que era un occidental extremo. “Cansa ser, suele sentir, pensar destruye...”.

martes, 25 de abril de 2017

Desasosiegos de conciencia




Uno, con los años, pasa por alto las manías ajenas y ensaya tentar cada zanja antes de brincarla. Antepone auxiliar a bien morir a buscar el bulto cada noche asistido de fanal de carburo y disparar con balines de plomo al tordo, al mirlo y al gorrión hasta diezmar las copas de las acacias, de las moreras y de los plátanos de sombra. Y a la noche siguiente vuelta a empezar. Sería más sencillo y menos cruento, admito, que al malnacido le diese por disfrazarse de botarga como hace el cagalaolla, hasta que los vecinos, hartos de la malsana extravagancia lo facturasen a gastos pagados hasta el fondo del abrevadero más cercano, o se ocultara bajo el tapujo del Cipotegato para recibir tomatazos, como adies­tran en las fiestas de Tarazona de Aragón, o que éste copiase al tío Babú, o a Baranda­les, que sólo amilanan, porque para hacer el bestia sobra con las salvajadas de los rústicos mozos de Manganeses de la Polvorosa, en la parte de Zamora, quienes para solaz lanzaban al vacío una cabra viva desde la linterna del campanario de la iglesia, que también son codicias de dar por el saco y de zaherir a la inteligencia. Quiero suponer que no proyectaban hasta el pavimento que tanto desbasta a la suegra del amigo, o a la recatada sobrina mancillada por un pretendiente de Trespaderne por temor a estar obligados a asumir desasosiegos de conciencia, que de ambiciones vive Dios que no carece. En Castilla la Vieja y en tierras leonesas,(ese inhóspito páramo donde se miró el ombligo toda la Generación del 98 y donde, como decía Unamuno, “hay gente que subraya tanto lo que expone que podría decirse de ella que habla siempre en bastardilla”) como los lacayos ya no hacen la guerra contra el moro ni contra doña Urraca, ni los francmasones levantan catedrales góticas ni fortificaciones para que siglos más tarde terminen siendo paradores nacionales de dudoso gusto, resulta que la morralla se cansa de expulsar micciones por la ventana y de portar pendones morados y lábaros en forma de cruces procesionales, pero aún continúan viviendo más del fasto que de la eficacia; y, claro, pasa lo que pasa, que la paga con el rumiante, al  que no dan  tiempo siquiera a que pueda tirar al monte, que es su inclinación natural. En esta España cañí sólo se sintió un mínimo respeto a la mula de tiro y a la vaca lechera por razones obvias. La parvedad también es poderosa. Se atribuye a  Voltaire que “el secreto para aburrir consiste en contarlo todo”. En esta libretilla de tapas de hule negras y papel cuadriculado sería convenientes que tratase de llevar una mínima disciplina, que pajes, jamelgos y lacayos son de este mundo, porque de estos andurriales somos todos, incluidos los tagarotes, esos hidalgos pobres que, como señaló Covarrubias, “se pegan donde pueden comer o sacar partido”, que de aquí  saldremos a buenas o a malas, como descifró Quevedo en “El Buscón”, es decir, “en palafrén pardo, a la brida y con un músico de culpas delante”. Absolutamente todos, los cristianos viejos, los conversos, los inicuos, los judíos que mataron a Dios, los crasos y los sopones que viven del embeleco y de la trapaza y, también, aquellos que reverdecen a costa de la caridad y de la adhesión del prójimo.  Estos días se están llenando las cárceles de políticos y mangantes. Pero no por mucho tiempo. Sólo el necesario como para que reciban clases de los que ya están dentro. El tiempo necesario para hacer un máster y aprender cómo robar más notándose menos. Aguirre dice sentirse engañada, no sé si como Cabiria Ceccarelli en la película de Fellini, con la entrada en prisión del Jeque Blanco. Y hoy le toca el turno a Jordi Pujol Ferrusola, el hereu, el primogénito del que fuese presidente de la Generalidad. Faltan muchos por entrar en la trena. A alguno de ellos, juzgado y condenado, se le pudo ver durante la Semana Santa en misas, oficios y procesiones en Retuerta de Bullaque invitados por Pedro de Borbón Dos Sicilias. Y los del pueblo le pedían permiso para poder hacerse selfies. Es cierto que algunos sopones reverdecen a costa de la adhesión del prójimo. ¡Qué le vamos a hacer!

Aragón sin empalmes





En su libro Aragón sin empalmes, Joaquín Carbonel y Roberto Miranda hacen un trabajo de fina ironía. En requisitos para ser tontos, por ejemplo, señalan que “el área de influencia del tonto llega hasta lo que da el término” Al referirse a los nuevos santos de Aragón, citan a San Cirilo Virgen: “Este sujeto procedente de Ucrania y afincado en Ricla, abrazó la jota y abjuró de kasachok. En fiestas iba quitando las piedras por delante de la procesión, para encontrar a su alma y se las ponía al santo. Se quitó de encima la Rusia hambrienta y se acercó a la panceta”. Al hacer referencia los récords, nombran a Kevin Mainar, el astronauta aragonés: “Este caballero no llegó a Marte, pero vete a pillarlo. Enganchó todos los fondos de la Caja Rural y dejó a media comarca sin comer. El del coche de línea La Segoviana fue el último que lo vio agarrado al cubata. Nunca un aragonés llegó tan alto”. Sobre los embutidos reciclados hacen referencia la butifarra catalana: “Tanto su origen como su contenido se desconocen al cien por cien. Tiene como único objeto el adorno para el turismo colgada del gancho. Antiguamente los aragoneses aún se la comían, pero tal es su efecto decorativo que Cataluña la ha adaptado como artefacto turístico”; y sobre la chistorra soberana: “Se elabora a base de manivela con la capoladora. El secreto está en el pimentón murciano. La probó Alfonso XIII en Calatayud y se quemó el bigote. Fue la puntilla de la monarquía”. En la sección de Utensilios y artefactos explican lo que sabemos sobre el abrelatas: “Este artilugio peligroso donde los haiga tiene la virtud de pillar la curva al rafe la chapa. Levanta un oleaje de salsa mejillonera que va directo a la solapa”. Sobre su manejo y mantenimiento, lo dejan claro: “Al revés que el tiburón: la aleta para abajo. Prete con el dedo gordo y aléjese de la herramienta sin soltarla. Comience un chino-chana por la raja de la hojalata. A todo lo que dé la pista. Agárrese que viene curva y luego la contracurva. ¡Ojo a la dentellada! Pero no suelte el objeto; el calamar aun es peor, porque no se ve nada. A la primera vuelta déjelo. No lo intente con el martillo porque salta. Toda esta operación hay que ejecutarla en secreto, a espaldas del mujerón”. Y así todo el libro, editado por Voces del Mercado, colección  Enredar es grátis, La Joyosa (Zaragoza).

lunes, 24 de abril de 2017

Domingo Gascón





En el número 104 de la revista mensual Guía del peluquero y barbero, dirigida por Domingo Gascón y correspondiente al mes de julio de 1880, con  redacción y administración en la madrileña Plaza de Santa Catalina de los Donados, número 2, entresuelo derecha, aparece un suelto “leído de un colega de Zaragoza”:

“Anteayer debió tener efecto en la villa de Fuentes de Ebro la procesión del voto o de las descabelladas, que consiste en concurrir todas las doncellas con el cabello tendido y recorrer las principales calles de la población, con la particularidad de estar cerradas entre tanto todas las puertas, balcones y ventanas, sin que ningún vecino pueda asomarse a ellos. A los forasteros se les permite verla desde la calle con mucho recogimiento. Su origen, que es antiquísimo, viene de un voto que hicieron los vecinos por verse libres de una extraordinaria plaga de langosta que, según la tradición, impedía hasta la cocción de alimentos por caer a millares en los hogares. La costumbre no deja de ser curiosa, pero bien podían esas jóvenes hacer otro voto análogo para que nos veamos libres de las muchas plagas que pesan sobre nosotros”.

Domingo Gascón y Guimbao nació en Albarracín (Teruel) en 1845, fue abogado, cronista de la provincia de Teruel, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y diputado a Cortes en las elecciones de 1901 y 1903, en ambas por Boltaña (Huesca). Ejerciendo de peluquero fundó y dirigió en Madrid el periódico Guía del peluquero y barbero (1873-1880). Fundó la revista Miscelánea Turolense (1891) y fue corresponsal del Diario de Manila. Perteneció a la Asociación de la Prensa de Madrid y fue autor de un Boletín Minero Comercial. También fue autor  del Cancionero de los Amantes de Teruel  y  La provincia de Teruel en la guerra de la independencia. Murió en Madrid en 1908.

Tormenta de arena y polvo





Como decía el baturro, “de lo que tenemos no nos falta de nada”. Pues bien, desde la muerte de Franco y el entierro de Fraga no se habían hecho tantos elogios funerales como con la reciente muerte de José Utrera. Que el suegro de Ruiz-Gallardón, imputado en crímenes de lesa humanidad, haya ido a morirse en la semana más dura para el PP con la Operación Lezo echa sal en las heridas, justo cuando el juez Velasco ve indicios de "compra fraudulenta y supuesta malversación" en el sobreprecio pagado por el Canal de Isabel II por la compra de la sociedad Inassa en 2001, siendo Gallardón presidente de la Comunidad de Madrid. Y en su funeral, donde se encontraba la incombustible Carmen Franco Polo, pudo verse a Ruiz-Gallardón sacando el ataúd a hombros, como cuando a Curro Romero le sacaban por la Puerta Grande de La Mestranza sin haber dado tres pasos de fuste con la muleta a ninguno de los dos pablorromeros que le habían tocado en suerte. Y a la salida de la plaza, todavía se acercaban las gitanas para ponerte en la solapa una ramita de romero a cambio de un “Dios se lo pague”. ¿Pero esto qué es?  A la salida del féretro de Utrera en Nerja, los ultras vivos aunque achacosos, con camisas azul-mahón y con más escamas que los caimanes del Mioceno, aún tuvieron pulmón para cantarle brazo en alto el Cara al Sol y dar vivas a Franco y a José Antonio, dos carcasas inertes de bombas de tornillo presentes en Cuelgamuros. Se ha muerto un fascista sin cambiar de bandera. Antonio Burgos, aprovechando que el Guadalquivir pasa por Sevilla, le dedica su artículo de hoy en la edición de ABC de Sevilla y recuerda la riada de noviembre del 61, el Tamarguillo, las viviendas sociales que pareciera que Utrera las hubiese pagado de su bolsillo, su guardia en los luceros..., ¡madre mía, cuanto aparato eléctrico para tan pequeña tormenta!

La dulce Françoise





Tiene razón Pedro G. Cuartango cuando comenta, a propósito de la trágica muerte en carretera de  Françoise  Dorléac hace ya casi 50 años que la belleza subsiste en el recuerdo. Si, en efecto, también los amigos muertos y los recuerdos infantiles. Fue el 26 de junio del 67, hacía diecinueve días que yo había llegado a Barcelona, donde me habían obligado a empadronarme para poder trabajar. Pasé toda la noche en un subexpreso de mierda donde no pude echar una sola cabezada. Pensaba que iba a descubrir América. De pronto me convertí en catalán a efectos estadísticos. Descubrí que Barcelona era una ciudad hostil para alguien que llegaba desde un pueblo de Aragón. Ha pasado mucho tiempo. He vuelto otras veces por allí pero en calidad de turista. A la Sagrada Familia le ha ido creciendo perifollo, las Ramblas siguen siendo un circo y al Barrio Chino le llaman El Raval. Las ciudades cambian y nosotros también. Hoy Françoise Dorléac ya no sería aquella muchacha dulce de Les demoiselles de Rochefort, dicen los entendidos que uno de los mejores musicales de la historia del cine. Morirse a los 25 años, como le sucedió a Françoise Dorléac, siempre produce consternación.

domingo, 23 de abril de 2017

Miserere





Esto va de mónadas, como el Oficio de Tinieblas 5, donde en su mónada 8, Cela dice: “Hay cadáveres que no acaban de estarse quietos, que dan ligeros respingos, que tiemblan, que suspiran y piden clemencia y se quedan mirando [mónada 9] para las mujeres que les escupen en la boca”. (Las comas las he puesto yo de mi cosecha, el punto final, también). El Oficio de Tinieblas 6 lo acaban de escribir Pedro J, Ramírez en  El Español, o Ramón Pérez-Maura en ABC, que ya no sé muy bien dónde está el final de este endiablado laberinto. Aquí se habla de tenebrarios y de los Príncipes de las Tinieblas, que parece que son más de uno, y más de dos, y  hasta puede puede que más de tres. Son el seis, seis, seis, que intenta matar con la almohada de miraguano y funda de satén (ése no es el camino, que todo es como una letanía, ora pro nobis, ora pro nobis. Mónada 29) al causante de tanto desasosiego. “Sólo faltaba la expresión 'amiga de la casa', empleada por Casals para explicar a González cómo una magistrada de la Audiencia Nacional les dio el soplo en noviembre de que tenían los teléfonos pinchados, para que todo adquiera los contornos de la peor mafia siciliana”, señala  Pedro J. “Adán y Eva usaban una serpiente alimentada de pájaros para que les silbase el canto de los pájaros muertos, ruiseñores, calandrias, verderoles, jilgueros, mirlos, cuclillos, cada uno con su canto”. (Nónada 120). Cuenta Pedro J.:“Nada describe mejor la actividad de este individuo [Casals], encaramado al altar del duopolio, como la propia liturgia del Oficio de Tinieblas, en el que el celebrante va encendiendo y apagando las velas del candelabro de quince brazos o tenebrario, hasta dejar solo una viva. Cristina Cifuentes tuvo el jueves en sus manos la oportunidad de contribuir decisivamente a la regeneración de este país. Si hubiera ratificado ante el juez su versión de los hechos, reiterada en privado, la fiscalía habría pedido -y obtenido- medidas cautelares fulminantes contra los coaccionadores. Pero su propensión a nadar entre dos aguas, o tal vez una indicación desde lo alto, le aconsejaron ponerse de perfil, vaciando así de parte de su contenido penal las éticamente inapelables grabaciones de la UCO”. Y ahora González rumia en la cárcel su lujo frágil y Cifuentes toca con la flauta de tres agujeros el Miserere mei, Deus mientras un raro ventolín con olor a caries apaga el último cirio del tenebrario.

Espectáculo desolador






Estaba duro Hermann Tertsch con su canto a la desesperanza ayer en ABC. En su artículo Desolación y orfandad, Tertsch ponía el dedo en la llaga: "Donde creían tener un campo amable para preparar la siguiente legislatura de subsistencia, comprueban que lo que tienen delante es una inmensa escombrera. Y quizás en ascuas. Es lo que tiene subsistir sin ideología ni ideas, ni planes ni programa. Lo que tiene estar obsesionados en la autodefensa, en refugiarse en armonías ficticias, huir del conflicto, ignorar o dar patadas hacia adelante a todo problema y comprar tiempo de gobierno hasta a los peores enemigos de la legalidad, de la convivencia, de la unidad nacional". (...) "Estallan conflictos internos con fantasmas del pasado que siempre son presente cuando nada se quiere dirimir. Y no existe ya cohesión ni en torno a ese líder inmutable, convertido en patético personaje sin nadie que le diga una verdad, le muestre la realidad ni corrija sus deformaciones". Lo del “Caso Lezo” lo conocían todos, pero esperaban, también Cifuentes, que nadie levantase la alfombra del Canal de Isabel II. Dice Alberto Garzón que “los corruptos son los que ponen los fiscales anticorrupción”, en referencia al fiscal Manuel Moix, calificado por Ignacio González como “uno de los suyos”. Sigue diciendo Tertsch: “El espectáculo es desolador. Porque no se le adivina consuelo. No hay en el escenario político y en los cuadros dirigentes de la sociedad española nada ni nadie que ofrezca el músculo moral y político para un golpe de timón que saque a España de este desesperante tratamiento extremo de la alternancia entre náusea y zozobra. Los que no tuvieron el patriotismo y el sentido del deber de abandonar la escena han servido de pretexto para que irrumpan en ella manadas de ignorantes, oportunistas, savonarolas semicultos y hampones. Y no hay patriotismo y sentido de deber que convoque a los mejores españoles a la política y al servicio público. Quienes podrían ayudar huyen de la política como la peste que hoy parece”. Más claro, agua.

Historia del lanzón




Con la llegada de la democracia se creó en Aragón la fiesta de san Jorge y se le hizo patrono de esa Comunidad Autónoma. Según la leyenda, en 1096 siendo rey de Aragón Pedro I, aconsejado por su padre Sancho I, inició la conquista de Huesca, que por aquellos días se encontraba en manos del monarca de la Taifa de Zaragoza Al-Mutaman. La lucha fue encarnizada.  San Jorge descendió de una nube a lomos de un dragón, supongo que el mismo dragón que atemorizaba a la población de Silca, portando una cruz granate en forma de lanzón y ayudó a ganar la batalla. Los musulmanes fueron derrotados y huyeron despavoridos. Pues bien, para endulzar la fiesta de san Jorge, los pasteleros idearon un dulce que llamaron lanzón. El afamado pastelero zaragozano Francisco Bentué Sauras, en su discurso de ingreso en  la Academia Aragonesa de Gastronomía (“La confitería-pastelería en general y las desaparecidas en Zaragoza”. Año 2002. Cuadernos de Aragón, número 42. Institución Fernando el Católico. DPZ) cuenta lo siguiente: “Año 1982. Febrero. La Asociación de Pasteleros, reunidos en asamblea decide celebrar el Día del Dulce para lo cual la Asociación toma la fórmula tan en voga (sic) hoy de regalar a sus clientes durante unos días unos vales para un sorteo. No es muy comprendido por los pasteleros eso de regalar, pero lo aceptan; y un buen día, al venir a la oficina  el asociado don Amadeo Babot, nos enseña un llavero de propaganda de su establecimiento y dice que se debería hacer un postre para san Jorge, cosa que nos pareció bien a los que allí estábamos, mas retiró los vales para los clientes y se fue. Finales de marzo o principios de abril; vuelve a la carga y esta vez acompañado de don Ángel San José, socio y comercial de Gedispa. Babot ya ha hecho unas pruebas con plancha de bizcocho, yema tostada, relleno de nata y turrón blando, sólo faltaba el adorno, la parafernalia, y es San José el encargado de buscar entre sus proveedores que nos suministren la efigie de san Jorge, la bandera de Aragón, la cruz y un cachirulo pequeño. Se organizan dos tardes en el obrador de la empresa Gilmir para que acuda todo aquel que quiera ver cómo se hace, y la Asociación pide al jefe de Informativos de TVE, Manuel García Frutos, que nos dé su opinión, que no puede ser más favorable. Se ofrece, en su condición de presidente de la Asociación de la Prensa, a llevarlo como postre a la Cena de los Aragoneses en la Lonja donde, además, va a ser galardonada la Asociación de Pasteleros, etcétera”. Fue un éxito aquel producto al que habían bautizado como “lanzón”. Y hoy, 35 años más tarde, cada 23 de abril se sigue ofreciendo en los escaparates de las confiterías aragonesas con éxito de ventas.

sábado, 22 de abril de 2017

Utrera




Menos mal que con la que está cayendo con casos de corrupción en el PP y las entradas en Soto del Real en régimen de internado y a pensión completa de varios presuntos corruptos relacionados con el Canal de Isabel II, al Rey Emérito le acaban de conceder la licencia de honor de vela, con motivo de una regata en Sanjenjo. Ya tenemos otro rey licenciado, aunque sea en vela. ¿No se alegran? Y en Nerja, donde murió el pobre Chanquerte y le cantaron aquello “de no te vayas todavía, no te vayas por favor”, acaba de morir Utrera Molina, suegro de Ruiz-Gallardón, al que Utrera tenía catalogado como “político de raza”, sin especificar qué raza. Ya van quedando vivos pocos ministros del franquismo. Utrera escribió un artículo en ABC en 2010 donde criticaba la Ley de la Memoria Histórica y que se quitase una estatua de Millán Astray. Con Carrero Blanco tuvo la cartera de Vivienda y al mes de su asesinato fue ministro-secretario general del Movimiento nombrado por Carlos Arias. Poco tiempo antes de la muerte de Franco fue sustituido por  Fernando Herrero Tejedor. Fue uno de los 59 procuradores en Cortes que votó contra la Ley para la  Reforma Política. Se presentó a las elecciones de 1977 dentro de la coalición “Alianza  Nacional 18 de julio” y no obtuvo escaño en el Congreso de los Diputados. Fue nombrado Caballero de Honor de la Fundación Francisco Franco, en ceremonia celebrada el 18 de julio de 2012, bajo el lema “Derecho al Alzamiento”. En su día también fue nombrado “caballero legionario de honor” y “cabo honorario de la Legión”. Fue uno de los  19 imputados por la jueza Servini en la denominada querella argentina, relacionada con la condena a muerte de Salvador Puig Antich. A propósito de la Ley de la Memoria Histórica no tuvo empacho en escribir un  artículo en Arriba titulado “El odio cabalga sin bridas”, de donde se puede extraer esta perla cultivada: “Yo me declaro en pública rebeldía contra esta ley sectaria que levanta muros entre hermanos y aventa (sic) de nuevo las arenas ensangrentadas de otro tiempo”. En 1969 la Diputación de Sevilla le otorgó la Medalla de Oro de la Provincia, que en 2016 le fue revocada.

viernes, 21 de abril de 2017

Como un castillo de naipes





Torres de Barbués un pequeño pueblo de alrededor de 300 habitantes en la provincia de Huesca, en  los Llanos de la Violada, regido por la alcaldesa Celsa Rufas, del PP. Ese pueblo ha sido noticia por el derrumbamiento de la torre de la iglesia de San Pedro, construida a finales del siglo XIX, aunque la nave única de esa iglesia es del siglo XVII y  estilo barroco. Curiosamente, a principios de los años 60 del siglo pasado se recortaron las capillas cercanas al altar y esos sillares sirvieron para elevar las paredes de la plaza. Algo que no debió hacerse sin la aprobación del Colegio de Arquitectos. A ese municipio pertenece la pedanía de Valfonda de Santa Ana, un poblado de colonización de la época de Franco creado en 1957 para que los nuevos colonos ocupasen una tierra recién roturada, parcelada y con nuevos regadíos en medio de un desierto. Pues bien, el campanario ahora derrumbado era de planta rectangular, de tres cuerpos de sillería y ladrillo rematado con un capitel de ángulos ochavados con cubierta piramidal que había sido rehabilitado, y sus obras de consolidación concluyeron en diciembre de 2011 con una inversión de más de 100.000 euros. Su derrumbe fue de madrugada, sin causar daños personales, aunque sí un gran susto a los vecinos. El pasado mes de marzo se detectaron unas grietas que fueron puestas en conocimiento del Obispado y de la Diputación Provincial. Se tomó la decisión de enviar a un arquitecto, que tenía previsto visitar la torre el mismo día del desplome. Tuvo suerte, se libró por los pelos o por el simple vuelo de una mariposa. Lo que no termino de comprender es a qué se dedicó la inversión de dinero público durante el mandato de esa alcaldesa. Doy por hecho que ya aparecerían fallos en la estructura de la torre al plantearse su consolidación. No lo entiendo. Torres de Barbués se independizó de Barbués en 1927, siendo su primer alcalde Cosme Rufas Aguareles.

La Banda del Canal





Juan Manuel Aragües cuenta un chiste en El Periódico de Aragón, en su artículo “Franco en Andorra”. En una de sus visitas al Principado, a Franco le presentan a todos sus ministros, entre ellos el ministro de Marina. “Franco se ríe y los andorranos le preguntan que a qué vienen esas risas. El contesta: “Hombre, ministro de Marina, ¡si no tenéis mar!”, a lo que le contestan: “Oiga, que nosotros no nos hemos reído cuando nos ha presentado al ministro de Justicia”. Ayer la Justicia española tuvo trabajo, y en televisión pudimos ver las lágrimas de cocodrilo de Esperanza Aguirre y el modo “sobrado” con el que se explicaba Francisco Marhuenda. A ambos, a Aguirre, a la que le han salido hasta el momento 26 ranas de la charca, y a Marhuenda, que aseguraba a los medios en relación a la Operación Lezo que nunca presionó a Cifuentes y que reconoció que a Marisa González, jefa del Gabinete de Cifuentes, le había llamado “zorra”, eso sí, en lenguaje coloquial, les escuché la misma frase: “A la política hay que venir llorado”; “Al periodismo hay que venir llorado”. ¿Casualidad? No sé. Mariano Rajoy se montaba en el tren para evocar el primer viaje del AVE Sevilla-Madrid, hace un cuarto de siglo. Y en un arranque de valentía dijo que este año Fomento iba a invertir 1.300 millones en la red de alta velocidad con destino a no sabemos dónde, tal vez a La Alpujarra. Lo que no contó Rajoy es por qué razón a los viajeros de Madrid-Valladolid y viceversa hay que subvencionarles el billete; o por qué motivo, en el tramo Olmedo-Zamora los trenes de alta velocidad tienen parada en Otero de Sanabría, que cuenta con 26 habitantes. Hay muchas cosas que no se explican, o que yo no entiendo. Sobre el feo asunto del Canal de Isabel II me da la impresión de que sólo es un “cortafuegos” en un intento, no sé si vano, por contener la cascada de desafueros que se le viene encima al Partido Popular. Podría ser que lo de la Banda del Canal sólo sea la punta del iceberg de algo mucho más serio que todavía desconocemos. Tiempo le pido al tiempo... En un Estado de derecho parece difícil de entender que no sea relevado de sus funciones de forma fulminante el nuevo fiscal jefe de Anticorrupción, Manuel Moix, que intentó limitar el alcance de la investigación en torno a  Ignacio González y tuvo que someterse a la Junta de Fiscales. Lo del chiste de Franco que contaba Aragües es el mismo espejo donde ahora se acicala con peine de carey Rafael Catalá, anterior secretario de Estado de Infraestructuras y ahora ministro de Justicia y notario mayor del Reino.