lunes, 17 de abril de 2017

José Luis Trasobares




El sagaz periodista  José Luis Trasobares, desde hace años escapado del redil de ese Management Zaragozano de la Tinta y la Espada con olor a naftalina  entiende, también lo entiendo yo de forma parecida, que “a la capital aragonesa le puede su alma campesina, y allí busca señas de identidad. Por eso, creo yo, Aragón TV programa a diario jota, ruralidad y un tratamiento de los temas sencillo y campechano que predomina por encima de espacios más sofisticados y rompedores. Claro, los mayores acontecimientos cesaraugustanos tienen que ver con procesiones, ofrendas de flores, aguantar sentado en La Romareda partidos de Segunda y salir al Centro los fines de semana (o a las carpas durante las fiestas). No hay ningún evento cultural propio que destaque. La gastronomía es (salvo excepciones) muy ramplona. La gente viste bien, pero con notable contención. En general, los ricos no compran cuadros y las clases medias leen poco... Eso sí, se vive, bien y tranquilo. El personal desborda cordialidad. Un simpático pueblo grande”. Yo difiero con él en algunas cosas: la gente no viste bien y los ricos, la First Class, son como esos regalos a los que todavía no se les ha quitado el lazo y el celofán. Por otro lado, la Televisión local ofrece “ruralidad” por la simple razón de que es más barato presentar performances improvisados, en los que ciudadanos de  pueblos donde nunca sucede nada son los protagonistas de no sabemos qué, que montar platós con mucho neón y fichar a gente del espectáculo con caché. Esas aventuras cuestan dinero y el espectador no las agradece. A la gente de estos secarrales le gusta que su pueblo aparezca en la prensa o en la televisión aunque sea por motivo de una granizada, o porque un vecino aparezca cantando una jota. El éxodo del medio rural a las grandes ciudades durante el Desarrollismo dejó secuelas, como la hepatitis. Trasobares es un hombre sagaz al que no conozco en persona. Y bien que lo siento.

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