jueves, 29 de junio de 2017

El ausente




Yo siempre me hice un lío con el “Astete”. No es difícil de entender. De niño te haces un lío con cualquier cosa que no se acomoda a unas entendederas casi en barbecho. Durante el franquismo el “Ausente” fue José Antonio, cuya foto de brazos cruzados estaba colgada en todas las escuelas de Primaria, entonces se decía Primera Enseñanza, junto a otra foto, la de César Gracia Jarque, donde se mostraba a Franco de pie y apoyando una mano en la mesa de su despacho; ambos retratos daban escolta al crucifijo colgado encima de un encerado, donde el maestro pintaba con tiza figuras geométricas haciendo hincapié en la hipotenusa del triángulo rectángulo y en el teorema de Pitágoras. El “Astete” señalaba que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo eran tres personas distintas y un solo Dios verdadero: “¿El Padre es Dios?”. “Sí, padre”; “¿El Hijo es Dios?”. “Sí, padre”..., etcétera. Tampoco pude entender con aquella mentalidad de niño que el “Ausente” estuviese tan presente. Pues bien, ayer se celebró en el Congreso de los Diputados el cuadragésimo aniversario de las primeras elecciones democráticas. Y hubo otro “Ausente”: el Rey emérito. Volvamos al “Astete”: “¿El Padre es rey?”. “Sí, padre”; “¿El Hijo es rey?”. “Sí, padre”... En resumidas cuentas: nadie entendía que el “Ausente” no estuviera presente. Pero enseguida recordé lo que pude ver de niño en el altar mayor de la Catedral de Lugo. Cuando el sacerdote revestido con la capa pluvial oficiaba y alzaba la custodia mirando a los fieles, una pestañita a modo de párpado ocultaba la Hostia que se encontraba siempre expuesta en la gran custodia del centro del altar. Era una manera de señalar, supongo, que no había duplicidad de deidades sino un solo Dios verdadero. En España tenemos dos reyes y dos reinas, como en el juego de ajedrez. La ausencia de Juan Carlos sorprendió entre los asistentes al acto, considerando que había  formado parte de la Transición. El problema de un rey que no reina es parecido al que ocasiona el “jarrón chino” que relacionaba Felipe González con los expresidentes de Gobierno, o sea, que no se sabe dónde ponerlos. Lo cierto es que al hoy Rey emérito se le ha tenido tres años como ocultado. En fin, la ropa sucia se lava en casa.

No hay comentarios: