miércoles, 28 de junio de 2017

La "Conchinchina"





El diario Heraldo de Aragón en su sección “La pregunta del día” señala: “¿Dónde está la Conchinchina”? Vuelvo a leer la pregunta. Una de dos: o yo estoy lelo, o sobra una ene. Menos mal que lo aclara: “La palabra 'Conchinchina' es la versión popular de otra palabra, Cochinchina, derivada del francés Cochinchine. Quizá por una cuestión de pronunciación se le ha añadido esa 'n' que la hace más fácil para los hablantes hispanoparlantes”. Sigo sin entender la razón de por qué el añadido el fonema sonante, nasal y alveolar “ene” la hace más fácil para los “hablantes  hispanoparlantes”. ¡Toma pleonasmo! Comprendo que las últimas calores han podido llegar a reblandecer  los sesos de los aragoneses, donde incluyo a los redactores de prensa, claro. Poco después nos lo aclaran a los sufridos lectores: “Se trata de una región del sur de Vietnam, al este de Camboya, donde se ubican el delta del río Mekong y la antigua Saigón, que ahora se llama Ciudad Ho Chi Minh. A los interesados hispanoparlantes que añaden una ene a Cochinchina para que les resulte más fácil su pronunciación, o para hacer más largo el nombre de un territorio que se encuentra a más de 11.000 kilómetros de distancia, les recomendaría la lectura  de la “Reseña histórica de la expedición de Cochinchina”, de Carlos Palanca Gutiérrez, donde se cuenta cuando España junto a Francia, en virtud de la Cuádruple Alianza, acordaron el envío de una expedición marítima de castigo en agosto de 1858 al mando de Bernardo  Ruiz de Lanzarote al entonces Reino de Annam. Vamos, para temblar después de haber reído. En resumidas cuentas, aquella expedición española  terminó con la firma del Tratado de Saigón en 1862 y le sirvió a O’Donnell para unir de manera patriótica a las fuerzas políticas. Francia obtuvo el dominio territorial de la zona y España, ¡siempre tan quijotes los españoles!, libertad religiosa para los cristianos y alguna ventajilla comercial. Mucho humo para tan pequeña hoguera.

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