martes, 25 de julio de 2017

A propósito de Santiago





Ni me imagino lo que supondría hacer el recorrido de un Camino de Santiago lleno de aventuras desde distintos lugares de Europa desde que unas noticias aparecidas en el sigloVII, en el Breviarium Apostolorum, escrito en latín por autores occidentales siguiendo fuentes bizantinas y donde se hace referencia a Santiago el Mayor, Felipe y Mateo. Y en España, el primer testimonio sobre la evangelización del hijo de Zebedeo se corresponde con una obra de san Isidoro, De ortu et obitu patrum, redactado hacia el año 650. También el beato de Liébana, en su Comentario al Apocalipsis, hace referencia a Santiago y su evangelización por la Península Ibérica. En el año 834, Alfonso II el Casto tuvo conocimiento del hallazgo del cuerpo de ese santo y ordenó al obispo Teodomiro que se construyese una iglesia para su culto coincidiendo con el presunto lugar de su tumba, en el siglo IX. Tal conocimiento de su tumba fue consecuencia de unas luminarias que ardían en el bosque y unas apariciones de ángeles presenciadas por un ermitaño de nombre Pelayo. A tal “leyenda”, corregida y aumentada con el tiempo, le siguieron otras con supuesta anterioridad, como la aparición de María en carne mortal a Santiago el 2 de enero del año 40 sobre una columna de jaspe a orillas del Ebro, en lo que entonces se llamaba Celtiberia, para animar al apóstol a predicar en Hispania. Existe un óleo de Goya, “La aparición de la Virgen del Pilar a Santiago y a sus discípulos zaragozanos” pintado entre 1768 y 1769. Esa tradición parece que fue descrita por primera vez en el Códice de las Moralia in Job de Gregorio Magno. Posteriormente se haría el primer templo dedicado a la María. Sobre tal aparente suceso, un monje de San Germán de París, de nombre Almoino, en el año 835 (como puede comprobarse, sólo había transcurrido un año desde que Alfonso II tuvo conocimiento de la tumba del Santiago) escribió sobre la iglesia de Zaragoza dedicada a la Virgen “donde había servido en el siglo III el mártir san Vicente”. Se refiere a la primitiva iglesia que existía con anterioridad a la actual, levantado por Ventura Rodríguez siguiendo los deseos de Fernando VI en 1754. Como puede observarse, las tradiciones tanto pilarista como jacobea están vinculadas. La festividad del Pilar se trasladó al 12 de octubre por deseos de Lorenzo Corsini, una vez que fue nombrado papa con el nombre de Clemente XII, entre 1730 y 1740. Una fecha que coincide con el avistamiento de La Española (actual isla que comprende Haití y República Dominicana) por Rodrigo de Triana en 1492. Pues bien, recomiendo la lectura de Isidro G. Bango Torviso, El Camino de Santiago, (Espasa Calpe, Madrid, 1993) para poder entender lo que significó entonces, y significa ahora, el discurrir de peregrinos europeos por caminos diversos hasta llegar a Santiago de Compostela, a ser posible provisto de bordón y esclavina. El final de trayecto termina con el abrazo al santo en el interior de la Catedral. Es necesario que haga una precisión: existe una clara diferencia entre peregrino y romero. Todo romero es peregrino pero no todo peregrino es romero. Peregrino viene del latín peregrinus. Adjetivo: “Dicho de una persona, andar por tierras extrañas que presentan dificultades”. La credencial de peregrino es una especie de “visado” que debe ser sellado en cada etapa de la ruta. También sirve para acceder a los albergues. La “Compostela” es un documento que acredita el final de la peregrinación expedida por la Oficina del Peregrino. Se extiende otra credencial (en otra oficina) para aquellos que llegan hasta Finisterre o Muxia.

No hay comentarios: