sábado, 30 de septiembre de 2017

Déficit de tolerancia





La sensatez de José Antonio Martín Pallín debería hacer reflexionar al Gobierno que preside Mariano Rajoy. Preguntado por Juan Fernández en la prensa del Grupo Z sobre si era inevitable llegar hasta aquí en el asunto de Cataluña, éste respondió que se han vivido escenas que podrían haberse ahorrado. “Me refiero --señala-- a las detenciones, a los barcos cargados de agentes y a este despliegue policial que hay ahora mismo en Cataluña. Ni en la época de Franco, cuando corríamos delante de los grises, vi una ocupación igual. Andar persiguiendo papeletas ha sido infantil y grotesco”. Un poco más adelante, en su entrevista, entiende Martín Pallín que “el referéndum no es ilegal. El 1-O estaba suspendido por el Constitucional, pero ese tribunal no se ha pronunciado sobre su legalidad”. (...) “Lo de ‘la ley es la ley’ solo lo dicen los dictadores. Franco también tenía leyes, y Hitler, y Corea del Norte. Pero la ley sólo vale si la acompañan principios democráticos. Hasta los romanos tenían la frase ‘Summum ius summa iniuria’ para recordar que llevar la ley al extremo conduce a la mayor injusticia. Además, este argumento podría volverse en contra del Gobierno”. Martín Pallín entiende que estamos asistiendo a la degeneración de la democracia española. Y justifica su argumento recordando que “en el 2015, con mayoría absoluta, el Gobierno hizo una reforma ad hoc del Constitucional para dotarle de poderes sancionadores, algo insólito en los países de nuestro entorno. También elevó la pena del delito de malversación de dinero público pensando en situaciones como la que ahora afronta Artur Mas”. Martín Pallín, que fue fiscal, es magistrado emérito del Tribunal Supremo y obtuvo el Premio Nacional de Derechos Humanos en 2006, sabe de qué habla. En unas recientes declaraciones en Radio Euskadi (27/09/17) opinó que “el Gobierno español se está excediendo en Cataluña, donde se está poniendo en peligro la democracia por una interpretación exagerada del Código Penal y de los instrumentos del Estado de derecho”. De la misma manera, consideró “insólito” que el Fiscal General del Estado “sea ahora el delegado jefe del orden público en Cataluña, que corresponde a los políticos”.

viernes, 29 de septiembre de 2017

Agravios comparativos





Vamos a ver, lo de los camarotes del barco Moby Dada donde se alojan los policías en Barcelona es una cosa; otra, que esos agentes del orden aprovechen la circunstancia de su “forzado” desplazamiento  a Cataluña para reivindicar mejores salarios y que esos salarios sean equiparables a los de los Mossos d'Esquadra y de la Policía Municipal es cosa diferente. Los miembros de la Policía Nacional y los de la Guardia Civil son funcionarios del Estado, es decir, empleados públicos, y se rigen por  un convenio estatal donde existen escalas laborales. Los Mossos se rigen por los convenios colectivos de la Generalidad y los policías municipales por los convenios colectivos de aquellos municipios en donde prestan sus servicios. Pero eso sucede también con la  Ertzaina y con la Policía Foral de Navarra. De la misma manera, la Policía Local se rige por los convenios de sus respectivos Ayuntamientos. Dicho eso, el reportaje que presenta hoy el diario El Español, “Rebelión en el Piolín”, firmado por David López Frías, presenta más sombras que luces: “Los agentes de Policía Nacional y Guardia Civil desplazados a Barcelona y alojados en barcos se sienten abandonados. No lo dicen públicamente por si hay represalias”. A algunos policías, “los camarotes les recuerdan el maltrato animal”. (...) “Sólo nos dan tres comidas, bastante mejorables. Si quieres un café te lo tienes que pagar tú. Si quieres un refresco, igual. El café lo hemos estado pagando a 1,80 euros y los refrescos y las cervezas a 3,80. A precio de crucero”. Cobran 90 euros diarios de dietas, de los que les descuentan alrededor de 30 por el alojamiento. Un policía van más lejos en su protesta con sordina: Parecemos las antiguas legiones romanas, mal pagadas, pasando penurias y derramando su sangre por Roma”. En resumidas cuentas: los agravios comparativos salariales son comprensibles, pero el mantenimiento del orden por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Cataluña en nada se parece a una película ambientada en la provincia romana de Judea en tiempos del emperador Tiberio.

jueves, 28 de septiembre de 2017

El domingo, milagro





Ante la gravedad aparente de los momentos actuales en Cataluña, algunos recordamos, no por ser demasiado viejos sino por haber leído Historia de España, que la situación de ahora se parece mucho a lo acontecido en Barcelona el 6 de octubre de 1934 con la proclamación del Estado Catalán dentro de la República Federal Española por parte de Lluis Companys. Dicen que se han enviado muchos guardias civiles y muchos policías nacionales desde otras regiones de Carpetovetonia  para intentar poner orden en la situación creada y que muchos de ellos duermen en barcos atracados en el puerto. Y el Ejército --eso no se cuenta en los medios-- está acuartelado a la espera de las órdenes de Cospedal. Y en muchos pueblos, los guardias civiles son despedidos por los vecinos con el canto de “A por ellos, oe...”, como si estuviesen asistiendo a un partido de fútbol de la “Liga 1, 2, 3”  en La Romareda con Ratón de portero. Pero en esta excesiva escenificación de la Commedia dell'Arte, ¿quién hará ahora el papel protagonista de Domingo Batet? El presidente del Gobierno era entonces Alejandro Lerroux, ahora lo es Mariano Rajoy, dos hombres de la Derecha. Uno cordobés, otro gallego. Uno discípulo de Manuel Ruiz Zorrilla, el otro elegido a dedo por José María Aznar. Uno dirigió varios periódicos, el otro sólo lee Marca. Uno fue motejado como el Emperador del Paralelo, el otro como don Tancredo. Uno se coaligó con la CEDA, el otro con Ciudadanos. Pero a lo que iba, moreno. Rajoy acaba de regresar de Washington, donde el presidente Donald Trump le ha puesto la mano sobre su hombro y le ha dicho que “España es un gran país y debería permanecer unido”. Hombre, a Trump lo que le interesa es la base militar de Rota, lo demás es murmullo de barcarolas. Yo hasta creo, fíjense, que uno de esos  barcos podría servir de prisión a Puigdemont y su equipo de gobierno desde el mismo día 1 de octubre. En 1934 se utilizó el barco “Uruguay” y otros barcos-prisión fondeados. Ahora ni sé cómo se llaman esos barcos-casa-cuartel ni de cuántos camarotes disponen. Pero echemos hacia atrás la moviola hasta el otoño de 1934. En un momento dado, Companys le pidió a Domingo Batet fidelidad tanto a él como a la República federal que acaba de proclamar. En vista de esta orden, Batet habló con Pérez Farrás, responsable del Cuerpo de los Mossos de Escuadra, y Farrás le advirtió entonces que sólo iba a obedecer al presidente de la Generalidad. Ante la liosa situación creada, Batet llamó a Lerroux y éste le ordenó a Batet que proclamase el estado de guerra contemplado en la Ley de Orden Público de 1933, para que pudiera detectar el mando la autoridad militar, en este caso Batet. Tras unas refriegas de carga de artillería donde hubo varios muertos, a la una y treinta y cuatro minutos de la madrugada se produjo la rendición. A las 7 de la mañana se detenía a Companys, Tarradellas, Antoni Xirau, Joan Casanellas, Estanislau Rui y al presidente del parlamento, Joan Casanovas. Y en el Ayuntamiento se arrestó al alcalde, Pi y Sunyer, y a los concejales de ERC allí presentes. Todos los detenidos fueron confinados en el buque “Uruguay”. A otro barco, “Cádiz”, fueron trasladados cerca de 3.000 ciudadanos. También Manuel Azaña fue detenido en el Hotel Colón junto a una treintena de miembros de Ezquerra Republicana. Aquellos días daba unas conferencias Azaña en Barcelona aprovechando que había asistido al entierro de su amigo Jaime Carner Romeu, exministro de Hacienda, fallecido el 26 de septiembre, cuando contaba 67 años. El estado de guerra no se levantó hasta abril de 1935. Los líderes militares de aquella insurrección, Pérez Farrás, Escofet y Ricart fueron condenados a muerte y sus penas fueron conmutadas por Alcalá Zamora. El gobierno de la Generalitat en pleno fue trasladado a dos penales: Cartagena y El Puerto de Santa María. Companys el resto de los consejeros fueron condenados a 30 años de prisión e inhabilitación por el Tribunal de Garantías Constitucionales el 6 de junio de 1935. Pero el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936 los liberó a todos. El episodio del 6 de octubre de 1934 suspendió, además, 129 ayuntamientos, la Generalitat fue sustituída por un Consejo de la Generalidad presidido por Francisco Jiménez Arenas, por Portela Valladares y por el radical Juan Pinch y Pon, sucesivamente. Y a Domingo Batet le sería concedida  la Laureada de San Fernando. Pero, ironías del destino, Batet sería fusilado en Burgos el 18 de febrero de 1937 por negarse a secundar el golpe de Estado y tras un consejo de guerra presidido por el general Ángel García Benítez,  a pesar de las gestiones que en su favor llevaron a cabo los generales Queipo de Llano y Cabanellas. Franco desoyó tales gestiones en venganza por la negativa de Batet de perdonar la vida en 1936 del general Campins. Manuel Azaña fue recluido, como decía, en el destructor “Sánchez Barcaíztegui”, acusado de haber sido el instigador de la revolución de Asturias. Ese buque, botado en 1926 en Cartagena, fue dado de baja en la Armada en 1964, vendido en subasta en 1965 y posteriormente desguazado. Esas cosas acontecieron hace ya 83 años. El próximo domingo, 1 de octubre, ya veremos lo que sucede en el proscenio cuando se descubra el telón.

martes, 26 de septiembre de 2017

Degenerando






Creo haberlo contado ya varias veces. Lo describe como nadie Joaquín Herrera del Rey: “Una tarde en que Juan Belmonte no toreaba, subió al palco de la presidencia, acompañado de su amigo, para presenciar la corrida desde allí. Al entrar en el palco el presidente, a  la postre gobernador civil, le saludó con cariño y les dio los mejores asientos. Cada vez que el presidente se dirigía a él lo hacía con el tratamiento de “don Juan”. El amigo de Belmonte no comprendía bien todo aquel comportamiento del presidente. Cuando acabó la corrida le preguntó a Juan la razón, y Belmonte respondió:
— Es que fue un antiguo picador mío.
— ¿Y cómo ha llegado de simple picador a presidente y gobernador?
Belmonte, con su típica ironía, contestó:
— Pues ya ves, degenerando”.
Algo parecido nos recuerda hoy una Tercera de ABC (“Azaña y Cataluña”) Andrés Amorós: “Cuando llega la República  --cuenta Amorós-- comprueba Azaña que la cuestión es mucho más peliaguda, por la sistemática deslealtad de los políticos catalanes. Su más importante pieza oratoria, sobre este tema, es el discurso que pronuncia el 27 de mayo de 1932, como presidente del Gobierno, en el debate parlamentario acerca del Proyecto de Estatuto de Cataluña”. (...) “No faltan, en los ‘Diarios’ de Azaña, comentarios del más negro humor sobre otras autonomías: He sabido con asombro –señala Azaña-- que uno de los consejeros de Aragón es un sujeto que fue chauffer mío en Madrid, en 1935. Ahora gobierna en Caspe, como sucesor de Martín el Humano”.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Mariano Sebastián, vate y confitero





Existe una copla que dicen: “Si vas a Calatayud / un domingo por la tarde / ya puedes asegurar / que al día siguiente es lunes”. No rima, pero no importa. Es una copla del Tío Pichorretas, apodo de Mariano Sebastián, vate y confitero de Aguarón. Decía en un librito editado en Bilbao, en la Tipografía de Ugalde y Compañía, que era el “autor de lo peor que se ha publicado hasta el día”. Se trataba de una "Colección de cantares, o lo que salga, con un brochazo sobre asuntos sociales y cuatro notas íntimas que sólo a mis hijos podrán interesar un poco”, y llevaba prólogo de Eusebio Blasco. Como bien señalaba José Luis Melero Rivas en su “Pequeña antología de coplas aragonesas y algunas reflexiones previas”, se trata de “cuartetas, la mayor parte sin rima, con la característica de que su último verso rompía el ritmo de forma abrupta”, tal y como puede comprobarse con “Si vas a Calatayud...”. En suma, se trata de “humoradas muy del gusto de la gente del país, no aptas desde luego para ser cantadas, pero ciertamente divertidas”. Esto viene a cuento con algo que publica hoy lunes Heraldo de Aragón. Dice ese diario: “En enero de 1999 salió a la venta en Zaragoza la biblioteca del veterinario turolense Francisco Alcón Buj (1884-1946), hombre ilustrado, republicano de la rama anticlerical que había pertenecido al Partido Republicano Radical Socialista. Era buen lector y conservó en su casa tras la guerra, escondido en baúles en el desván, un buen número de periódicos, libros y revistas que 50 años después de su muerte sus herederos decidieron vender. Al mercadillo de la plaza de San Bruno llegaron periódicos como 'Política' y 'Diario de Aragón', revistas como 'Fray Lazo' y 'La hoja de parra' y un buen puñado de libros. Entre éstos estaba la incomparable Colección de Cantares de Mariano Sebastián”. Calatayud es ciudad de referencia para muchos literatos y poetas. Leo en la revista Aires de Aragón (año XVI, número33, octubre 2015), bajo el epígrafe Humor maño (y espero que ningún bilbilitano se ofenda, incluido el amigo Antonio Sánchez Portero), lo siguiente: “En la comarca de Calatayud hemos tenido de todo. Políticos de cierto renombre, literatos, alguna dama famosa y hasta poetas y autores de jotas o ‘cánticas’ como algunos solían llamarlas. En la crónica de un certamen que se llevó a cabo en Calatayud en 1924 en desagravio a la mujer bilbilitana, entre las cánticas que enaltecían a las féminas y ponían en su sitio el buen nombre de la Dolores y Calatayud. Surgieron algunos versos de humor y chascarrillo que creo dignos de exponerlos aquí: Si vas a Calatayud/ pregunta por la Manuela /  es nieta de la Dolores / y más p... que su abuela; o esta otra: Si vas a Calatayud / pregunta por el Andrés / hace lo mismo que la Dolores / pero al revés.”, etcétera. Personalmente me parecen versos de muy mal gusto, más aún cuando de lo que se trataba era de ensalzar como se merece la figura de la mujer. Pero machistas hay en todas partes, por desgracia. De aquel libro de Mariano Sebastián, vate y confitero, me hubiese gustado leer el prólogo de Eusebio Blasco, inventor de la palabra “suripanta”, referida a corista de teatro por decirlo suavemente, incorporada al diccionario de la Real Academia Española en 1925.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Elogio del arroz sin bogavante





Ayer fue un conocido mío de boda. Le pregunté por el banquete. Me dijo que todo había estado bien, salvo que servían arroz con bogavante pero que él no vio trazas de ese crustáceo en su plato. Me lo dijo con un cierto aire de derrota. Le contesté que esas cosas suceden, aunque era mejor no reclamar al camarero, que no traía cuenta. Menos mal que a ese conocido mío, pese a todo, no le gusta perder el tiempo con los mariscos, menos aún con el bogavante, que suele ser congelado y más insípido que una langosta antillana. Personalmente, le dije, prefiero unos mejillones al vapor, incluso crudos y con un chorro de limón, como hago en el caso de las ostras. El bogavante tiene un tiempo de cocción, o sea, cinco minutos desde que el agua rompe a hervir. Reconozco que posee vitamina A, casi todas las del grupo B,  B3 y B12, potasio, magnesio y fósforo, muy poca grasa y alrededor de 85 calorías. Pero no hay que olvidar que también tiene exceso de sodio, enemigo de los hipertensos. En resumidas cuentas, casi debe agradecer mi amigo que en el convite no le pusieran por olvido o negligencia lo que para algunos es un excelente manjar, y para otros, además de a los hipertensos y a aquellos que tienen problemas de ácido úrico, lo más parecido a un caramelo envenenado. Sobre gustos no hay nada escrito. Tanto es así que, digan lo que digan, prefiero un buen chicharro al horno que un besugo. Sólo hay que llevar cuidado con las espinas, que son casi como el sable de Narváez, sujeto sobre el que se cuenta una graciosa anécdota. En cierta ocasión, un secretario de su Gabinete se negó a firmar un decreto que no le gustaba. El funcionario le dijo al Espadón de Loja: “Antes de firmar esa ley, me corto la mano”. Y Narváez le contestó: “Usted firmará y no se cortará ninguna mano. Con la derecha firmará la ley y la izquierda la necesito yo para rascarme los cojones”. En fin, si les invitan a un banquete y ofrecen en el menú arroz con bogavante, cómanse el arroz antes de que se enfríe, a ser posible caldoso, y se olviden del crustáceo. A veces resulta tan menguado e insípido que no compensa perder el tiempo rompiendo su armadura de caballero cruzado.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Mantos del Pilar





Me entero de que hoy, sábado, luce la Virgen del Pilar el manto donado por el diario Heraldo de Aragón, de color blanco, con bordado de una Anunciación y la inclusión de una ‘H’ de color azul, anagrama del diario. En el dorso lleva bordada la leyenda 'A nuestra querida Virgen del Pilar, donado en su 120 aniversario”. El manto, diseñado por Pablo Calahorra y bordado por Olga Velilla, se entregó al Cabildo el 22 de enero de 2016.  Calahorra fue el ganador del cartel de las fiestas patronales de la localidad riojana de Arnedo en 2014. Velilla, nacida en el barrio de Juslibol, posee una tienda de bordados en la zaragozana calle de Sixto Celorrio. En 1997 bordó su primer manto por encargo de una familia de Jaca, y a partir de ahí siguieron otros para distintas federaciones, colegios profesionales y empresas. En una entrevista que le hizo Mercedes Penacho (Heraldo de Aragón, 12/10/15) contaba Velilla que “los hay especialmente curiosos como el de la Casa de Aragón en Barcelona, con el Teatro Goya como emblema central, o uno de los últimos, el encargado por las Teresianas con motivo del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa, con la muralla de Ávila en el frente trapezoidal. Emilio Botín era muy devoto de la Virgen, y me encargaron un manto desde Nueva York con motivo del 150 aniversario del Banco Santander que lo colocaron en 2008, en un acto a las 7.00 de la mañana en el que había más de 1.000 personas”. La tradición de los mantos a la Virgen del Pilar se remonta al siglo XVIII. El manto más antiguo conservado por el Cabildo Metropolitano es de 1762 y fue bordado por monjas capuchinas. En la actualidad existe una colección de más de quinientos mantos. Recuerden cuando uno de aquellos mantos fue enviado directamente a El Pardo para ponerlo cerca del enfermo dictador junto al brazo de santa Teresa. Y para ello, nada mejor que consultar la hemeroteca. ABC de Madrid, miércoles, 29 de octubre de 1975.

”Manto de la Virgen del Pilar para el Caudillo ofrecido por monseñor Cantero”:
“Dios ha estado en esta habitación muchas veces y a lo mejor vuelve”. Con estas palabras ha descrito uno de los médicos que cuidan al Caudillo el momento en que el arzobispo de Zaragoza ha colocado un manto de la Virgen del Pilar sobre el lecho de Francisco Franco, informa Cifra. (...) Anoche, a las once y diez, penetró en la habitación del ilustre enfermo y, en presencia de su esposa, sus hijos y nietos, colocó el manto sobre la cama. Según ha manifestado uno de los médicos, testigo presencial, Franco abrió los ojos, besó el manto y lloró. Según informa Pyresa, el manto es el de Capitanía General y fue regalado a la Virgen por el Rey Don Alfonso XIII”.

Por aquellas fechas, Cantero Cuadrado, arzobispo de Zaragoza, era miembro del Consejo de Regencia, además del general Salas Larrazábal y del presidente del las Cortes, Rodríguez de Valcárcel. Respecto a los mantos pilaristas, sólo cubren  una columna de jaspe cilíndrica de 1’67 metros de altura y 25 centímetros de diámetro. La parte visible al público está cubierta de  de bronce y plata. La imagen de la Virgen es gótica y de madera, con sólo 38 centímetros de altura. La Virgen sujeta con la mano derecha el manto que le cae por la espalda, mientras sostiene al Niño con el brazo izquierdo. El Niño, con la mano izquierda coge un pajarillo y con la derecha recoge el manto de su Madre. Sólo los días 2 y 12 de cada mes (excepto el 12 de octubre) aparece la Virgen sin manto. En el frontal están incrustados los escudos en esmalte de todas las provincias españolas. En la parte posterior del camarín, en un pequeño orificio ovalado enmarcado en oro se puede besar una parte de la columna, en la que se puede apreciar el desgaste sufrido.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Espejo hendido por los años





En “Doce fotografías al minuto”, Camilo José Cela hace referencia a Sansón García Cerceda y Expósito de Albacete, fotógrafo ambulante. Y dice de él que “cuando metía la jeta por la manga de luto de su máquina de retratar, miraba con el ojo diestro, porque el siniestro, por esas cosas que pasan, se lo había dejado en Sorihuela, en la provincia de Jaén, el día de San Claudio del año de la dictadura, en una discusión desafortunada que tuvo con un francés..., etcétera”. Y páginas más adelante (“Sansón García tiene ganas de hablar”), se señalan, aunque de refilón, a las fiestas de Calatayud. No se especifica  qué fiestas, si las de San Roque a mediados de agosto, o a las que se celebran en honor de la patrona, la Virgen de la Peña, a primeros de septiembre. Lo cierto es que no es la primera vez que Cela nombra a Calatayud. Ahora me viene a la cabeza su ensayo sobre  José Gutiérrez-Solana al referirse al lebeche (algunos lo escriben con “v”), ese viento que “levanta dolor de cabeza en los marineros, que nace en Santander y va a morir a Zamora después de haberse pateado Santoña y Medina del Campo, Valladolid y Segovia, Ávila y Oropesa, Tembleque y Plasencia, Calatayud y Terrer”. Y dos o tres páginas después describe lo que cuenta Gutiérrez-Solana sobre Terrer en “La degollación de los inocentes”: “En Terrer, (Gutiérrez-Solana escribe con manifiesto error Terrier en las pp. 201, 219, 220 y 256) poblacho del partido judicial de Calatayud en el que ejerce de barbero el practicante Lorenzo Camuesco..., etcétera). Pues bien, en un momento dado de su conversación, Sansón García enseña una fotografía de  Wenceslao  Bata, alias Sincronismo. “El Wenceslao –señala Sansón García- era un artista muy autodidacta y muy corpulento que andaba con unos contoneos muy marciales, casi de alabardero, y que se rizaba el bigote con tenacilla”. (...) “Sus telones para fotografías artísticas tenían fama por todo el reino de Valencia” (...) “Lo que mejor  le salían eran las Giraldas, las Alambras, los Generalifes y las balaustradas....”. (...)  “Sin ir mas lejos, un canónigo de Teruel que se llamaba don Sulpicio Liendre me dijo un día, en las fiestas de Calatayud: --Oiga usted, señor retratista, ¿por cuánto me vendería usted el telón?--, etcétera”. Al actual alcalde de Calatayud, José Manuel Aranda Lassa, le pediría que procurase hacer dos huecos en el callejero bilbilitano: uno de ellos para el pintor Gutiérrez-Solana por haber pateado y pintado Calatayud y su alfoz durante los años 20, como quedó demostrado en su “España negra”; otro, para Camilo José Cela, por haberme distinguido con su amistad.