martes, 5 de septiembre de 2017

Kim Jong-un y el enroque americano





Era yo un niño casi de pañales cuando en 1950 se produjo la Guerra de Corea como consecuencia de que el entonces líder norcoreano, Kim Il-sung (el abuelo del actual mandatario Kim Jong-un) decidió invadir a su vecino del sur. Eran un momento delicado en el que la URSS y los Estados Unidos, en plena Guerra Fría, pretendían repartirse el mundo tras la Segunda Guerra Mundial. Los soviéticos se habían quedado con la parte Norte de la Península de Corea, los americanos con el Sur. El 25 de junio, Corea del Norte, apoyada por la Unión Soviética y China, invadió al Sur. Y Estados Unidos envió a sus fuerzas para ayudar a Corea del Sur a repeler la invasión de los comunistas. Seúl se recuperó en dos meses, momento en el que China intervino.  La guerra continuó activa hasta el 23 de julio de 1953, día en el que se firmó el armisticio. Se pactó como frontera de ambos países el paralelo ubicado en los 38º norte del plano ecuatorial de la Tierra. El balance final fue de tres millones de coreanos muertos, 100.000 huérfanos, diez millones de desplazados y la devastación más completa. Corea del Norte fue dirigida por Kim Il-sung desde 1948 hasta su muerte, el 8 de julio de 1994. El 8 de octubre de 1997, su hijo Kim Jong-il fue elegido por la Asamblea Suprema del Pueblo como Secretario General del Partido del Trabajo y en 1998 como presidente de la Comisión Nacional de Defensa. Tras una reforma de la Constitución, elaborada en 1972, su cargo fue declarado como el más alto del Estado dejando vacante el de presidente en recuerdo a la memoria de Kim Il-sung. El 17 de diciembre de 2011, Kim Jong-il falleció mientras realizaba un viaje en tren. Su hijo, el joven Kim Jong-un, quien fue designado heredero del Gobierno el 28 de septiembre de 2010, asumió las tareas de jefe del Estado. El 29 de marzo de 2013, Corea del Norte declaró estado de guerra a Corea del Sur. El 4 de julio de 2017 llevó a cabo con éxito su primera prueba de un misil balístico intercontinental Hwasong-14. A día de hoy existe gran preocupación en el mundo por las recientes pruebas nucleares llevadas a cabo por Corea del Norte con bombas de hidrógeno de 100 kilotones. Como consecuencia de ello, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió con carácter de urgencia el pasado domingo. En este sentido, recordaba ayer el diario El País que “Las espadas están en alto. Estados Unidos tiene todas las opciones sobre la mesa e incluso ha amenazado con una ‘respuesta militar masiva’ si el peligro aumenta. La negativa del régimen norcoreano a rebajar la tensión, pero también el fracaso de la estrategia americana para contener al temerario Líder Supremo, Kim Jong-un, están cerrando las puertas a una solución dialogada del conflicto. Pero reducidos los márgenes para negociación, el mero planteamiento de un choque bélico desata pesadillas a ambos lados del Pacífico”. Y así están las cosas ahora. Mañana, ya veremos...

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