jueves, 21 de septiembre de 2017

Rebajas hasta fin de existencias





Ayer en El País dos comentaristas de opinión, Francesc de Carreras y J. I Torreblanca metían los dedos en la llaga abierta. De Carreras contaba que “a Rajoy le quedan 10 días para demostrar que la Constitución sigue vigente” (...) “El Gobierno da muestras de una desconcertante debilidad. Hasta ahora ha mandado a fiscales y jueces para que le resuelvan los problemas, sin asumir su responsabilidad con procedimientos políticos (artículos 155 y 116 de la Constitución) y un discurso en positivo, pedagógico y comprensible para los ciudadanos, sobre las ventajas de seguir unidos y los fatales riesgos de cambiar nuestro modelo democrático”. Y Torreblanca comentaba en su artículo “Dos repúblicas por el precio de una” que “la extrema izquierda se sube al carro del desafío independentista a ver si consigue echar a Rajoy desde la calle y provocar una crisis de Estado”. Al referir se a la extrema derecha, añadía: “Algunos, con un fino detector, nos dicen que está ahí, agazapada en el PP y en el Barrio de Salamanca de Madrid, esperando a salir. Y otros, con el detector mal calibrado, dicen que no la vemos porque todo el PP es extrema derecha. Pero la extrema izquierda autoritaria de este país, que sí que existe política, social, electoral y parlamentariamente, no se ve, no se detecta, no se percibe, y no se habla de ella. Pero sí que existe, y como la extrema derecha, desprecia la democracia, sus métodos, sus leyes y sus instituciones. Lo acaban de demostrar en el Parlamento Pablo Iglesias, Xavier Doménech y Gabriel Rufián al calificar el intento de hacer cumplir las órdenes del Tribunal Constitucional como propio de un ‘Estado autoritario y represor’ y referirse como ‘presos políticos’ a los detenidos en la operación para impedir el referéndum ilegal del 1-O”. (...) “Cuando el Govern y el Parlament derogaron de facto el Estatut y la Constitución en Cataluña con la ley del referéndum y de Transitoriedad Iglesias guardó silencio, pero cuando el Estado intenta hacer cumplir la Constitución resulta, según Doménech, que el Gobierno acaba de cargarse el pacto Suárez-Tarradellas”. (...) “Detrás de todo esto hay una estrategia muy simple. Como la extrema izquierda no ha logrado echar a Rajoy, proclamar la República, destruir al PSOE, ni deshacerse de la Constitución del 78 por la fuerza de los votos en las urnas y los procedimientos parlamentarios normales en un Estado de derecho, ha decidido subirse al carro del desafío independentista a ver si consigue echar a Rajoy desde la calle y provocar una crisis de Estado. ¿Objetivo? proclamar dos repúblicas por el precio de una”. A mi entender, para ello sería necesario romper la manoseada baraja, formar unas nuevas Cortes constituyentes y preguntar a los españoles qué forma de Estado desean: si la III República o continuar con la dinastía borbónica reinstaurada por Franco. Una pregunta a los españoles que Suárez nunca quiso llevar a cabo como él llegó a confesar. Sabía que si se hacía la pregunta, se desataba el nudo gordiano de lo que parecía “atado y bien atado”. Por esa razón se prefirió meter aquella reinstauración borbónica de rondón en el interior del sándwich del texto constitucional. Suárez era consciente que el miedo guarda la viña y que aquel consenso no era otra cosa que hacer tabla rasa ante el creciente temor al ruido de sables que se escuchaba en la caracola marina de las columnas de El Alcázar. Y en aquel rumor que salía de la caracola marina tuvo claro que debía marcharse un 29 de enero, coincidiendo con festividad de san Valero, patrono de Zaragoza. El búnker le empujaba hacia el cantil de forma inmisericorde. El búnker era, y lo sigue siendo, como los cumpleaños, que cuando al transcurrir los días parece que marchan, vuelven. Sus componentes, los herederos del franquismo más reaccionario y los que roban a manos llenas de forma impune, permanecen agazapados en la penumbra de la casamata esperando la ocasión para volver a echar la zarpa, como el bacilo de Koch. ¡Ay, si se desclasificasen los papeles del 23 F hasta ahora guardados bajo siete llaves! Habría sorpresas, ya lo creo.

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