viernes, 20 de octubre de 2017

A propósito de los golpes de Estado





Estos días escucho y leo con demasiada frecuencia en los medios que el Gobierno catalán ha dado un golpe de Estado a la democracia. Algunos periodistas lerdos hasta lo comparan con el 23-F. En este sentido, Vicenç Navarro, catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la  Universidad Pompeu Fabra, ha dejado escrito (Público, octubre 18, 2017) algo que deberíamos considerar: “Una persona, no sospechosa de simpatías secesionistas, como Josep Borrell, que fue presidente del Parlamento Europeo y Ministro en el gobierno PSOE presidido por Felipe González, ha hecho una breve lista de los agravios y ofensas a Catalunya. En 2005, el gobierno de izquierdas del tripartito, liderado por el socialista Pasqual Maragall, propuso un Estatut que redefiniera la relación del gobierno de la Generalitat con el Estado español, proponiendo, entre otros elementos, el reconocimiento de Cataluña como una nación dentro de un Estado plurinacional. Tal Estatut fue aprobado por el Parlament de Catalunya, más tarde (modificado) aprobado por las Cortes Españolas, y por último, aprobado por el pueblo catalán en un referéndum. Ahora bien, todo este proceso acumulativo de decisiones tomadas por distintas soberanías fue completamente ignorado. Borrell señala que elementos importantes de tal Estatut fueron vetados por el Tribunal Constitucional, controlado por el PP, en un hecho que el catedrático Javier Pérez Royo ha definido como un golpe de Estado, saltándose todo tipo de soberanías debido a intereses partidistas. Y para mayor ofensa, se eliminaron elementos, como señala también Borrell, que ya habían sido aprobados en otras Comunidades Autonómicas, como es Andalucía”. Este es un país donde el artículo 155 que ahora se desea aplicar en Cataluña forma parte de la Constitución Española aprobada en 1978 por los ciudadanos, donde también se incluyó la Monarquía Parlamentaria como forma de Estado sin haberse hecho una consulta previa sobre la forma de Estado que deseaban los españoles. Se “incrustó” la Monarquía en el texto general como un trozo de salami dentro del bocadillo. Existen unas declaraciones de Adolfo Suárez donde ese político afirmaba que, de haberse hecho una consulta popular previa sobre la forma de Estado, la elección de Juan Carlos de Borbón se hubiese desechado de forma mayoritaria por la ciudadanía y que, por esa razón, se incluyó la Monarquía  dentro del conjunto del texto constitucional motivo de la consulta aquel 6 de diciembre de 1978. En ese sentido, Vicenç Navarro también detalla lo siguiente: “En cuanto al argumento de que la aprobación de la Constitución por parte de la población española legitimó que se considerara como el punto de referencia de todos los demócratas hay que señalar que tal argumento ignora que las dos alternativas posibles que se presentaron a la población fueron o bien inaugurar la democracia (reflejada en la Constitución) o continuar en la dictadura. Entre tales opciones era claro que la población eligiera la primera alternativa sobre la segunda. En realidad, el hecho de que Cataluña fuera la Comunidad donde la aprobación de la Constitución fue mayor se debió, no tanto al entusiasmo por la Constitución, sino por el gran rechazo a la dictadura. Aprobar tal referéndum fue la única salida a tal situación intolerable”. Lo primero que debería hacer el actual Gobierno sustentado por el PP serían dos cosas: una, dotar la Ley de la Memoria Histórica con dinero público, cosa que no sucede. Y dos, que el PP y el Gobierno que preside Rajoy hiciesen un rechazo solemne al golpe de Estado que provocó la Guerra Civil y al franquismo, que tampoco se lo plantean.

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