jueves, 16 de noviembre de 2017

Anson, injusto con Suárez


Me parece injusto el artículo de Luis María Anson de hoy en El Mundo, cuando señala a los, según él, verdaderos artífices de la transición en España. Y me parece injusto por defecto. Dice Anson que lo fueronJuan Carlos I, que tenía la fuerza del Ejército; el cardenal Tarancón, que tenía la fuerza de la Iglesia; Marcelino Camacho, que tenía la fuerza obrera; Felipe González, que tenía la fuerza de los votos. Fernández-Miranda, Suárez, Gutiérrez Mellado, incluso Don Juan de Borbón, fueron comparsas en aquella construcción que parecía imposible”. A mi entender, Anson es injusto con la figura de Adolfo Suárez. Como señalaba  Bernardo Olabarría (ABC, 21/03/14), “su vida es una sucesión de hitos políticos, de relaciones con personalidades de todos los ámbitos. La vida de un hombre de Estado a ratos amargo, harto de encajar golpes, algunos con una saña desmedida. Gobernó cuatro años y siete meses, con cinco gabinetes distintos, diversas remodelaciones y un total de 58 ministros diferentes. Tuvo que afrontar dos intentos de golpe de Estado —en noviembre de 1978, la llamada ‘Operación Galaxia’, y el 23 de febrero de 1981, con el asalto al Congreso encabezado por el coronel Tejero—, en un momento en que la joven y aún débil democracia parecía tambalearse”. Además de todo ello, puso en marcha la maniobra más arriesgada: tuvo la valentía de legalizar el Partido Comunista de España después de haber estado más de 40 años proscrito. Aquel Sábado de Gloria, 9 de abril de 1977, España por fin se equiparaba a las democracias europeas. Por eso digo que Ansón no es justo con la memoria de Adolfo Suárez. Para mí no fue comparsa de la Transición sino el cigüeñal de aquel motor varias veces a punto de griparse. Y los españoles lo saben.

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