lunes, 25 de diciembre de 2017

Elogio de la palometa





Aquí parece que nos hubiésemos vuelto todos gilís. El cuidadano compra marisco o sucedáneos de angulas aunque sean más insípidos que un caramelo de tiza. En una mesa familiar, pongamos por caso en la cena de Nochebuena, en casa de mis padres siempre había coliflor y besugo al horno. De postre, manzanas asadas. Consistía en un recetario muy propio de la tierra de  mi madre, Bilbao. Eran los productos que daban la huerta y el mar. Con el tiempo descubrí que me parecía más sabroso el chicharro, pese a ser un pescado mucho más barato. Ayer hacía referencia a los caracoles, costumbre típica de Cantabria en fecha navideñas. Personalmente siempre he sido partidario de poner en el plato productos asequibles (reconozco que el besugo es a día de hoy un lujo que no me puedo permitir) y fáciles de cocinar. Hoy haré referencia a la palometa negra, de forma oval, aleta en forma de media luna y color gris acerado (nada que ver con la palometa blanca y roja, mal llamada besugo americano) que se pesca entre los meses de noviembre y abril. Se trata de un pescado azul y rico en grasas, lo que la convierte en un producto recomendable a la hora de controlar el colesterol, los triglicéridos y demás zarandajas de la oficina del cuerpo. Hoy propongo una receta sencilla para seis personas: palometa con tomate. Serán necesarias dos palometas. Se les quita la cabeza, las espinas y la piel. Se cortan los lomos por la mitad para obtener ocho filetes limpios. Se salan y se dejan escurrir. Mientras, se pica cebolla, ajo y pimiento en juliana. Se pone todo ello en una cazuela a fuego lento con el añadido de tres cucharadas de aceite puro de oliva. Se toman unos tomates, se parten en dos mitades y se rallan. Cuando el conjunto de la cazuela esté pochado se le añadirá el tomate y se dejará todo ello cocer lentamente unos cinco minutos. A continuación, se añaden los filetes de palometa y se echa un vasito de un buen vino blanco. El conjunto se deja cocer entre ocho y diez minutos. Deberá servirse de inmediato. La carne de la palometa es muy agradecida. Si se adoba la noche anterior en un marinado, basta con empanar y freir. El resultado es espectacular.

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