sábado, 14 de abril de 2018

El bucle


En el suplemento “Chic” de Libertad Digital aparece una foto de Felipe VI acompañado de su consorte y de sus dos hijas (que se parecen a los Albertos con esas gabardinas de comando tan carísimas) saliendo de una clínica de La Moraleja donde estaba el Emérito recién operado de la rodilla. Sonrisas forzadas para la posteridad. Pero en  Libertad Digital, ya saben, entre col y col, lechuga, recuerda Jiménez Losantos (con la sorna que caracteriza a los aragoneses, incluidos los de Orihuela del Tremedal) que este sábado se cumplen seis años del célebre trompazo en Botsuana de don Juan Carlos y su cacería de elefantes. Escribe: "Aquel escándalo acabó provocando la abdicación de Campechano y la llegada de Felipe VI. En 1931, su abuelo huyó y nos dejó un lío tricolor que acabó en guerra civil. En 2012, tal vez un tal Jonny Walker (sic) salvó la Corona de España". Sí, pero se ha dejado cosas en el tintero: quiénes dieron el golpe de Estado y quiénes conformaron la trama civil que lo apoyó: los africanistas, los quintos de la perrera, los novios de la muerte, la verborrea de Queipo, los delirios de un general sin ojo, la perdición de unos insensatos, la “geografía poco extensa” de un telegrama antes de la muerte de Calvo, donde Franco parecía que se achicaba, donde Mola mandando recados, donde la Iglesia achuchaba por haber perdido el poder de la Enseñanza… ¡Jonny Walker ni quita ni pone coronas, hombre!  Jonny Walker, solo, o con soda, o hielo, únicamente ayuda a que la fiesta no decaiga. Aquí sólo quita y pone coronas la muerte o la abdicación del titular. Isabel II abdicó en su hijo Alfonso el 25 de junio de 1870, cuando ya llevaba casi dos años en el exilio; el hijo de éste, Alfonso XIII, renunció a la Jefatura de la Casa Real a favor de su hijo Juan el 15 de enero de 1941, casi diez años después de marcharse de España; Juan renunció a sus derechos dinásticos a favor de su hijo Juan Carlos el 14 de mayo de 1977, cuando éste llevaba ya dos años y pico reinando; y Juan Carlos I  abdicó en su hijo Felipe en la mañana del 2 de junio de 2014, aunque continúa desde entonces ostentando el tratamiento de rey. Sólo hubo dos excepciones: José I Bonaparte, que se marchó de España en 1813 tras la derrota de Vitoria y por el Tratado de Valençay, donde se reconocía a Fernando VII como rey de España; y Amadeo I de Saboya, donde se dio la circunstancia de que  habían asesinado a su valedor, Juan Prim (autor de la frase “los Borbones nunca más”), a finales de diciembre de 1870, mientras navegaba hacia España para ser coronado, y que abdicó en 1873 con la excusa de una sublevación en el seno del Ejército. ¡Excusas de mal pagador! Las razones fueron otras. Pero en enero de 1875, Alfonso XII  era coronado rey. Diez años más tarde moría de tuberculosis en el Palacio de El Pardo y se instalaba la regencia de su consorte, María Cristina de Habsburgo-Lorena, más conocida como “Doña Virtudes”, hasta 1902. Lo que llegó más tarde sería volver al buche conocido, que no resolvió el Jonny Walker, sino el Pacto de San Sebastián, que puso las peras al cuarto. “Yo no te digo no que sí, ni que no, sólo te digo que si quieres que te cuente el cuento de nunca acabar…”.

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