martes, 3 de abril de 2018

En casa del "rezaor"...



El artículo de Enric Juliana el pasado domingo en La Vanguardia, “El PP, en el Barranco del Lobo” es un trabajo de alto interés periodístico realizado a tumba abierta. El desastre del Barranco del Lobo fue una derrota sufrida el 27 de julio de 1909 por los españoles en la zona montañosa del Rif, en las proximidades de Melilla. Veamos como lo describe Javier Sanz: “Tuvo su origen en la compra de explotaciones mineras por parte de empresas españolas a El Rogui, un lí­der rifeño rebelde al sultán de Marruecos, Abd al-Aziz. El Rogui se habí­a erigido como lí­der de las tribus rifeñas independientes de Marruecos. Cuando El Rogui vendió las explotaciones mineras muchas tribus, que antes le apoyaron, se sintieron traicionadas y hostigaron a los trabajadores de las explotaciones consiguiendo paralizarlas. Peor suerte corrió El Rogui. Fue apresado por el sultán de Marruecos y encarcelado hasta su muerte. Presionado el Gobierno español por las compañí­as mineras y por el gobierno francés, por sus intereses económicos en la zona, consiguió volver a poner en marcha las explotaciones mineras. Todo estallarí­a el 9 de julio. Los rebeldes rifeños atacaron las obras del ferrocarril destinado a la exportación del mineral extraí­do y mataron a varios trabajadores. Cuando la noticia llegó a Madrid el gobierno, presidido por Maura, decidió movilizar a los reservistas. Esta movilización generó muchas protestas y manifestaciones contrarias al enví­o de tropas, teniendo su expresión más dramática en la Semana Trágica de Barcelona (26 de julio al 2 de agosto). Tras varios dí­as de escaramuzas, el 27 de julio de 1909, una columna dirigida por el general de brigada Guillermo Pintos fue sorprendida y atacada en el barranco del Lobo. Se produjo una matanza en la que murieron más de 1.000 soldados (entre ellos el general Pintos). El atraso militar de las tropas españolas, la sorpresa y la complicada orografí­a del terreno dieron lugar a la masacre. El gobierno español siguió enviando tropas hasta acumular más de 40.000 efectivos en la zona. En el mes de noviembre el Ejército español consiguió controlar la zona de Melilla y las explotaciones mineras”. Hasta aquí la historia. Ahora vamos con el análisis periodístico de Enric Juliana. Hace referencia a los cuatro ministros que presidieron el pasado Jueves Santo en Málaga la exaltación cristiana de la Legión: Cospedal, Zoido, Méndez de Vigo y Catalá, que “entonaron sin disimulo los compases de El Novio de la muerte, mientras una compañía de honores del Tercio Alejandro Farnesio trasladaba al Cristo de la Buena Muerte desde la iglesia de Santo Domingo hasta la sede de su hermandad. Cuatro ministros, cuatro, al frente de la Santa Tradición”. Juliana prosigue señalando que “la ministra socialista Carme Chacón quiso alejar a los militares de las procesiones religiosas con la modificación del reglamento de Honores Militares (2010), pero dos años después, con el Partido Popular de nuevo en el poder, esa vieja praxis española conocida como la ‘vista gorda’, rehízo el noviazgo entre la Legión y el Cristo de la Buena Muerte y devolvió a la Guardia Civil a un buen número de ceremonias religiosas. La derecha de la derecha intenta fortificar aquellas líneas defensivas que el PP no puede perder. El partido en el Gobierno ha decidido levantar la bandera de la Tradición ante el segmento social que le sigue siendo más fiel. Aquí estamos, cantando El novio de la muerte en Málaga, y desafiando a todos los que se llevan las manos a la cabeza. A ver si se atreve Ciudadanos a predicar la laicidad del Estado en plena Semana Santa. Una maniobra rifeña: ‘¡Aquí os esperamos, riveristas, atacad si tenéis valor!’. No importa lo que diga la izquierda, con los ojos fuera de las órbitas. No importa el calambre en las redes sociales. No importa la estupefacción de la mayoría de los jóvenes españoles menores de treinta años, que según un reciente estudio del Instituto Católico de París y de la Universidad Católica St. Marys de Londres, no se identifican con ninguna religión en un 55%” (…) “El tema no es el ‘catolicismo pasivo’ de una mayoría cada vez más amplia de españoles. El tema es Ciudadanos, que ha empezado a perforar las bases tradicionales del Partido Popular y comienza a perfilarse como una síntesis de interés para aquellos sectores de la sociedad que ya se sienten a salvo de la crisis económica y quieren algo nuevo en política. Algo que huela a cambio, sin aparentes riesgos económicos y con la bandera de España bien visible”. (…) “Faltan meses para las elecciones y muchas cosas van a cambiar hasta entonces, pero el partido en el Gobierno se halla en una difícil encrucijada. Si empieza a perder a los electores más fieles, los próximos meses se pueden convertir en un auténtico calvario, con banderas a media asta”. (…) “El partido de orden en estos momentos necesita una imagen: Carles Puigdemont llegando al aeropuerto de Barajas -¿esposado?- bajo custodia de la policía española. Con esa foto, el Partido Alfa es capaz de salir vivo del Barranco del Lobo. ¿La tendrá?”. El artículo es mucho más largo y sesudo, pero lo dejo ahí. Sobre ese artículo de Enric Juliana, también hacía referencia Javier Pérez Royo ayer lunes en eldiario.es bajo el título “La cabra al monte tira”, haciendo alusión a los ministros ‘rezaores’. Señala Pérez Royo que “el Don Guido de Antonio Machado es el arquetipo del ‘rezaor’. Únicamente en Andalucía se podía haber creado esa figura. El ‘rezaor’ es la síntesis de lo que en Andalucía calificamos como una ‘mala persona’, de la que nadie se puede fiar”. Ya lo dice el viejo refrán andaluz: “En la casa del ‘rezaor’ no pongas tu trigo al sol”. Por algo será.

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